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El cambio climático y el conflicto: análisis de la dinámica de la ecología política y cuestiones de la gobernanza y seguridad en Mali

El cambio climático y el conflicto: análisis de la dinámica de la ecología política y cuestiones de la gobernanza y seguridad en Mali
Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

El cambio climático es sin duda uno de los problemas globales más importantes del siglo XXI. El cambio climático mundial está provocando sequía y desertificación, lo que a su vez provoca escasez de recursos. Esta escasez de recursos empuja a la gente a emigrar y se generan nuevos conflictos o se alimentan los conflictos latentes

El campo de la seguridad y el cambio climático ha evolucionado en los últimos 15 años desde la investigación académica y el debate político hasta convertirse en una importante preocupación para los actores estatales, las organizaciones internacionales y las agencias de la ONU. Parece que el Sahel, en vista de la crisis multidimensional que sufre Mali desde 2012, se ha convertido en uno de los lugares preferidos para debatir los efectos de la crisis climática. Por ello, en los últimos años se ha disparado la elaboración de informes, análisis y publicaciones sobre el vínculo entre los conflictos armados y el cambio climático en el Sahel.[1]

Centros de investigación como SIPRI (Stokholm International Peace Research Institute), Planetary Security Initiative y Adelphi han publicado un gran número de análisis que aún no han convencido a todos los especialistas en conflictos del Sahel. Así, la aparición y consolidación de una descripción y una agenda de seguridad climática en el Sahel requiere definitivamente el análisis de los efectos, sobre todo porque las políticas internacionales centradas en la protección del medio ambiente pueden contribuir al conflicto.

Este documento examina la visión propuesta para las cuestiones de seguridad climática en el Sahel y en Mali. A pesar de la importancia de los modelos explicativos, el análisis del nexo entre el cambio climático y los conflictos tiende a destacar la importancia de la ecología política y la gobernanza como factores explicativos del conflicto del medio ambiente en un mundo cambiante. Las consecuencias se encuentran tanto en la dinámica del conflicto como en su gestión.

I.         El delta central del Níger en la región de Mopti y la dinámica del cambio climático y el conflicto

El delta central del Níger es una gran zona húmeda de África occidental cuyo régimen de tenencia de la tierra se basa en el sistema de los DINA de MACINA del siglo XIX. Hay cuatro sistemas de producción dominantes: pastoral, agrícola, pesquero y forestal. La población del Delta se encuentra dominada por los fulanis con una mezcla multiétnica (bozos, bambaras, markas, etc.). El sistema sigue siendo una referencia en cuanto a su organización, aunque los métodos de gestión consuetudinarios y emergentes han evolucionado y cambiado con el tiempo. A lo largo de la historia y bajo la presión o las conquistas de imperios y reinos, otros grupos han llegado y se han asentado en la gran llanura aluvial del Delta o en sus zonas ribereñas (Brehima Kassibo, 1994). Cada uno de estos grupos ha encontrado su lugar aplicando estrategias de subsistencia específicas (Claude Fay, 1995).

Hay varios factores que desencadenan los conflictos:

– El primero es la política de legislación agrícola que perjudica al pastoreo, junto con la continua marginación de los pastores;

– El segundo factor es la mala gobernanza, corrupción y falta de confianza en las instituciones estatales;

– El tercer factor es la transformación de los bourgoutières en arrozales y el bloqueo de los pasos de animales;

– El cuarto factor está relacionado con los conflictos por la tierra. Los agricultores y pastores pagan a los jefes, funcionarios y jueces para que apoyen sus causas.

II.        La teoría del cambio climático y los riesgos de conflicto

El cambio climático es sin duda uno de los problemas globales más importantes del siglo XXI. El cambio climático mundial está provocando sequía y desertificación, lo que a su vez provoca escasez de recursos. Esta escasez de recursos empuja a la gente a emigrar y se generan nuevos conflictos o se alimentan los conflictos latentes (Thomas Homer-Dixon). Los conflictos son interacciones entre factores políticos, medioambientales y económicos (Tor Arve Benjaminsen). Cabe señalar que la teoría de Thomas Homer-Dixon en los años 90 menciona la sobreexplotación, la degradación o la escasez de los recursos naturales como causas de los conflictos. Este enfoque sostiene que el cambio climático provocaría movimientos de población, tensiones socioeconómicas, presión sobre los sistemas sociopolíticos de resolución de conflictos y, sobre todo, conduciría a conflictos violentos.

Los escenarios del cambio climático para el Sahel son variados e inciertos, pero la predicción más común es que las condiciones serán cada vez más áridas con precipitaciones más irregulares. Los años 1973 y 1984 estuvieron marcados en Mali por las sequías, mientras que 2005 y 2012 destacaron por las inundaciones. Según varias fuentes, el cambio climático no es una causa directa de los conflictos, pues los conflictos por la tierra convencionales no han perturbado la sociedad ni han fomentado graves antagonismos sociales. Algunas de estas fuentes afirman que también es de esperar un aumento de los conflictos violentos por la escasez de recursos.

En el estudio realizado por Tor Arve Benjaminsen et al[2] se muestran dos enfoques analíticos complementarios.

El primero es la recopilación y el análisis de datos judiciales sobre conflictos por el uso de la tierra comprimidos entre los años 1992-2009, del tribunal regional de apelación de Mopti. La comparación entre los datos de los conflictos y las estadísticas sobre las condiciones climáticas contemporáneas a los conflictos por el uso de la tierra da poco fundamento a las afirmaciones de que la variabilidad del clima es un factor importante en estos conflictos. En segundo lugar, realizamos un análisis cualitativo de uno de los muchos conflictos por el uso de la tierra en la región. Una vez más, comprobamos que predominan otros factores distintos a los relacionados directamente con las condiciones medioambientales y la escasez de recursos. Las explicaciones plausibles del conflicto se basan en varios factores estructurales, entre ellos: la invasión agrícola que ha impedido la movilidad de los pastores y el ganado; el comportamiento oportunista de los actores rurales como consecuencia de un creciente vacío político y la corrupción y el rentismo entre los funcionarios públicos.

Otros estudios realizados por Tor Benjaminsen y Boubacar BA[3] en el Seno (una zona inundada de la región de Mopti) han demostrado que los grupos yihadistas han tomado el control de ciertas entidades socioecológicas. El enfoque de la ecología política ayuda a explicar la situación actual. Centrándonos en la micropolítica de dos conflictos de uso de la tierra, vemos cómo estos conflictos se ven afectados por la expansión yihadista (el caso del conflicto entre los peul y los dogon en Sari, en la comuna de Dinangourou, círculo de Koro, región de Mopti). El análisis permite explicar la lógica campesina (o pastoril) que subyace a la expansión yihadista. Otro ejemplo se refiere a los enfrentamientos violentos entre fulani y dogon que se han intensificado recientemente en las llanuras del Seno, en el centro de Mali[4].

La descripción del nexo entre clima y conflicto impregna las estrategias de los asociados técnicos y financieros para abordar las causas fundamentales de la inseguridad y el conflicto en el Sahel. Sin embargo, las falsas suposiciones sobre este vínculo pueden llevar a enfoques deficientes. En algunos casos, los programas de protección del medio ambiente pueden tener un impacto negativo y contribuir a la exacerbación, más que a la mitigación, de los conflictos y el terrorismo.

Conclusión y recomendaciones:

Es importante mejorar la sensibilidad al contexto en estudios cualitativos que permitan la contextualización y los matices sociopolíticos necesarios para captar la compleja interacción entre la variabilidad climática y el aumento de los conflictos. Asimismo, es necesario explorar las condiciones para alcanzar el éxito. Para ello, los programas de protección del medio ambiente deben tener en cuenta que la prioridad no es la disponibilidad, sino la accesibilidad, la distribución y la política, además de mejorar los marcos de gobernanza que rigen el acceso a los recursos naturales, que son esenciales para abordar los factores ambientales y sociales. Los empresarios violentos o los grupos armados del centro de Mali, como el Katiba Macina, afiliado a AQMI, o el Dawlatoul Islamia, afiliado al Estado Islámico, aprovechan los agravios de las poblaciones rurales, que se sienten maltratadas, marginadas, desposeídas y privadas de sus derechos en la toma de decisiones sobre el uso y la asignación de los recursos naturales.


[1] Bruno Charbonneau et Tatiana Smirnova : La sécurité climatique au Sahel : pour qui et pour quoi? Bulletin Franco Paix Vol. 6, n°6 Juin 2021

[2]  Tor A Benjaminsen, Koffi Alinon, Halvard Buhaug and Jill Tove Buseth: Does climate change drive land-use conflicts in the Sahel? Journal of Peace Research, 2012

[3]  Why do pastoralists in Mali join jihadist groups? A political ecological explanation- The Journal of Peasant Studies, 2018

[4] Fulani-Dogon Killings in Mali: Farmer-Herder Conficts as Insurgency and Counterinsurgency-African security, 2021

Artículo redactado por Boubacar Ba y traducido al español por Casa África.

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