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Semilla Negra – Programa 25: El apóstol visionario del afrobeat

Semilla Negra – Programa 25: El apóstol visionario del afrobeat

Pocos artistas se han adelantado al tiempo que les tocó vivir como el músico nigeriano que protagoniza este nuevo capítulo monográfico de Semilla Negra. Olufela Olusegun Oludotun Ransome-Kuti, más conocido por Fela Kuti, está considerado, sin discusión, como el emperador del afrobeat, quizá el ritmo africano que mayor influencia ha tenido en la evolución de la música contemporánea. En África y en el mundo. Pionero del ensamblaje sonoro entre los ritmos étnicos negros y los aromas de jazz, funk y soul venidos a través del mar, Fela Kuti es aún hoy una seña de identidad incuestionable en el universo artístico africano. Y, como suele ocurrir con los pioneros, el músico nacido en Lagos (Nigeria) fue un incomprendido en su época, personaje difícil que fue tildado de polémico, agresivo y no sé cuántas cosas más. Sin embargo, la historia ha hecho justicia con su música volcánica. Y esta es su historia…

Fela, durante una de sus actuaciones en el Africa Shrine (Imagen de Howard Cash)
Fela, en una de sus actuaciones en el Africa Shrine (Imagen de Howard Cash)

Hijo de la clase media nigeriana de mitad del siglo XX (su padre era religioso y su madre fue una líder feminista panafricana, además de tener parentesco con el escritor Wole Soyinka), Fela Kuti atendió primero el deseo familiar de estudio y fue enviado a Londres para cursar la carrera de medicina, pero pronto cambió de rumbo para estudiar música en el prestigioso Trinity College. Por ese tiempo conoció a sus primeros socios, con quienes empezó a actuar bajo el nombre de Koola Lobitos. También en Londres se sitúa un hecho que cobraría importancia décadas después: en la capital británica, en 1964, nació su primer hijo, Femi, el heredero natural del legado musical de Fela Kuti con su banda Positive Force. Más tarde, también otro hijo, Seun, impulsaría su propia carrera artística, ahora al frente de los restos del que fue el último conjunto liderado por su padre.

De vuelta a Nigeria, Fela Kuti se desplazó a Ghana, donde profundizó en lo que a la postre sería su principal seña de identidad: mezclando tradiciones rítmicas del pueblo yoruba, highlife ghanés y jazz de alto octanaje hizo eclosionar esta música inflamable que el mundo conocería como afrobeat. Junto a él, un joven baterista terminaría por definir el patrón rítmico del afrobeat, el gran Tony Allen, de quien su amigo saxofonista llegó a asegurar que escucharle con los ojos cerrados era como “sentir que están tocando tres bateristas a la misma vez”. Juntos viajaron a Estados Unidos en 1969, periodo convulso en el que los dos africanos se arrimaron al movimiento negro. No era un momento cualquiera: el año anterior, el reclamo de emancipación de la comunidad negra en América había marcado hitos como el protagonizado por los atletas Tommie Smith y John Carlos durante la ceremonia de entrega de las medallas correspondientes a la prueba de los 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos de México. Ambos atletas norteamericanos escucharon el himno con el puño cerrado en alto.

El músico nigeriano, durante un concierto en 1986.
El músico nigeriano, durante un concierto en 1986.

De regreso a Lagos, Fela Kuti impulsó la creación de la República de Kalakuta, una comuna de convivencia social, política y artística que contó con un estudio de grabación y una gran sala de conciertos y celebraciones. Toda una apuesta de anarquía y autogestión. Otra señal de rebeldía se plasmó en la elección por Fela Kuti del idioma inglés nigeriano (pidgin) para transmitir sus mensajes de rebelión negra. Apenas pocos hombres blancos eran bienvenidos en el mundo del afrobeat, y uno de ellos fue el baterista británico, ex componente de Cream, Ginger Baker, quien a principios de los años 70 recorrió el corazón de África en un vehículo todoterreno en compañía de Fela Kuti. Juntos, sostenidos por los miembros del conjunto Afrika 70, grabarían por esa época un disco en directo.

El periodo de gloria de la República de Kalakuta duró apenas una década, sólo hasta que el gobierno militar de Nigeria envió a un batallón de soldados para acabar con el experimento libertario liderado por el cantante, autor, saxofonista y teclista. Pero ni la violencia militar pudo cercenar la apuesta de Fela Kuti, un rebelde sin ambages. Una vez, contra las tradiciones nacionales, optaba por contraer matrimonio simultáneo con veintisiete mujeres, y al siguiente mostraba sus aspiraciones políticas. Fue el principio de su fin: en Berlín, durante un viaje para actuar en el festival de jazz de la ciudad alemana, muchos de sus músicos optaron por abandonar la banda… pero la respuesta de Fela Kuti fue, otra vez, de una audacia poco vista: en vez de Afrika 70 su grupo se llamará Egypt 80 y su disco rebelde del año, un álbum contra el racista apartheid en Sudáfrica.

La última década del siglo XX contempla la cuesta abajo del mito nigeriano. En 1997, después de varios años de enfermedad, Fela Kuti fallece víctima de una dolencia asociada al sida. Anunciada por su hermano Olikoye, que fue ministro de Sanidad, la muerte del emperador del afrobeat provocó una movilización no vista antes en Lagos: más de un millón de personas pasaron por The Africa Shrine, su sala de conciertos, para rendir el último tributo a un músico que, y ya han pasado tres lustros de aquello, no ha hallado parangón en el continente.

Fela Kuti, junto a dos coristas de Afrika 70
Fela Kuti, junto a dos coristas de Afrika 70

En esta excursión sonora por la memoria musical de Fela Kuti, Semilla Negra arranca con una pequeña pieza instrumental que era utilizada como bienvenida a la República de Kalakuta. También se escuchan canciones de las tres épocas de carrera del saxofonista nigeriano, desde sus comienzos con Koola Lobitos a los periodos de estabilidad artística protagonizados junto a las bandas Afrika 70 y Egypt 80. Finalmente, como señal de la influencia que la música de Fela Kuti tiene en la evolución contemporánea de los sonidos étnicos africanos y nuevas corrientes occidentales, rescatamos tres piezas reinterpretadas por artistas de la talla de Manu Dibango, Cheikh Lô, D´Angelo, Roy Hargrove o Nile Rodgers en el disco benéfico de homenaje Red Hot + Riot: The music and spirit of Fela Kuti, publicado en 2002 para recaudar fondos para la lucha contra la epidemia del sida en África. Y cerramos este círculo afrobeat con una pieza antológica: un solo doble de ¡¡dieciséis minutos!! interpretado por los bateristas Tony Allen y Ginger Baker durante un concierto en el festival de jazz de Berlín de 1978.

Carlos Fuentes es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B.

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