La presencia de músicas africanas en los festivales que se celebran en Europa se da ya por descontado. Buena prueba son los certámenes que se celebran durante los meses de verano en España, en especial las citas de julio en Huesca (Pirineos Sur) y Cartagena (La Mar de Músicas). También festivales de música contemporánea como Primavera Sound y Sónar, ambos en Barcelona, suelen dedicar espacio a las músicas de África. Y entre las marcas estables que apuestan por los artistas africanos están los dos festivales WOMAD que se celebran cada año en la ciudad extremeña de Cáceres y en las Islas Canarias.
Por tercera edición consecutiva, el festival World of Music, Arts and Dance recalará este otoño en la localidad de Gran Tarajal, en la isla de Fuerteventura, que afianza así el relevo tomado de la docena de ediciones celebradas por WOMAD en Las Palmas de Gran Canaria. En unos días, del 4 al 6 de noviembre, los ritmos del mundo sonarán en los dos escenarios instalados sobre la playa de Gran Tarajal. Y este año las músicas de África tienen gran protagonismo, ya sea en forma de actuaciones musicales o con la proyección de un documental sobre Fela Kuti. En concierto la alineación de músicos africanos incluye artistas procedentes hasta de cinco países: Malí, Mauritania, Ghana, Cabo Verde y Níger.
La música africana comenzará a sonar en la tarde del viernes en Gran Tarajal. Debuta Kel Assouf en el tercer Womad de Fuerteventura con los ritmos del desierto que retratan la evolución de las músicas tradicionales cuando son interpretadas por músicos africanos que ya no residen en sus países de origen. En este caso, en Níger. De la ciudad de Agadez, en este país del Sahel, procede el cantante y guitarrista Aboubacar Harouna. En 2006 llegó a Bruselas (Bélgica) y allí fundó este grupo que reúne músicos de Mauritania, Malí, Argelia, Ghana y Francia. Cuatro años después debutaron con el disco Tin Hinane, al siguiente participaron en el segundo álbum del colectivo de nuevos guitarristas tuaregs Ishumar, y ahora están estrenando su segundo disco grande, Tikounen. Kel Assouf, que en lengua tuareg tamashek significa «con nostalgia», actúa el viernes a las 22 horas. Con ellos viene la cantante Toulou Kiki, también actriz y protagonista de Timbuktu, la película del mauritano Abderrahmane Sissako que fue candidata al Oscar en 2015.
También el viernes 4 de noviembre, a las 23 horas, sonarán ritmos africanos, ahora desde Ghana con Pat Thomas & Kwashibu Area Band. El cantante Pat Thomas es otro de esos veteranos músicos africanos que han llegado a tiempo de ver reconocido su trabajo fuera del continente. Como ha ocurrido con tantos otros, ahora el interés de una disquera europea (en este caso, la británica Strut) viene a poner las cosas en su sitio. Durante dos décadas, los años setenta y ochenta, Pat Thomas jugó un papel de cierta relevancia en la escena highlife en Ghana. Esa música contagiosa de aires jazzísticos, guitarras sinuosas y no poco encanto. En su palo, una influencia de lo afrocubano en el continente. Asociado en esos años de gloria con el guitarrista Ebo Taylor, el cantante Pat Thomas lidera ahora grupo propio, la Kwashibu Area Band. Su primer disco homónimo incluye aportaciones del influyente baterista nigeriano Tony Allen y del propio Ebo Taylor, que firma varios arreglos.
La segunda jornada de WOMAD Fuerteventura concentrará su oferta africana el sábado 5 de noviembre. A las 21 horas está prevista la actuación de una de las artistas más esperadas del festival. Desde Mauritania, un país que por desgracia no suele ser buena noticia por temas culturales y con presencia musical en el exterior casi siempre escasa, llega la cantante Noura Mint Seymali. Toda una leyenda en su país, heredera de grandes voces femeninas de la cornisa mediterránea como la argelina Cheikha Rimitti o, en su mundo musical, de su madre adoptiva, la desaparecida Dimi Mint Abba. La música de Noura Mint Seymali bebe de estas tradiciones y de la memoria de un desierto que se transmite, pueblo a pueblo, de forma oral. Desde su aparición en el mercado mundial de la música africana, Noura Mint Seymali ha publicado los discos Tarabe, El Howl y Tzenni.
No menos extraordinaria es la historia de Bitori. En los cincuenta Víctor Tavares emigró a Santo Tomé y Príncipe con la idea de hacer dinero y regresar a su isla natal de Santiago, en Cabo Verde, con un acordeón. El piano de los pobres, todo un tesoro para interpretar música popular. Con el instrumento que vino del Caribe Bitori se puso a tocar funaná, un ritmo caboverdiano que engloba una cultura con bailes y músicas trepidantes al ritmo del ferrinho, un bastón de hierro que se rasca con otra pieza metálica. Relegada al entorno rural porque en la ciudad de Praia reinaba la morna, la música funaná se impuso entre las clases menos favorecidas y, con la independencia en 1975, recobró la proyección pública después de que incluso llegara a ser prohibida por autoridades coloniales portuguesas. A los 59 años Bitori entró por primera vez en un estudio de grabación profesional. Fue en Rotterdam, a finales de 1997. Veinte años después, tras triunfar en la última edición de la Atlantic Music Expo del festival Womex, Bitori se presenta con el cantante e intérprete de ferrinho Chando Graciosa, que fue quien rescató al acordeonista en aquel disco holandés Bitori Nha Bibinha, y al percusionista Miroca Paris, que tocó diez años con Cesária Évora.
Menos presentación necesita el malí Bassekou Kouyaté. Si has estado pendiente de las nuevas generaciones de músicos africanos, habrás oido hablar de este intérprete de ngoni, uno de los instrumentos más singulares de las tierras al sur del desierto del Sahara. Bassekou procede del interior de Mali, de la ciudad de Segú, a doscientos kilómetros al norte de la capital Bamako. Con doce años, en su aldea natal de Garana, se inició en el ngoni, laúd africano tradicional fabricado con una calabaza y piel seca de cabra. De pequeño tamaño, el ngoni tiene una larga historia: en el siglo XIII Ibn Battuta ya habla de él en su crónica del viaje a la corte de Mansa Musa en el Imperio Malí. Ahora Bassekou Kouyaté es el gran renovador del ngoni y suyo es el mérito de situarlo en el centro de la escena musical de África. Criado musicalmente con el guitarrista Ali Farka Touré y el rey de la kora Toumani Diabaté, tomó parte en el proyecto AfroCubism con el conjunto cubano Cuarteto Patria de Eliades Ochoa. Y ahora defiende carrera propia con su grupo Ngoni Bâ en el que canta su mujer Amy Sacko, otra intérprete de referencia de la canción femenina en Mali. Bassekou Kouyaté presentará las canciones de su disco más reciente, Ba Power, el cuarto que graba con sellos europeos después de Segu Blue, I speak fula y Jama Ko. Hay quien lo ha llamado el Jimi Hendrix del desierto, y algo de eso hay. Porque Bassekou Kouyaté está en cualquier lista de la mejor música africana surgida en lo que va de siglo.
Carlos Fuentes (@delocotidianocf) es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B.