Por Travis Lupick (Vancouver). Alentadas por el éxito cosechado en las minas y arenas petrolíferas de su país, las compañías canadienses se están fijando cada vez más en África. El Gobierno nacional, mientras tanto, está asegurándose de que la ayuda exterior y las actividades del sector privado se beneficien mutuamente.
Después de varias décadas perfeccionando sus habilidades en casa, las empresas mineras de Canadá están hoy en día en auge. Toronto se ha establecido como uno de los primeros centros de financiación para las empresas de exploración minera en África.
Los intereses del petróleo y el gas natural canadiense en África son pequeños pero en aumento y las empresas canadienses se están haciendo con contratos de gestión de infraestructuras. Si China tiene que animar a sus compañías para que busquen recursos naturales fuera de sus fronteras, las firmas canadienses no han tenido que esperar al cambio de la política de su Gobierno para empezar a invertir en África. “Canadá es un inversor exterior bastante importante”, afirma Pierre Gratton, presidente y director ejecutivo de la Asociación de Minería de Canadá. “Somos uno de los principales actores en el continente.”
Según el ministerio de Recursos Naturales de Canadá, en 2011 había 155 compañías canadienses con un conjunto de activos mineros de más de 31.600 millones de dólares canadienses (30.500 millones de dólares americanos) y operaciones en 39 países de África. Esta cifra supone una notable mejora con respecto a los 26.900 millones de dólares americanos de 2010. Esta actividad privada no significa que el Gobierno haya estado inactivo. El primer ministro conservador, Stephen Harper, ha negociado acuerdos de promoción y protección de inversiones con varios países, incluyendo Benín, Camerún, Malí, Nigeria, Senegal, Tanzania y Zambia.
En la cumbre del G8 de Gleneagles (Escocia) de 2005, Canadá se comprometió a doblar su presupuesto anual de ayuda a África. Cumplió ese compromiso en 2008 y 2009, y desde entonces lo ha mejorado. En 2011 y 2012, la ayuda al continente alcanzó los 2.400 millones de dólares canadienses. Pero, abiertamente escéptico sobre la ayuda internacional, su Gobierno ha sido objeto tanto de alabanzas como de críticas por la forma en la que ha entrelazado el desarrollo internacional con la política exterior y los intereses del sector privado.
En marzo de 2013, el Gobierno de Canadá transformó la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA), el instrumento gubernamental responsable de la ayuda internacional, en el Departamento de Asuntos Exteriores, Comercio y Desarrollo. “Imaginen el escándalo que se habría producido si Barack Obama hubiera echado el cierre a USAID”, destacó un antiguo dirigente de la CIDA.
Puliendo la imagen exterior
Los grupos del sector privado han aplaudido el nuevo marco institucional. “Creo que vamos más allá de la ayuda”, comenta Lucien Bradet, presidente del Comité Canadiense para África (CCA).
“Esa es la razón por la que debemos ser más estratégicos en nuestro planteamiento”. Sin embargo, Stephen Brown, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Ottawa, ha criticado recientemente la iniciativa del Gobierno de Harper sobre la organización del desarrollo, que incluye políticas diseñadas para que los dólares destinados a la ayuda exterior acaben financiando los programas de formación de las compañías mineras canadienses. “No hace nada para mejorar la eficacia de la ayuda”, apunta Brown. “Se trata en realidad de rehabilitar la imagen de las empresas mineras canadienses, distraer la atención pública de sus prácticas y transformar su imagen de extractores de recursos a actores humanitarios”. Brown señala que en los veinte países prioritarios de la CIDA se encuentran las doce mayores reservas mundiales de seis de los más importantes metales.
La Bolsa de Toronto (TSX) y su rama ‘TSX Venture Exchange’ para las empresas de capital riesgo son los principales objetivos para recaudar financiación para la exploración minera internacional. Durante los primeros nueve meses de 2012, el 89 % de toda la financiación de capital social en empresas mineras se concentró en esos mercados, según un informe de la TSX de diciembre de 2012. Bruce Shapiro, presidente de MineAfrica, una compañía de marketing de Toronto, afirma que hay un cierto apetito por el riesgo porque “la gente está acostumbrada a la minería y a los riesgo que ésta conlleva”.
Falta de transparencia
Algunas empresas africanas intentan registrarse en Canadá debido a la falta de liquidez que padecen en el continente. Oando Energy Resources, una de las principales compañías nigerianas de gas y petróleo, empezó a operar en la TSX en julio de 2012. La sudafricana Delrand Resources, que tiene minas de diamantes en la República Democrática del Congo, y Rockwell Diamonds, en el mismo sector pero en Sudáfrica, se registraron ambas en la TSX en 2008.
Hay un cúmulo de factores, incluyendo regímenes fiscales favorables y acuerdos de inversión, que hacen de Canadá una base ventajosa para una compañía minera. En marzo de 2013, el gobierno federal extendió un crédito fiscal del 15% a la exploración minera que debía haber concluido para esa fecha. Otras empresas menores involucradas en la exploración internacional celebraron la decisión.
Sin embargo, Mining Watch Canada, un grupo independiente de vigilancia del sector minero, advierte de que hay muy pocas leyes que regulen la conducta de las empresas canadienses que operan en otros países. “En muchos casos, los gobiernos locales simplemente carecen de la capacidad necesaria”, comenta Jamie Kneen, coordinador de Mining Watch. “Existen riesgos serios para el medio ambiente y la salud de las comunidades cercanas”.
[quote float=”right”]Endeavour Mining – Mali (oro)
La inestabilidad política no ha frenado las operaciones de Endeavour Mining en el oeste de Mali. La mina de Tabakoto produjo 110.301 onzas de oro en 2012 y se estima que su producción hasta las 135.000-150.000 onzas en 2013.
Allana Potash – Etiopía (potasa)
Allana tiene previsto obtener 642 millones de dólares americanos en inversiones en bienes de capital de cuatro proyectos de potasa en el noreste de Etiopía. La empresa espera hacer buena su inversión en solo tres años, con un ritmo de producción estimado en un millón de toneladas al año de potasa, un mineral de base de potasio usado en los fertilizantes.
First Quantum Minerals – Zambia (cobre)
La mina que First Quantum Minerals abrió en Kansanshi en 2005 ha sido ampliada desde entonces hasta convertirse en la primera mina de cobre del continente. Se espera que nuevos proyectos aumenten su producción de 340.000 toneladas de cobre al año a 400.000 para 2015.
Platinum Group Metal – Sudáfrica (platino)
Se estima que el complejo sudafricano de Bushveld contiene el 90 % de las reservas mundiales de platino. El proyecto de Platinum Group Metals en la región no entrará en fase productiva hasta 2015. El 74 % de los derechos está en manos de la empresa canadienses y Wesizwe Platinum posee un 24 %.
Sherritt International – Madagascar (níquel)
La mina a cielo abierto que Sherritt International tiene en Ambatovy, situada a 80 km al este de Antananarivo entró en operaciones en 2012. Tiene una capacidad anual de 60.000 toneladas de níquel y 5.600 toneladas de cobalto. Cuenta con una esperanza de vida de 27 años.[/quote]
Pero una reciente sentencia judicial puede cambiar la dinámica legal para las compañías que operan a nivel internacional. El pasado 22 de julio, un tribunal provincial decidió que una demanda contra Hudbay Minerals por abusos contra los derechos humanos en Guatemala sería admitida a juicio en Canadá.
Los inversores internacionales, incluyendo los planes de pensiones y las compañías de gestión de activos internacionales, están presionando a Harper para que cumpla el compromiso contraído en la cumbre del G8, en junio, de exigir una mayor transparencia a las compañías extractoras registradas en Canadá.
Mientras que la legislación Dodd-Frank de EE.UU. y las directivas de responsabilidad y transparencia de la Unión Europea han presionado a las empresas para que den a conocer los pagos realizados a favor de los gobiernos, Canadá carece de leyes similares. Por ahora, las operaciones petroleras canadienses llevadas a cabo por empresas como Canadian Resources y Sunco Energy en el Norte y el Oeste de África han permanecido en su mayor parte inadvertidas.
Sin embargo, los descubrimientos de la compañía exploradora Africa Oil Corporation en Kenia y Etiopía han despertado la fiebre del petróleo en África Oriental. En septiembre, la compañía revisó al alza la estimación del contingente de reservas petroleras en la cuenca del Lokichar Sur en Kenia, donde opera con la firma irlandesa Tullow, hasta los 368 millones de barriles después de un análisis independiente.
Además de los recursos naturales, el sector servicios y de formación es uno de los más exitosos para las empresas canadienses. “No exportamos muchos bienes, pero exportamos mucho conocimiento experto”, dice Bradet de la CCA. “Diría que todas las principales empresas canadienses de ingeniería están presentes en África”.
El presidente y director ejecutivo de CRC Sogema, Michel Côté, celebra que el software financiero y de información de sistemas SIGTAS de su empresa está ya en las computadoras de ocho gobiernos africanos. Hoy día, la compañía de Quebec está desarrollando sistemas de gestión de impuestos en Nigeria, Senegal y Argelia. “Nigeria pasará ahora a gestionar sus impuestos federales mediante nuestros sistemas”. “El bilingüismo es una ventaja, desde luego, porque, para una compañía como nosotros, nos permite ofertar en Nigeria lo que ofertamos en Senegal”, apunta.
Yet Peter Kieran, presidente y director ejecutivo de CPCS Transcom, quiere que el Gobierno canadiense actúe más como China: “El Gobierno chino desempeña un papel tan fuerte de coordinación que sus compañías son capaces de ofrecer proyectos que van del diseño conceptual a la financiación, la ingeniería y la construcción”.
CPCS Transcom está involucrada en la privatización de la red eléctrica de Nigeria como el principal asesor de la transacción para la privatización de las compañías de generación y distribución. La compañía participa también en la planificación del ferrocarril en la Comunidad de África Oriental .
Trajes y sandalias
David Baron, director ejecutivo de Cowater International, una empresa consultora de Ottawa, afirma que las compañías canadienses están retrasadas respecto a sus homólogas australianas y americanas cuando se trata de actuar como impulsoras del desarrollo. Baron señala que el modelo de negocio de Cowater se compone de proyectos llamados “trajes” y “sandalias”. Un nuevo proyecto “traje” de alto nivel en Malawi —ayudando al gobierno a desarrollar sistemas de auditoría interna— aportará, se espera, un beneficio importante. Mientras tanto, un proyecto “sandalia” que proveerá de agua e instalaciones sanitarias al norte de Mozambique supondrá beneficios menores para la compañía.
Por ahora, los volúmenes de negocio van por detrás de la inversión. El ministro canadiense de Comercio, Ed Fast, advierte de que el país no está buscando fortalecer significativamente sus lazos comerciales por ahora. “Nos gustaría establecer una posición en África con respecto al comercio”, asegura. “Pero ahora mismo, la mayor parte de nuestra atención se centra en el frente de la inversión”.
Travis Lupick es un periodista canadiense con amplia experiencia en África Occidental y publica en The Africa Report, entre otros medios de comunicación. Puedes consultar el artículo original en inglés aquí, publicado en The Africa Report el 25 de noviembre de 2013.
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