Desde Bamako, y cuatro días después de las elecciones presidenciales, el periodista José Naranjo responde a vuestras preguntas en este segundo encuentro digital #InAfrica:
Morricone: Hemos leído mucho sobre la operación Serval, pero desde el punto de vista estrictamente militar. Normalmente de periodistas “empotrados” con las fuerzas francesas, a cuentagotas y muy dirigido. Poco desde el punto de vista de la sociedad civil o los refugiados. ¿Cómo contarían ellos la operación Serval? Gracias.
José Naranjo: Hola Morricone. Tenía un profesor en la facultad que siempre decía que la primera víctima en una guerra era la verdad. En este conflicto, como en casi todos, las diversas partes implicadas han puesto en marcha su máquina de propaganda para tratar de imponer una visión limitada de los hechos que no siempre se ha ajustado a la realidad, siempre compleja y plural. En primer lugar, limitando el acceso a las zonas más calientes, y, luego, permitiéndolo sólo a determinados medios previamente seleccionados. Por tanto, tienes mucha razón cuando dices que la información de los periodistas empotrados ha estado dirigida. Dicho esto, la inmensa mayoría de los malienses, ya fueran refugiados o sociedad civil, han apoyado la operación Serval, sobre todo en sus inicios. El país estaba seriamente amenazado por el avance de los grupos yihadistas hacia el sur y el Ejército de Malí se había mostrado incapaz de hacerle frente. Además, la población civil en el norte llevaba diez meses sufriendo la aplicación de una sharia cruel y arcaica que incluía amputaciones, lapidaciones, prohibición de escuchar música, etc. La percepción de que la intervención militar francesa fue algo necesario está muy extendida.
Patassina: Aminata Traoré acaba de decir, en una entrevista en el blog África no es un país, que las elecciones no son una prioridad, vista la situación de los refugiados y la situación postbélica y económica en general. ¿Cuál es la percepción de los malienses sobre las elecciones? ¿Comparten ese punto de vista? Muchas gracias por tu trabajo.
J. N.: Gracias Patassina. He leído con detenimiento la entrevista de la que me hablas y tengo que decir que, pese a que respeto y admiro a Aminata Traoré, no estoy de acuerdo con la mayor parte de cosas que dice. No soy tan ingenuo como para pensar que estas elecciones van a cambiar radicalmente las cosas en Malí ni que el próximo presidente va a ser la panacea, el remedio a todos los problemas. Pero la elevada tasa de participación en los comicios, del 53,5%, una tasa histórica en este país, pese a las enormes dificultades que se presentaban para su organización, ha confirmado la impresión que tenía cuando hablaba con muchas personas en la calle de que los malienses tenían mucha sed de ir a votar. Las elecciones en sí mismas no son un punto de llegada y entre los candidatos más votados ninguno representa un gran cambio respecto a lo que había, pero el gobierno que había hasta ahora tenía una escasa legitimidad y estaba en manos de un grupo de militares golpistas. Con esos mimbres iba a ser difícil salir del pozo en el que Malí se encuentra.
Delia: Me parece estupenda esta iniciativa para estar más al día de lo que pasa en los diferentes países africanos, casi en tiempo real. Veo que es el turno de Malí y hay algo que siempre he querido saber así que aprovecho para hacerle estas preguntas a José Naranjo: Tengo la idea de que la música es muy importante para la gente de este país, ¿qué se está haciendo hoy en día en Malí en el campo musical? Me gusta mucho su música pero solo conozco músicos famosos como Oumou Sangaré y mi favorita Rokia Traoré. Ahora, con todo lo que está pasando ahí, ¿la gente se refugia más en la música, crea música o la está dejando de lado? ¿Hay nuevos grupos, nuevos estilos, conciertos? ¿Qué escucha la gente joven? ¿Y los mayores?
J. N.: Hola Delia, la música es importante en Malí, tienes toda la razón, aquí no sólo se escucha y se hace música sino que es una especie de Meca musical para africanos de otros países que llegan a Malí con la idea de labrarse una carrera. La música lo impregna todo. Pese a las dificultades derivadas del conflicto y al cierre de salas y prohibición de conciertos (por el estado de emergencia), muchos músicos han seguido ahí e incluso han seguido produciendo, sobre todo canciones que hablaban precisamente del conflicto. Es imposible que Malí deje su música de lado. Está claro que en el norte ocupado por los yihadistas era imposible, pero a los pocos días de la llegada de las tropas francesas ya se podía ver de nuevo a los jóvenes tomando té con las radios a todo volumen en las calles. El otro día fui a un concierto de Tiken Jah Fakoly, que ha reabierto su sala en Bamako. La música nunca se fue del todo, sólo se apagó un poco y ahora empieza a resurgir con fuerza.
Martin: Buenas tardes, lo primero, enhorabuena por la iniciativa. Lo segundo, un saludo al sr. Naranjo, y aplaudir el mérito que tiene ser el único español, y además freelance, en Mali. Quería preguntar sobre si las cosas están cambiando respecto a la separación religión/gobierno. ¿Cómo se posiciona el favorito a ganar las elecciones (IBK) en este terreno? ¿Estamos viviendo una mayor islamización de gobiernos que hasta ahora no lo habían sido?
J. N.: Gracias por tu pregunta y por tus comentarios, Martin. Planteas un tema muy delicado, como es la separación entre religión y Estado, un debate no sólo en África sino en muchos lugares del mundo incluida la misma Europa. Y es un debate que dura siglos y que no está resuelto. Durante la presidencia de Amadou Toumani Touré (ATT), el presidente que fue depuesto en el golpe de estado del 22 de marzo de 2012, el Alto Consejo Islámico ejerció una notable influencia. No estamos hablando de un islamismo radical, aunque en su seno existen diversas tendencias en permanente combate, unos más moderados y otros más extremistas. IBK, candidato favorito en las elecciones, no parece representar una gran ruptura en este sentido y ha contado con el apoyo del Consejo Islámico durante su campaña. Pero al mismo tiempo, procede de un espectro ideológico del socialismo moderado y en mi opinión intentará gobernar sin injerencias religiosas. Todo esto, claro está, en un contexto de un país de mayoría musulmana en donde los líderes religiosos tienen mucho que decir.
Eduardo: Una de las cosas que podemos hacer los que vivimos en Europa es cuando consumimos productos de África en este caso es que sean de comercio justo, así estaremos colaborando directamente para el bienestar de quienes allí trabajan y viven y ahora bien ahí va mi pregunta. ¿Qué es lo más importante que podemos hacer por la gente de Mali en este momento que tenga efecto inmediato?
J. N.: Hola Eduardo, el núcleo central de los rebeldes tuaregs que el 17 de enero de 2012 se alzan en armas contra el Gobierno y desencadenan toda la crisis en este país procedían de Libia y se les permitió llegar a Malí armados hasta los dientes atravesando todo el norte de Níger. Nadie los frenó. Y de todos es sabida la simpatía que la causa tuareg despierta en Francia, así como los enormes intereses económicos de París en el Sahel, sobre todo el uranio nigerino. Malí es uno de los países más pobres del mundo y sin embargo están funcionando industrias extractivas en manos de grandes empresas extranjeras, por ejemplo se acaban de firmar grandes contratos relacionados con bolsas de gas y petróleo en el norte. En mi opinión, lo mejor que Occidente puede hacer es contribuir al desarrollo de este país desde la equidad y no, como hasta ahora, alimentando sólo a ciertas élites y explotando los recursos dejando unas migajas de beneficio. Hay que fomentar la existencia de acuerdos justos, respetar a Malí y a los malienses y no imponerles ningún modelo. Te felicito por tu compromiso con el comercio justo.
Nuria Tamayo: ¡Hola, Pepe! ¿Qué te resulta más difícil a la hora de trabajar en África? ¿Crees que podrá erradicarse en algún momento la corrupción de muchos países africanos?
J. N.: Hola Nuria, gracias por tus preguntas. Es curioso, pero lo más difícil de trabajar en África no es tanto las condiciones que pueda encontrar aquí sino el eco que recibo de España. Trabajo sobre todo para medios españoles y no es siempre fácil hacer entender la importancia de algunos procesos e historias, muchas veces me tropiezo con la incomprensión al otro lado. Creo que en los últimos años se han hecho esfuerzos en este sentido e iniciativas como el blog África no es un país, del periódico El País, y otras empiezan a cambiar la percepción que se tiene de África, pero aún queda camino por recorrer. Respecto a la corrupción, hay países que están haciendo enormes esfuerzos por combatirla. Y en algunos casos se están consiguiendo logros importantes, aunque es cierto que en otros está incrustada en todos los niveles de la Administración. Pero te devuelvo la pregunta. ¿Crees que podrá erradicarse de España en algún momento? La corrupción es también un problema de percepción. ¿Es más corrupto el aduanero o el policía que intenta sacarte 3 euros por la cara o el presidente de un país o el partido en el gobierno que son pillados con la mano en la lata?
Ángeles: Ir a Malí a cubrir como periodista un conflicto bélico habla de su valentia. ¿En su vida privada es igual de valiente? Por otra parte, ¿hay confianza en los procesos electorales entre la poblacion?
J. N.: Bueno, en realidad yo no he venido a Malí con el único objetivo de cubrir el conflicto bélico. Conozco Malí desde el año 2004 y he venido en varias ocasiones. No es la guerra lo que me interesa de Malí, es su gente, su cultura, su historia… Pero cuando vives en África occidental e intentas ganarte la vida como periodista no puedes mirar para otro lado si hay un conflicto que afecta, y tanto, a millones de personas y que amenaza con desestabilizar a toda la región. No me considero ni periodista de conflictos ni tampoco valiente. Es sólo una cuestión de responsabilidad y también, por qué no, de curiosidad. Adoro Malí y quería conocer de cerca lo que estaba pasando. Ahora vivo en Bamako y trato de contar otras historias, no sólo la guerra. En cuanto a tu segunda pregunta, sí y no. Vuelvo a insistir en la tasa de participación. Hasta ahora, la gran mayoría de los malienses había permanecido ajeno a sus procesos electorales y los comicios se saldaban con porcentajes de participación que rondaban el treinta y pico por ciento. La certeza de que la clase política es una casta que se va alternando en el poder está arraigada en buena parte de la población. Ahora bien, hemos asistido a un proceso electoral muy complejo, lleno de obstáculos, en el que la participación ha sido histórica. Esto refleja que muchos han creído ver en estos comicios una salida a la grave crisis en la que está inmerso el país. Yo añadiría que más como un intento de cerrar una etapa negra y terminar por fin con un gobierno y un presidente muy débiles.
Pinso2011: ¿Para cuándo un gobierno estable?
J. N.: ¡Hola! El paso previo y necesario para la creación de un gobierno estable en Malí eran las elecciones que se han celebrado este domingo. Del resultado de las mismas va a depender en buena medida si el gobierno que conforme el próximo presidente es estable o no. Todo apunta a que será IBK el próximo presidente y es casi seguro que él va a apostar por la solidez y la fortaleza, es alguien conocido por su carácter duro y por su firme creencia en la necesidad de gobiernos fuertes que restablezcan la autoridad del Estado. Creo que en buena medida los malienses le han votado por esto. Pero Malí es un país que ha sufrido un enorme shock, vigilado aún por militares golpistas e intervenido por la ONU, que tiene previsto tener 12.500 soldados desplazados sobre el terreno a final de año. La estabilidad no se va a alcanzar de la noche a la mañana. Y un grave problema sobre el que no se ha puesto mucho el acento sigue acechando desde el norte: las tensiones étnicas aún no resueltas. Se está hablando mucho de reconciliación pero poco de justicia y creo que muchos malienses piden esto último como paso previo para llegar a la reconciliación. Va a ser un proceso largo y duro, pero necesario. Y sólo un gobierno estable y legitimado por las urnas, con un parlamento plural y una oposición política seria ejerciendo su labor de control pueden garantizar que esto llegue a buen término.
Maria Auxiliadora: ¿Sabe si ha habido en estas elecciones alguna iniciativa de participación ciudadana similar a la de Sunu2012 de Senegal o se puede destacar cierta movilización en las redes sociales en Mali? Si no ha sido así, ¿qué factores lo han impedido según su criterio? Gracias.
J. N.: Hola María Auxiliadora. La sociedad civil estaba organizada a través de una red de ONG que contó con 2.100 observadores durante la jornada electoral y que fue volcando todas sus aportaciones respecto a problemas en colegios electorales, participación y luego resultados en una plataforma denominada www.malivote.com. Esta herramienta, que ha sido útil para velar por la limpieza del proceso, no ha jugado el rol tan decisivo que jugó Sunu2012 en Senegal. Allí se empezaron a filtrar resultados desde la misma noche electoral y en el caso de Malí se ha esperado a tener resultados oficiales. Además, la movilización en redes sociales no es comparable porque las tasas de penetración de Internet comparadas entre ambos países tampoco lo son. Pese a todo, los medios de comunicación locales y periodistas internacionales presentes en estas elecciones han jugado, por su parte, su clásico rol de tuitear en tiempo real lo que estaba pasando. Creo que las redes sociales se afianzan como mecanismos de control y difusión en procesos electorales en África. Y esto es bueno.
Nacho: Hola, quería preguntarle a José Naranjo cuál es la sensación en las calles, de los malienses de a pie, respecto a la intervención francesa. ¿Se ha visto realmente como un salvador o hay sospechas de excesivo intervencionismo, del concepto de la Françafrique? En este sentido, el candidato que parece haber ganado ya, a falta de resultado definitivo, es el candidato ‘francés’? ¿Es el candidato que le gusta a Francia?
J. N.: Gracias Eduardo, la mayoría de los malienses con los que tuve la ocasión de hablar estaban de acuerdo con la intervención francesa. Durante meses se preparó una intervención militar africana para hacer frente a los grupos terroristas que operan en el norte y que habían logrado hacerse con el control de dos terceras partes del país, pero lo cierto es que esta intervención militar africana fue un fracaso. Hasta el punto de que en la última cumbre de la Unión Africana se planteó abiertamente la posibilidad de contar con una fuerza de intervención rápida africana para evitar lo que pasó en Malí, que fuera un país europeo quien viniera a «sacar las castañas del fuego». Los países africanos están en el debate de reforzar su defensa frente a agresiones externas para no tener que depender tanto de terceros. Como siempre, estamos ante un problema también de presupuesto. Precisamente se pretende evitar ese tufillo de neocolonialismo francés. Es claro que Francia tiene intereses en la región y que el enorme gasto de la operación Serval no es sólo para «ayudar a un país amigo». El secretario de Estado estadounidense John Foster Dulles dijo una vez «Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses». Esto se puede aplicar también para Francia en este caso, lo que no invalida el argumento de que la intervención militar era necesaria y querida por la mayoría de los malienses. Respecto a IBK, ya era el favorito en 2012 y aparecía como el candidato preferido por los malienses en numerosos sondeos previos. Ya estuvo cerca de ser presidente en el pasado y no lo logró, según la opinión de mucha gente, debido a la existencia de fraudes. En mi opinión, también era visto con buenos ojos por Francia.
Eduardo Loyola Moya: Tengo que admitir que lo que conozco de Mali en cuanto a formaciones politicas es nulo, pero más allá de elecciones, ¿la gente qué opina sobre esto, qué hablan en la calle, las escuelas dan clases con normalidad y el norte del pais aún sigue el conflicto? Muchas gracias y un deseo para la gente de Mali: que recupere el brillo que alguna vez supo tener.
J. N.: Hola Eduardo, Malí es un país que ha vivido un fuerte impacto. Las elecciones han estado muy presentes en el debate en la calle, y esto se ha reflejado en una tasa de participación bastante notable teniendo en cuenta la historia del país, aunque también es cierto que mucha gente está desencantada de la política porque nunca se ha sentido parte activa desde que a principios de los noventa se produjera el gran cambio de régimen hacia una democracia multipartidista. Aparte de eso, la vida sigue con relativa normalidad, me preguntas por las escuelas, los niños van a clase, la gente a sus trabajos (el que tiene, aquí hay tasas de paro de en torno al 50%), las cosas siguen funcionando. El norte ya es otra historia. Allí, tras los diez meses de ocupación, la Administración retorna con lentitud y hay numerosos problemas, apenas hay electricidad, el parón económico es brutal y las heridas de la guerra no se han cerrado. Además hay una enorme presencia de soldados de la ONU que suponen, por un lado, un elemento de seguridad, pero por otro, un posible factor de desestabilización, como se ha puesto de manifiesto en otras misiones de Naciones Unidas. Un abrazo.
Rosa Moro: ¿Solo han participado el 53% de los votantes? ¿Por qué? ¿Conoces alguien que no haya votado?
J. N.: Hola Rosa, aunque desde la óptica de unas elecciones en Europa o en Occidente, un 53% pueda parecer una participación baja, hay que decir que esta cifra en Malí, teniendo en cuenta su historia y el contexto en que se han celebrado los comicios, es histórica en cuanto a movilización. Hay que tener en cuenta los numerosos problemas a los que se enfrentaba este proceso. Por primera vez se han implementado carnés electorales con parámetros biométricos (huella digital), las cartas NINA, que se han repartido en tiempo récord y que no llegaron siempre a tiempo, la Administración no está del todo desplegada en el norte del país, sobre todo en Kidal, donde se produjo un boicot del MNLA, amenazas de atentados yihadistas, 300.000 refugiados y desplazados, muchos problemas en las representaciones diplomáticas para el voto del exterior, jornada electoral en pleno Ramadán y ya sabes que en este periodo se ahorra toda la energía posible, y además en época de lluvias con desplazamientos más difíciles, etc. Que se llegara al 53% es casi milagroso. El otro día en un taxi, una mujer me contaba que ella no había podido votar porque no le llegó su carta NINA a tiempo, otros no encontraron su colegio electoral y otros simplemente decidieron no participar del proceso. Podemos discutir si era el momento de hacer las elecciones o incluso estar muy convencidos de que se han celebrado ahora, sin que todo estuviera listo y engrasado, debido a la enorme presión de Occidente, sobre todo de Francia, pero la participación no ha sido baja teniendo en cuenta las enormes dificultades. Gracias.
Luis: Antes que nada quisiera darle las gracias a Casa Africa por esta interesante iniciativa y a José Naranjo por contestar nuestras dudas. Tengo dos preguntas, la primera: hay un factor que me parece importante ante el nuevo proceso de paz que se abre tras las elecciones y que puede acabar con él, y me refiero al extremismo. No al del MNLA ni al de los árabes del norte, sino el que, a mi juicio, el que pasa más desapercibido desde aquí, el que se detecta entre algunos malienses de raza negra que no están dispuestos ni a olvidar ni a ceder, según he leído en algunas publicaciones de Bamako. ¿Quiénes y que partidos están detrás de estos medios y de este movimiento? La segunda: me da la sensación que lo que mueve tanto a los tuaregs y árabes del norte como a los malienses negros en su interés por Azawad no es más que la idea de que allí se encuentran importantes yacimientos de hidrocarburos. Que de no ser así, ni unos ni otros, especialmente el MNLA, no se interesarian tanto por el nacionalismo y la nación. ¿Hay algo de verdad en esta apreciación? Muchas gracias.
J. N.: Tienes mucha razón. He insistido en distintos artículos y foros en que las tensiones étnicas son un grave problema de fondo y por supuesto que el odio funciona en ambas direcciones. Mucho antes de que comenzara la operación Serval tuve ocasión de pasar algún tiempo con miembros de la milicia Ganda Izo que estaba acantonada en Soufouroulaye y, al igual que en otras milicias como Ganda Koy o FLN, entre sus miembros se percibía una sed de venganza contra árabes y tuaregs muy peligrosa, al igual que en el seno del Ejército. Las ejecuciones sumarias, torturas y abusos de todo tipo que se produjeron a partir de enero contra miembros de estas etnias son una materialización de este odio. Creo que es un peligro a tener muy en cuenta que late en una parte de la sociedad maliense negra y no tanto una bandera de ningún partido o movimiento en concreto. En cuanto a tu segunda pregunta, las crisis recurrentes en el norte no tienen una sola causa. El hecho de que desde los años 60 hayamos asistido a al menos cuatro rebeliones habla de que estamos ante un problema sin resolver que hunde sus raíces en un déficit de construcción real de la idea de nación, de la integración de todos sus grupos étnicos, de la prestación de servicios y construcción de infraestructuras por parte del Estado en buena parte de su territorio. Existe una sensación de abandono en el Norte que estos grupos armados han aprovechado para medrar. Además, el norte de Malí se ha convertido en los últimos años en un espacio donde han prosperado todo tipo de tráficos ilícitos, especialmente el de droga, que generaba enormes beneficios a algunos. El control de este negocio es una de las múltiples guerras que se han librado en este conflicto. Desde luego, la existencia de yacimientos de petróleo y gas en el Norte son un elemento a tener muy en cuenta, pero no creo que sean la única causa.
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Un comentario
Me ha encantado! Tanto las preguntas como las respuestas! Enhorabuena!