Sudáfrica vota el 29 de mayo entre el Congreso Nacional Africano y una oposición fragmentada
La consulta del 29 de mayo se presenta más reñida que en anteriores elecciones por la pérdida de popularidad del Congreso Nacional Africano (CNA), que podría, por primera vez, obtener menos del 50 % de los votos. El desgaste causado por 30 años en el poder, la corrupción y la mala gestión de problemas acuciantes, como la crisis energética, el desempleo y el deterioro de los servicios públicos, han desencantado a parte de sus votantes. No obstante, todavía mantiene una fuerte implantación, gracias al capital político acumulado durante los años de lucha contra el apartheid.
Una encuesta de la empresa Ipsos, realizada en abril, reflejaba esa pérdida de apoyo: el CNA lograría el 40,2 % de los votos. A gran distancia, el principal partido de oposición, Alianza Democrática (AD), obtendría el 21,9 %. En tercer lugar, Luchadores por la Libertad Económica (EFF, por sus siglas en inglés), con el 11,5 %.
En las anteriores elecciones, celebradas en el 2019, el CNA obtuvo el 57 % de los votos, mientras que AD, el 20 %. En escaños, el CNA renovó su mayoría absoluta al conseguir 230 de los 400 que forman la Asamblea Nacional. Alianza Democrática alcanzó 84, mientras que EFF, 44. En cuarto lugar quedó Inkatha, con 14, y en quinto, Freedom Plus, con 10. Una mayoría amplia que le permitió al CNA designar a su cabeza de lista como presidente de la república. En Sudáfrica, la Asamblea Nacional elige, una vez constituida tras las legislativas, al jefe de Estado. En las primeras elecciones, de 1994, en las que el CNA consiguió el 63 % de los votos, fue escogido el carismático Nelson Mandela como presidente. En aquel parlamento, el primero multirracial tras la eliminación del entramado jurídico del apartheid, el CNA gozaba de una mayoría cómoda, de 252 escaños, el triple que el Partido Nacional (82), la formación afrikáner dirigida por Frederik de Klerk, y seis veces más que Inkatha (43), el partido del jefe de los zulúes Mangosutu Buthelezi.
Treinta años después de aquella consulta celebrada en la euforia por la liquidación de un régimen amoral, que atentaba contra la dignidad de África, Sudáfrica debe votar entre el continuismo del Congreso Nacional Africano y una oposición fragmentada, en la que destacan la Alianza Democrática y los Luchadores por la Libertad Económica, antagónicos entre sí.
El CNA pierde fuelle, pero no el suficiente como para que peligre la reelección del sindicalista devenido en empresario de éxito Cyril Ramaphosa en la Presidencia de la República. A pesar de que el desempleo alcanza datos escandalosos (el 33 %; el 7 % entre los blancos y el 40 entre los negros) y la corrupción sigue campando a sus anchas, el CNA mantiene una fuerte implantación entre la comunidad negra. Es el partido que se opuso al apartheid y que pagó su tenacidad con la cárcel, la muerte y el exilio de miles de personas. De aquella generación se recuerda en el exterior a Mandela, pero fueron numerosos los dirigentes que pasaron decenios en las mazmorras de la minoría blanca tan solo por denunciar unas leyes abusivas, que clasificaban a las personas por el color de la piel. Destacan, entre otros, Govan Mbeki, Walter Sisulu, Ahmed Kathrada, Elias Motsoaledi y Andrew Mlangeni.
Sin el carisma de Mandela
Ramaphosa no es Mandela, no tiene su carisma ni puede presentar una biografía de entrega, con 27 años de cárcel, a la causa de la lucha contra el apartheid. No obstante, Ramaphosa representa a un CNA que, pese a la gradual pérdida de votos, cuya expresión dolorosa fue la pérdida de ciudades importantes en las elecciones municipales del 2021, es el partido que representa a aquellos años de humillación de las comunidades no blancas.
A su derecha se sitúa la principal formación opositora, por escaños en la Asamblea Nacional (84) y capacidad de gestión, Alianza Democrática, encabezada por John Steenhuisen. Heredero del Partido Progresista (PP), que fue durante años la única formación en el Parlamento blanco que defendía la abolición del apartheid, AD aboga por la liberalización de la economía y el “no racialismo”, es decir, la supresión de las leyes que favorecen la promoción laboral de la comunidad negra. Gobierna en la provincia del Cabo Occidental desde 2009 y Ciudad del Cabo desde 2006.
La coalición anunciada, la Multi Party Charter (MPC), obtendría un 25 % de los votos, un resultado que tampoco puede inquietar al Congreso Nacional Africano. Forman parte de la coalición, además de Alianza Democrática, Inkatha, ActionSA, Freedom Front Plus, Partido Cristiano Demócrata Africano y otras pequeñas formaciones. En la Asamblea Nacional tienen 112 escaños. Les une la animadversión hacia el CNA, desde posiciones liberales (AD), étnicas (Inkatha) o de extrema derecha, como es el caso de Freedom Front Plus, nostálgico del apartheid. En cuanto a ActionSA, es una escisión en el 2020 de la propia Alianza Demócrata. Su líder es Herman Mashaba, alcalde de Johannesburgo.
El partido de Jacob Zuma
A la izquierda, se consolida Luchadores por la Libertad Económica, la formación creada por Julius Malema en 2013. Malema defiende una vía radical, marxista leninista y panafricanista, y la reforma agraria para acabar con la desigualdad social. Cuenta en la Asamblea con 10 escaños. Su principal amenaza no es tanto el CNA, sino el partido creado por otro disidente, Jacob Zuma, quien fuera presidente sudafricano entre 2009 y 2018. Zuma, obligado a dejar la presidencia por Ramaphosa por varios casos de corrupción, creó a finales del año pasado Umkhonto we Sizwe (MK), que toma el nombre del ala militar del Congreso Nacional Africano, activa durante el apartheid. Ipsos le da el 8 % de los votos, en gran parte en la provincia de Kwazulu Natal, de donde es originario Zuma. Podría obtener, según la empresa de demoscopia, un buen resultado gracias a la migración de votantes de la formación de Malema.
En la consulta del día 29 también se votan las asambleas provinciales. Sudáfrica tiene nueve provincias, todas gobernadas por el CNA desde las primeras elecciones, con excepción del Cabo Occidental, cuyo jefe de Gobierno, Alan Winde, pertenece a Alianza Democrática. Winde sustituyó en las elecciones del 2019 a Helen Zille, jefa de Gobierno desde el 2009. En el Cabo Occidental vive una importante comunidad blanca y gran parte de los que durante el apartheid fueron calificados como coloured (mestizos), reacios a votar al CNA.
Artículo redactado por Antoni Castel.