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La aportación canaria al desarrollo africano

La aportación canaria al desarrollo africano
Director General

José Segura Clavell

Director general
El Doctor Luis López, Premio Canarias de Cooperación en 2016, con una de las promociones de médicos graduados en la Unizambeze, en Mozambique. Imagen: Kioscoinsular.com
El Doctor Luis López, Premio Canarias de Cooperación en 2016, con una de las promociones de médicos graduados en la Unizambeze, en Mozambique. Imagen: Kioscoinsular.com

Por José Segura Clavell. Un maravilloso proyecto de cooperación de la ULPGC para formar médicos en Mozambique es el paradigma de que la mejor cooperación con África es la que deja sus frutos y forma a sus beneficiarios para que caminen solos y generen impacto real en el terreno.

En esta semana hemos podido leer que un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista International Journal of Environmental Research and Public Health, firmado por el académico Manuel Romero, de la ULPGC, corrobora que la iniciativa de esta universidad canaria para la formación de médicos en Tete y Beira, dos ciudades en una zona remota y deprimida de Mozambique, es un programa de cooperación sostenible y exitoso.

La noticia no nos coge por sorpresa. Casa África viene siguiendo este proyecto desde sus inicios, que se gestó precisamente en una reunión de universidades africanas y españolas que esta institución organizó junto a la ULPGC hace ya once años y en la que el rector de la Unizambeze, una universidad pública mozambiqueña, se cruzó con Luis López Rivero, jefe de Cirugía Torácica del Hospital Insular de Gran Canaria, responsable de Cooperación del Servicio Canario de Salud, docente y profesional comprometido y entusiasta. De este cruce de caminos surgió un proyecto pionero, gracias al que profesionales de la medicina de todos los niveles viajaron desde Gran Canaria a Mozambique y jóvenes sanitarios en formación hicieron el camino inverso para realizar prácticas en los centros hospitalarios del Servicio Canario de Salud en Gran Canaria.

En la actualidad, ya han salido de la Unizambeze cinco promociones, 200 médicos en total, una cifra que se incrementará con la incorporación de otros cien en los próximos cuatro años. Esos médicos mozambiqueños han visitado Casa África, igual que el propio doctor López, en múltiples ocasiones y muestran un compromiso con su tierra y una vocación a prueba de catástrofes. Lo demostraron en 2019, cuando los tifones Idai y Kenneth arrasaron su país y, de paso, destrozaron el Hospital de Beira donde muchos de ellos prestaban servicio. Poco después, cedimos la Casa al proyecto para poder aportar nuestra solidaridad al hospital y, a través de él, a la población mozambiqueña que se encontraba llorando a muertos y desaparecidos en la calle, sin hogar, ni recursos, ni medicamentos y en una situación terriblemente vulnerable, empeorada con epidemias y hambrunas.

Un artículo en Canarias Ahora publicado hace unos días en el que se habla del estudio del profesor Romero da una idea de la extrema necesidad que Tete tiene de estos jóvenes médicos. Su autor, Iván Suárez, explica que son esenciales para poner en pie un sistema de salud muy precario, con apenas 0,03 facultativos y 0,21 enfermeros por cada 1.000 habitantes, en un enclave castigado por enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el SIDA o el cólera, con una alta tasa de mortalidad en los primeros 28 días de vida, con más de la mitad de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza y con más del 40% de los menores de cinco años con malnutrición crónica. La esperanza de vida en la región es de 42 años. Diez niños de cada cien nacidos en Tete no llegan a cumplir cinco años. Un panorama, como ven, muy sombrío y alejado del nuestro.

El doctor López y sus colegas han creado un proyecto que arrancó en el año 2011: urgente, necesario y adaptado a lo que Unizambeze y la región pedían. Desde 2013, recibe fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).  El proyecto de los médicos canarios en Mozambique, llevado con toda modestia y humildad por parte de estos profesores universitarios canarios, es un caso tan paradigmático de la excelencia y la eficiencia en la inversión en cooperación que la AECID lo abrazó, lo apoyó y lo tiene como uno de los proyectos bandera de la cooperación en el continente africano.

El doctor López reflexionaba al respecto que, con el dinero de la cooperación española, lograron 60 titulados locales en dos años, un resultado mucho más interesante y adecuado que tener tres médicos titulados europeos trabajando dos años allí para marcharse y abandonar a la población en la casilla cero, sin cambios en el contexto. “Coste y eficacia que vienen a mostrar que enseñar a pescar es mucho mejor que pescar por otros”, dijo López en una entrevista en El País hace casi cinco años. Frente a la aparente vocación de eternizarse en un tipo de cooperación, que parece que no encuentra la manera de ser sostenible y soltar la mano de los beneficiarios, el doctor López dejó claro que su idea era no resultar imprescindibles. Su deseo, a pesar del amor que tiene al país y a sus estudiantes, es salirse de las fotos que documentan el proceso año tras año y en las que las caras blancas, extranjeras, vayan borrándose poco a poco.

El artículo del profesor Romero estima entre 3.000 y 6.000 euros el coste de la formación universitaria de un médico en Mozambique, dependiendo del número de estudiantes por curso. El doctor López nos cuenta que los profesionales canarios que han viajado al país africano a impartir docencia lo suelen hacer en sus vacaciones o con permisos especiales, sin cobrar y armados con un entusiasmo que en ocasiones no sienten en sus aulas canarias: confiesan que dar clases a un alumnado tan motivado y comprometido les da la vida. La cooperación internacional cubre vuelos y seguros y la Unizambeze se ocupa de alojamiento y manutención. La formación es intensiva y modular e incluye los conocimientos y las especificidades locales. La formación de esos médicos ha ido mudando desde los últimos cursos de la carrera y las prácticas a las especialidades y ahora, a los doctorados y la formación de docentes.

Hace muy pocos días recomendé a unos amigos médicos, que ejercen su profesión en otras islas del Archipiélago canario, que leyesen los numerosos artículos que hablan del proyecto de Mozambique. Soy consciente de que es complicado que toda la ciudadanía esté informada de lo que suceda en África y sepa que existen proyectos canarios de este tipo, pero mi sorpresa fue mayúscula al saber que esta iniciativa es desconocida incluso para médicos con altas responsabilidades en el sistema sanitario canario.

Por ello me he decidido a aportar hoy con este artículo mi granito de arena, a hablarles de esta maravillosa iniciativa, y a lanzar al aire la petición de que ambas universidades canarias, involucradas cada una de ellas en maravillosos proyectos solidarios y de investigación, compartan esfuerzos, que miren juntas hacia África, que entiendan que la puesta en común de iniciativas y proyectos siempre suma, porque en cooperación no se compite.

Desde Casa África, como no puede ser de otra manera, nos ofrecemos a generar un espacio de encuentro en el que todos los agentes de este Archipiélago que cooperan con África puedan presentar sus excelentes iniciativas y, con ello, ayudemos a la creación de redes y al incremento de la eficiencia de todas las acciones. Casa África está abierta a la Universidad, a la sociedad civil, a las oenegés, a la diáspora y la afrodescendencia y a toda la ciudadanía que tiende puentes y crea proyectos para avanzar juntos. Y nuestro impacto en la realidad será, necesariamente, mejor y más fuerte, si sabemos ponernos de acuerdo y avanzar juntos.

 

José Segura Clavell es director general de Casa África.

El artículo fue publicado el 10 de abril de 2021 en Kiosco Insular.

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