Paula es hoy una joven estudiante de veterinaria de 21 años. Siempre ha sido una aventurera. Por eso, cuando le llamaron en 2011 confirmándole que podría viajar con el equipo de África Andando, todos sus pensamientos se concentraron en uno: se iba a Senegal. Solo podía pensar en eso.
África Andando es un programa educativo creado en Canarias en 2009 y orientado para jóvenes que se desarrolla a través de expediciones a países africanos para reforzar los valores de la convivencia y la interculturalidad, además de estrechar los lazos de amistad, conocimiento y cooperación entre Canarias y África.
De esta forma, una Paula de 17 años se embarcaba en la aventura que nunca olvidaría. «La gente me decía: ¿qué esperas? Yo respondía que no esperaba nada y allí me encontré con todo. Poco a poco, mediante las actividades que hacíamos, lo que veía y lo que hablaba con los propios africanos, fui entendiendo que realmente estaba equivocada: el mundo no eran solo mis cuatro paredes sino que era enorme», explicaba la estudiante.
Con su llegada a Senegal, la estudiante quedó sorprendida con la realidad africana. Notaba un ambiente de unificación entre sus gentes y los expedicionarios que viajaron con el proyecto. En seguida, los prejuicios sobre el continente vecino desaparecieron de su mente y un interés por conocer las historias de la gente empezó a prosperar. Como ella denomina, había pasado de su «zona de confort» a la «zona de aprendizaje». Estaba descubriendo una nueva realidad ajena a todo lo que había experimentado.
Por medio de diversas actividades y talleres del programa, Paula tuvo la oportunidad de conocer a un compañero senegalés con el que compartía las mismas cualidades y en igual orden; que previamente habían apuntado en unos papeles ajenos del uno al otro. Esta anécdota le hizo reflexionar sobre cómo las personas pueden ser tan parecidas a pesar de vivir en puntos tan diferentes del planeta. Se sentía totalmente integrada.
«Cuando llegué de Senegal, fue duro porque tuve que aceptar mi nueva personalidad. Vienes con otros ojos, con otras ideas, estas súper explosivo; y tienes que aprender a focalizar tu energía y la nueva visión que tienes sobre el mundo», añadía.
Su primer encuentro con el continente negro le aportó muchas cosas: amistad, cooperación, conocimiento, valores y un pensamiento remodelado. Su experiencia fue muy positiva y quedó enamorada de África, por lo que su andadura no terminaría aquí.
Años después de aquel viaje, la estudiante sigue recordando la experiencia con notable emoción y felicidad. Fue una vivencia única. Pero para Paula, este había sido solo el principio. Después de su vivencia en Senegal, su pasión por África se expandió enormemente: «Lo difícil es mantener el sueño con la misma intensidad del primer día», afirmaba.
Por ello, siguió informándose sobre el continente y con una beca de voluntariado del CUCID de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, tuvo la oportunidad de volver; pero esta vez a Tanzania. «Fue una experiencia maravillosa, fue como reencontrarse con un gran amor», recordaba con cariño la joven.
De esta manera, de la «zona de aprendizaje», la estudiante pasó a situarse en una «zona de pánico», debido al miedo a viajar sola. Sin embargo, enseguida saltó esta fase, situándose así en la «zona mágica»: «Nunca vi tristeza. Los niños me perseguían por la calle», exteriorizaba.
Otra experiencia nueva que se sumaba a la vida de la joven, en donde el intercambio de culturas y la cooperación adquirieron un mayor significado. Durante el tiempo que estuvo en Tanzania, Paula se localizó en un orfanato y pudo visualizar otras realidades diferentes a las del viaje a Senegal. En Tanzania, pudo colaborar de manera más directa. «Reunimos el dinero que traíamos para comprar souvenirs y lo utilizamos para construir una habitación para los niños del orfanato que se encontraban en duras condiciones», revela la expedicionaria.
Con su vuelta a Canarias, Paula estaba y sigue estando segura de una cosa: «Lo que quiero realmente es enfocar mi vida a esto, a lo que es la cooperación, y esto lo he logrado a través de los nuevos ojos que me ha dado África Andando. Me han abierto los ojos a un mundo increíble, a entender la vida desde otro punto de vista».
Sin duda, estas experiencias le han otorgado a la joven una visión de la realidad diferente así como una potencial capacidad de compromiso con el continente africano, tratando de enfatizar la importancia de un desarrollo y cooperación a largo plazo y contribuir directamente con ello: «Ver el efecto que he tenido en estos lugares me llena de orgullo», señalaba en referencia a la habitación del orfanato.
Aquella aventurera y emocionada expedicionaria que viajó por primera vez a África sigue presente en la personalidad de Paula: «África es mil cosas, mil sabores, picantes y dulces; es mil olores». Por ello, cuando le preguntaban por volver al continente vecino, respondía: «Volver a África es una promesa constante».
[box]Momentos de África Andando es el nombre que recibe la muestra fotográfica que recoge 30 imágenes que retratan las diferentes expediciones del programa que se han realizado y cuyo autor es Eduardo J. Castro. La exposición puede verse en la Sala Sahel de Casa África hasta el próximo 30 de abril.[/box]
Reportaje realizado por Paula Socorro, alumna en prácticas de la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Laguna en el Área de Medios de Comunicación de Casa África.
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