Dos países africanos, Botsuana y Mauricio, han dado un ejemplo de respeto a la voluntad de los electores al reconocer el partido en el poder su derrota en las elecciones legislativas. Una decisión que no ha tenido mucha repercusión en el exterior quizás por el desinterés por lo que ocurre en África y más cuando no hay violencia de por medio, sino alternancia política, en suma, normalidad democrática.
En Botsuana, el Botswana Democratic Party (BDP), la formación en el poder desde la independencia, en 1966, fue superada ampliamente por la alianza opositora Umbrella for Democratic Change (UDC) en las elecciones legislativas celebradas el 30 de octubre. La UDC, que presentaba al abogado Duma Boko como candidato a la presidencia, obtuvo 36 escaños, un resultado espectacular, que le asegura una mayoría absoluta en un Parlamento formado por 69 diputados.
El desastre electoral del BDP, que hasta entonces había ganado en las 11 elecciones que se habían celebrado desde la independencia, es contundente: tan solo consiguió 4 escaños, 34 menos que en la anterior consulta de 2019. Una derrota sin paliativos para su candidato, Mokgweetsi Masisi, presidente desde 2018, cuya consigna de campaña estaba basada en “el cambio”. No obstante, a los electores les sedujo más el programa de Boko, un respetado defensor de los derechos humanos con estudios de leyes en la Universidad de Harvard, que prometía una nueva política económica y la creación de unos 450.000 puestos de trabajo en los próximos cinco años. El desempleo alcanza el 25%, un porcentaje que es muy superior entre los jóvenes, según el Banco Mundial.
Crisis del diamante
La economía de Botsuana se enfrenta a la crisis de la industria del diamante, su principal producto de exportación. El país es el segundo productor mundial después de Rusia. Una crisis causada por la entrada en el mercado mundial de los diamantes sintéticos, en su mayoría producidos en China, cada vez más aceptados por la industria. En Botsuana, las exportaciones de diamantes han bajado el 49% en el primer semestre del año. Los diamantes son explotados por Debswana, una empresa participada por el gigante del sector De Beers, propiedad de Anglo American, y el Estado botsuano.
Al frente de la oposición, el presidente Boko se encontrará a Dumelang Saleshando, principal dirigente del Botswana Congress Party (BCP), que obtuvo 15 escaños. Saleshando tomó las riendas de la formación al dimitir su padre, Gileon, en 2010.
Para consuelo de Masisi, la formación rival, el Botswana Patriotic Front (BPF), consiguió tan solo 5 diputados. Encabezada por Mephato Reatile, el BPF fue creado por el expresidente Ian Khama poco antes de las elecciones del 2019.
Enfrentado a Masisi, quien le había sustituido en la presidencia de la república, Khama dejó su formación, el BDP, para crear un partido que no ha logrado protagonismo en la vida política botsuana. Después de permanecer durante tres años en Suráfrica, Khama regresó en septiembre a Gaborone para comparecer ante los tribunales, acusado de corrupción, cargos que niega. Khama, presidente entre 2008 y 2018, es hijo del padre de la nación, Seretse Khama, jefe tradicional de los tsuana, fundador del BDP y primer presidente de Botsuana. Como primer ministro del protectorado de Bechuanalandia, Seretse Khama negoció con el Reino Unido la independencia, alcanzada en septiembre de 1966. Fue presidente hasta el año 1980.
Derrota de Pravind Jugnauth en Mauricio
En el Índico, en Mauricio, la formación en el poder también fue derrotada por la oposición. Y al igual que en Botsuana, admitió la derrota. En las legislativas, celebradas el 10 de noviembre, la coalición Alianza del Cambio (AdC), encabezada por el exprimer ministro laborista Navin Ramgoolam, obtuvo una mayoría aplastante de 60 escaños de los 62 en liza. Los dos restantes fueron a parar a la Alianza Lepep, dirigida por el primer ministro socialista Pravind Jugnauth, que en las elecciones del 2019 había obtenido 40 diputados.
Tanto Ramgoolam como Jugnauth forman parte de familias que han dominado la vida política de Mauricio desde la independencia del Reino Unido, en 1968. Navin Ramgoolam, de 77 años, médico, fue primer ministro en dos ocasiones anteriores (1995-2000 y 2005-2014). Es hijo del padre de la nación, Seewoosagur Ramgoolam, primer ministro desde la independencia hasta el año 1982. En cuanto a Pravind Jugnauth, es hijo de Anerood Jugnauth, quien fue primer ministro en tres ocasiones (1982-1995; 2000-2003 y 2014-2017) y presidente de Mauricio (2003-2012).
Acuerdo con el Reino Unido por Chagos
A pesar de que presentaba en su haber el logro de un acuerdo con el Reino Unido acerca de la soberanía de las islas Chagos, Jugnauth fue penalizado por el caso de las escuchas ilegales y el aumento del coste de la vida. En una de las democracias más estables de África, situada en los primeros lugares en los índices de gobernanza, causó consternación la filtración a los medios de comunicación y redes sociales de escuchas de conversaciones telefónicas realizadas a políticos, periodistas y diplomáticos. Un escándalo que provocó detenciones y el bloqueo de las redes sociales desde el 1 al 10 de noviembre, la jornada electoral.
Reclamadas durante más de cincuenta años, las islas Chagos formarán parte de Mauricio tras el acuerdo firmado entre los gobiernos británico y mauriciano principios de octubre. Se pone fin a medias a una injusticia, un caso de abuso colonial, en el que se obligó a miles de personas, los chagosianos, a abandonar su tierra para instalar una base militar en la isla de Diego García, alquilada por el Reino Unido a los Estados Unidos. El contencioso, en el que Mauricio contaba con el apoyo de los países africanos y la Asamblea General de las Naciones Unidas y una sentencia favorable del Tribunal Internacional de Justicia, comenzó en 1968 cuando el Gobierno británico separó a Chagos de Mauricio, al que concedió la independencia. Chagos, integrado por atolones e islotes, pasó a formar parte del Territorio Británico de Océano Índico (BIOT, por sus siglas en inglés).
No obstante, el acuerdo no prevé el retorno de los chagosianos y sus descendientes a la isla de Diego García, cuya base será usada por los Estados Unidos durante 99 años más. Expulsados de su isla, entre 1965 y 1973, los chagosianos, que viven en su mayoría en Seycheles, Mauricio y el Reino Unido, han rechazado un acuerdo sin su participación que los denigra de nuevo.