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El fútbol femenino en Mauritania no se detiene

El fútbol femenino en Mauritania no se detiene
Fatou Diop, capitana del equipo nacional de fútbol femenino, entrenando antes de un partido. Imagen: ©Ana López

Ana López García

Periodista freelance
La entrenadora Slemha Sidahmed en un banquillo de un campo de fútbol en Nuakchot. Imagen: ©Ana López

Desde que el fútbol femenino se profesionalizó en Mauritania en 2016, los logros de las mujeres que trabajan en este sector como árbitras, jugadoras o entrenadoras no han cesado. La pasión por este deporte entre las más jóvenes ya no es un tema tabú en las grandes ciudades y cada vez más niñas quieren entrenar.

En 2024, se cumplen cinco años desde que nació el equipo nacional de fútbol femenino en Mauritania. La creación de este equipo permitió a las atletas poder jugar profesionalmente tanto a nivel nacional como internacional.

Fatou Diop, pionera del fútbol femenino en Mauritania.

Fatou Diop es una jugadora que está consiguiendo inspirar a miles de chicas en este país enclavado en el Sahel, gracias a su determinación y a sus habilidades con el balón. En 2019, fue la primera mujer en ser fichada a nivel profesional por un club de fútbol extranjero y la primera mujer en Mauritania que marcó un gol a nivel internacional.

Con su pantalón corto, camiseta de manga corta y botas de fútbol, Fatou está lista para competir. Nada más salir al campo, la jugadora desprende una fuerza sin igual en el terreno de juego. Es la capitana del equipo nacional mauritano y una estrella en el fútbol femenino del país desde que fue fichada por el equipo Assa Zag en Marruecos.

Empezó a jugar al fútbol a los seis años junto a sus hermanos. De origen humilde, practicaba en las calles de la capital sin pensar que un día llegaría a poder vivir de su pasión. “Es muy duro jugar a nivel profesional aquí”, asegura con un aire de tristeza. “Afortunadamente, vengo de una familia muy deportista. Mi madre era jugadora de baloncesto. Algunas veces iba a otro barrio y al salir a la calle me decían: eso es un hombre o una mujer, por mi comportamiento como me visto y todo eso… Ahora todo el mundo lo sabe y ya no tengo problemas”.

En la República Islámica de Mauritania, las mujeres siguen la doctrina islámica que no permite a las mujeres mostrar ni los hombros ni las piernas. Debido a ello, ver a mujeres correr en pantalón corto delante de un estadio con hombres, sigue siendo algo extraordinario.

La falta de profesionalización del fútbol en su país hizo que Fatou quisiera migrar a España en patera para poder jugar en algún equipo español. Finalmente, su familia y compañeras de fútbol la convencieron para que no lo hiciera por el riesgo que ello conllevaba. Le aconsejaron seguir entrenando en Mauritania y, en 2019, finalmente consiguió su sueño de poder jugar a nivel profesional. “Siempre he querido jugar, ser una gran futbolista y hacer de ello mi profesión”.

En este país, solo un 26 % de las mujeres trabajan y la mayor parte de ellas, el 76 %, lo hace en el empleo informal. Hacer del fútbol una profesión digna de la cual puedan vivir las mauritanas es un sueño que solo una pocas han conseguido cumplir. “Desearía que las mujeres (en el fútbol) tuviesen los mismos salarios y condiciones que los hombres, es todo lo que deseo”, afirma Fatou. El contrato de fútbol profesional de Fatou es un hecho histórico que ha permitido avanzar a las mujeres en un sector donde incluso los jugadores mauritanos tienen dificultades para obtener un contrato profesional y poder vivir de este deporte.

Las jóvenes promesas mauritanas han de enfrentarse no solo a la tradición que les impone una serie de normas sobre la vestimenta o el rol de la mujer en la sociedad, sino también a las dificultades económicas y administrativas de jugar al fútbol.

La falta de infraestructuras y medios, así como el precio elevado para las familias más pobres que no pueden pagar a sus hijas el alquiler de un terreno profesional con césped, porterías, etc., hace que sea difícil desde el principio profesionalizar el fútbol. Según Naciones Unidas, la pobreza afecta al 58,4 % de la población mauritana y se ceba con mayor severidad en las mujeres y en las niñas.

Asimismo, muchas de las jugadoras de fútbol han tenido problemas cuando han querido viajar para disputar un partido, ya que no tenían ningún tipo de documentación oficial y han tenido que hacer los papeles rápidamente siendo ya adolescentes o mayores de edad. Solo un 45 % de los niños y niñas menores de 5 años están inscritos en el registro civil en Mauritania.

En la actualidad, la mayoría de los equipos femeninos existentes son muy jóvenes y las mujeres adultas que juegan al fútbol siguen siendo minoritarias. Una de las razones es que el 39 % de las mujeres se casan antes de los 18 años, frente al 2 % de los varones, según el informe Gender Gap de Naciones Unidas de 2021. En un país tradicional como Mauritania, casarse sigue significando dejar de trabajar o estudiar y dedicarse a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Además de la tradición, el Código del Estatuto Personal (equivalente al código civil español) establece al marido como el tutor de la mujer y los hijos, por lo que el varón puede decidir sobre la mujer en todo momento. Así, si el esposo no quiere que su mujer juegue al fútbol, esta deberá dejar este deporte. Así, la profesionalización del fútbol es complicada, ya que una gran parte de las niñas que juegan al fútbol se casará temprano. La realidad en las grandes ciudades es muy diferente de las zonas rurales conservadoras. La mayoría de los equipos femeninos se encuentran en la capital y en la segunda ciudad del país, Nuadibú.

La profesionalización del fútbol también se ha dado con la formación oficial de entrenadoras y árbitras.

Slemha Sidahmed fue la primera capitana del equipo nacional. Cuando se lesionó en 2019 y vio que no podría jugar más, decidió formarse como entrenadora. “Que los hombres acepten que les entrenen mujeres es algo muy difícil”. Es muy difícil entrenar (a equipos de fútbol) siendo mujer, pero es mi sueño, es lo que me gusta”, proclama con una sonrisa. La Federación de Fútbol femenino está formando desde 2019 a árbitras y entrenadoras profesionales al mismo nivel que los hombres. Slemha entrena tanto a chicos como a chicas.

Oumou Kane, la primera directora de la Federación de Fútbol femenino en Mauritania.

Oumou Kane en su despacho de la Federación de Fútbol femenino en Mauritania. Imagen: ©Ana López

La directora empezó su batalla por los derechos de las mujeres cuando sufrió en sus propias carnes las restricciones a las que se ven sometidas las mujeres en Mauritania. Estaba decidida a luchar por sus derechos, aunque ello implicase contradecir a su núcleo más cercano. En una familia tradicional, donde ninguna mujer había viajado antes para estudiar, Oumou decidió perseguir sus sueños y convencer a su familia de que una mujer podía viajar y estudiar sola. Unas décadas después, la directora continúa luchando por los derechos de las mujeres. Gracias a su entusiasmo y esfuerzo, desde que aceptó el puesto de directora de la Federación de Fútbol femenino en 2016 se han conseguido victorias impensables en la profesionalización del fútbol femenino.

“La Federación ha permitido formalizar el fútbol femenino en Mauritania gracias a la creación de equipos y campeonatos en los barrios. Damos los equipamientos necesarios para jugar y buscamos en los equipos de los barrios a jugadoras a las que podamos profesionalizar para que jueguen en el equipo nacional”.

Oumou solo tiene elogios para las jugadoras y entrenadoras. “Actualmente, hay más de 500 jugadoras solo en Nuakchot”, proclama con orgullo. Sabe que, gracias al trabajo de las chicas y su fuerza de voluntad, finalmente han conseguido dejar atrás los tabús y avanzar hacia los sueños de igualdad de las jóvenes en el deporte.

Artículo redactado por Ana López.

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