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Cómo el Tratado de Libre Comercio de África reduciría el impacto del COVID-19 en el continente

Cómo el Tratado de Libre Comercio de África reduciría el impacto del COVID-19 en el continente
El puerto de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Una vez que el AfCFTA esté en vigor, se espera que el comercio intraafricano crezca un 33%. Imagen de Peter Scholten en Unsplash
El puerto de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Una vez que el AfCFTA esté en vigor, se espera que el comercio intraafricano crezca un 33%. Imagen de Peter Scholten en Unsplash

George Boateng

Analista de investigación del Centro Africano para la Transformación Económica
El puerto de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Una vez que el AfCFTA esté en vigor, se espera que el comercio intraafricano crezca un 33%. Imagen de Peter Scholten en Unsplash
El puerto de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Una vez que el AfCFTA esté en vigor, se espera que el comercio intraafricano crezca un 33%. Imagen de Peter Scholten en Unsplash

Por Beatrice Oforiwaa y George Boaten. El 30 de junio era el día en que la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) iba a comenzar a funcionar. Una vez que se implemente plenamente, el acuerdo AfCFTA será el mayor acuerdo comercial del mundo, en cuanto a número de países participantes, desde la creación de la Organización Mundial del Comercio en 1994.

Las economías africanas han estado tradicionalmente fragmentadas y han carecido de la escala necesaria para competir a nivel mundial, lo que ha dado lugar a la persecución de la integración de los mercados, en concreto hacia un mercado único en el continente africano.

Un vehículo para la transformación económica

El acuerdo AfCFTA está formado por 54 países africanos que se han fusionado en un mercado único de 1.300 millones de personas. Este recurso, con el interés de mejorar los intercambios sostenibles, podría crear un bloque económico con un PIB combinado de 3,4 billones de dólares. Una vez establecido, se prevé que el comercio intraafricano crezca un 33% y que el déficit comercial total de África se reduzca a la mitad. Además, el AfCFTA podría generar un gasto combinado de consumidores y empresas de 6,7 billones de dólares para 2030, según la Fundación Mo Ibrahim.

El AfCFTA no es simplemente un acuerdo de libre comercio; es un vehículo para la transformación económica de África. A través de sus diversos protocolos, facilitaría la circulación de personas y bienes, inversión, favorecería la competitividad y la propiedad intelectual.

Una vez entre en vigor la Zona de Libre Comercio Continental Africana y se aplique plenamente, el acuerdo AfCFTA será la mayor fuente de comercio, competencia, inversión y propiedad intelectual.

Se esperaba que el acuerdo entrara en vigor el 1 de julio de 2020, pero se ha aplazado debido a la pandemia de COVID-19, que ha paralizado bruscamente todas las negociaciones en curso. El secretario general del AfCFTA, Wamkele Mene, declaró a finales de abril que lo responsable era evitar distraer a los líderes durante la pandemia y, confía que el acuerdo se llevaría a cabo en última instancia. La celebración de una cumbre de la Unión Africana para ultimar las concesiones arancelarias en mayo se ha aplazado hasta diciembre de 2020, lo que retrasa aún más la fecha de inicio del AfCFTA.

El impacto del COVID-19

El nuevo virus está ejerciendo presión sobre los sistemas de salud, la educación, la aviación, la cultura, el comercio y los medios de subsistencia de los africanos, así como sobre los sectores público y privado del continente, en medio de  bloqueos, asfixiando las fuentes de ingresos.

El Fondo Monetario Internacional ha revisado su pronóstico de crecimiento del PIB para el continente de un 5,1% antes de la pandemia a un -1,6%. De manera similar, el Banco Mundial ha pronosticado una disminución similar del 2,4% en 2019 a entre -2,1 y -5,1% en 2020. Por un lado, la mortalidad por la pandemia ha sido muy baja en comparación con otras naciones, pero el impacto económico será enorme. Estos informes señalan la primera recesión en la región en los últimos 25 años.

Los países deben enmendar sus planes de aplicación del AfCFTA para incluir formas inteligentes e innovadoras que se puedan adaptar a la nueva normalidad.

Sin embargo, existe una amplia oportunidad de acelerar la recuperación económica. El aumento del comercio intraafricano puede aliviar la presión creada por la pandemia. Esto es cada vez más importante, ya que la restricción del comercio mundial de bienes vitales, como los productos farmacéuticos y los alimentos, se hace esencial en la lucha contra el COVID-19.

Aprovechar la oportunidad que se nos ofrece

Es necesario un cambio transformador centrado en la innovación y la tecnología para hacer cumplir las decisiones audaces que podrían ayudar a los africanos y redefinir la integración del mercado con el transcurso del tiempo. Ha llegado el momento de que África adopte medidas inmediatas contra viento y marea. El cambio de paradigma de las actitudes para aprovechar las oportunidades que presenta la nueva normalidad debe estar a la vanguardia de la aplicación del AfCFTA.

Además, han vuelto los cierres de fronteras, que recuerdan a los africanos su amenaza para el crecimiento económico. Permitir que se ponga en marcha la AfCFTA, incluso a pesar de la pandemia, enviaría señales claras a los escépticos de que África puede estar alejándose gradualmente de los fallos institucionales que a menudo asfixian sus acuerdos y protocolos comerciales.

Como medida inmediata, los países deben modificar sus planes de aplicación del AfCFTA para incluir formas inteligentes e innovadoras que abarquen la nueva normalidad. Se requerirá un gran esfuerzo, pero los dirigentes deben seguir adelante con el AfCFTA, centrándose en formas tecnológicamente inteligentes de maximizar los beneficios que puedan obtenerse. Esto enviará una fuerte señal al resto del mundo de que los líderes africanos han dejado atrás la mera firma de acuerdos y protocolos que no tienen intención de respetar.

George Boateng, Gerente del Centro Africano para la Transformación Económica y Beatrice Oforiwaa Dankyi, Doctorando en la Universidad de Ghana​

Artículo publicado originalmente en inglés por Brink y traducido al español por Ana Cárdenes.

 

 

 

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