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Militares y hombres de Estado. Una cierta idea del poder y de su ejercicio

Militares y hombres de Estado. Una cierta idea del poder y de su ejercicio
Imagen: Amusan en Pexels

Se suele decir que es fácil llegar al poder supremo y conservarlo, mientras que lo realmente difícil es abandonarlo. Sin embargo, ellos han demostrado lo contrario

El otoño de 2020 será recordado en África subsahariana y, especialmente, en el oeste de África. No solamente fue un periodo de multitudinarias manifestaciones de la oposición y de la sociedad civil en contra del tercer mandato de dos presidentes (Alassane Dramane Ouattara, de Costa de Marfil, y Alpha Condé, de Guinea Conakry), sino que también tuvieron lugar las crisis poselectorales en estos dos países, así como la pérdida de tres expresidentes en solo dos meses. En primer lugar, falleció el exgeneral y presidente de Mali Moussa Traoré, el 15 de septiembre. Dos meses después, y en un intervalo de dos días, murieron también Amadou Toumani Touré y Jerry Rawlings.

Amadou Toumani Touré, expresidente de Mali y que nació el 4 de noviembre de 1948 en Mopti, fue hospitalizado en un hospital de Estambul (Turquía), donde murió el 10 de noviembre de 2020.

De padre escocés y madre ghanesa, Jerry Rawlings, expresidente de Ghana, nació el 22 de junio de 1947 en Accra. Ingresó en 1967 en la academia militar y murió en un hospital de Ghana el 12 de noviembre de 2020.

Estas tres personalidades fueron militares, derrotaron a los presidentes de sus respectivos países y fueron gobernantes. Sin embargo, más adelante, los dos presidentes malienses serían derrotados igualmente.

El golpe de Estado es un medio anticonstitucional para acceder al poder. No obstante, algunos militares contemplan este método como una vía para cambiar la política, la sociedad y el ejercicio del poder.

El poder para cambiar el país y la sociedad

La intrusión de los militares en la política se caracteriza por la mala gobernanza o la crisis política. Este fue el caso de Mali después un golpe de Estado contra el presidente Ibrahima Boubacar Keita, que tuvo lugar el 18 de agosto de 2020.

En muchas sociedades africanas modernas, es decir, postcoloniales, una gran parte de la población ve el poder como un sistema caracterizado por la corrupción de los dirigentes. Más allá del hombre importante en la cúspide, una serie de personas afines a su alrededor se enriquece del ejercicio de poder. Pero los hombres de Estado piensan en el futuro, no en el presente de sus amigos y sus familiares. Su meta es la construcción de una sociedad nueva. La idea que tenemos del golpe de Estado es negativa, pues aniquila la aspiración de libertad y el respeto de los derechos humanos de la ciudadanía. De la misma manera que ocurre en los procesos electorales, los golpes de Estado no se asemejan entre sí. Tanto Jerry Rawlings como Amadou Tomani Touré llevaron a cabo golpes de Estado con un ideal: cambiar la política para mejorar la vida de sus pueblos, algo que había hecho anteriormente Thomas Sankara en Burkina Faso. 

Rawlings y Touré eran jóvenes militares de alto rango en el ejército de su país. Su objetivo era cambiar el rumbo de la política y la economía nacional. Jerry Rawlings dio su primer golpe en mayo de 1979, cuando tenía 32 años, pero fracasó. Sin embargo, en junio de ese mismo año derrotó al teniente-coronel Frederick William Kwasi Akuffo. Aun así, no ejerció el poder, sino que prefirió dejárselo a los civiles. Era un hombre fuerte. Volvió a hacer de «juez», criticó la corrupción del régimen civil y, como si fuera un profesional del golpe de Estado, lo derrocó en 1981. Ese ya era su tercer golpe de Estado. La diferencia fue que esa vez sí que tomó el poder para ejercerlo. En 1992, siguió el movimiento de cambio político en los países subsaharianos y construyó así los cimientos de la democracia en su país. Además, ganó las elecciones presidenciales libres y abiertas de 1992 y 1996.  

En cuanto a Amadou Toumani Touré, derrotó a otro golpista, Moussa Traoré. Pero contrariamente a él, su golpe fue la vía para alcanzar el cambio político en Mali. El objetivo del golpe no era permanecer en el poder. Después de un año en la magistratura del país, volvió a su puesto de general del ejército nacional. Su decisión de seguir el movimiento de cambio político que se estaba desarrollando en África subsahariana favoreció el proceso de transición hacia un régimen político pluralista.

Entre la imagen popular y el ejercicio del poder

Los militares golpistas se consideran «liberadores».

Los golpistas tienen un ideario, un discurso y una imagen en la sociedad. Cuentan tanto con el apoyo como con el rechazo de la ciudadanía. Respecto a este aspecto, podemos observar una diferencia entre Jerry Rawlings y Amadou Toumani Touré.

Rawlings, expresidente ghanés y golpista profesional, era anticapitalista e instauró un régimen político autoritario. De su gobierno podemos destacar tres vertientes: caótico en primera instancia, autoritario y, finalmente, democrático. Su régimen político tenía ciertas similitudes con Cuba, debido a la existencia de Comités de Defensa de la Revolución (CDR). El CDR contaba con la implicación de las clases sociales bajas, quienes aceptaban sus decisiones.

Su principal batalla fue la lucha contra la corrupción en Ghana. En el ámbito socioeconómico, el «revolucionario» se había dado cuenta desde su llegada al poder de que, para llevar a cabo su programa, los «capitalistas» occidentales le ofrecían más garantías que los «socialistas» del Este, por quienes se decantaba en un principio. Sin embargo y a pesar de sus objetivos, no consiguió reducir la pobreza con el control de los precios y la nacionalización de las actividades económicas. Desde la mitad de la década de los ochenta aplicó una política radical de ajuste estructural y de reformas en favor del libre mercado, que incluyeron privatizaciones en los sectores productivos de la economía nacional. En los últimos años, criticaba la política de Francia en los países francófonos hablando de la colonización a través del Franco CFA.

Touré, el expresidente maliense, llegó al poder en pleno proceso de reforma constitucional y de transición hacia un régimen pluralista. Instauró un nuevo régimen autoritario, pero favoreció el proceso que llevó a la implantación de un régimen político nuevo, con una constitución liberal y una gran participación de sus ciudadanos en la vida política y social a través de un proceso electoral abierto. Realmente, su gobierno fue una transición entre dos periodos: el fin de un régimen y la instauración de otro diferente. Abandonó el poder después de la elección democrática del primer presidente en 1992. Retirado del Ejército en 2001, fue elegido presidente sin contar con el apoyo de ninguna formación política en 2002 (4) y en 2007. Durante sus mandatos, se desarrollaron notablemente numerosas infraestructuras (puentes, carreteras, hospitales y viviendas sociales para poblaciones de bajos ingresos) y se implementó el seguro médico obligatorio. Como consecuencia, se continuó con el Estado democrático del régimen postransición, la participación ciudadana y la gestión de proyectos sociales. La ciudadanía mantuvo un buen recuerdo de su gestión de los asuntos del Estado. La administración consensuada del poder fue su prioridad, a pesar del fin caótico de su presidencia en 2012.

No obstante, el ejercicio del poder los ha llevado a situaciones diferentes: Jerry Rawlings se retiró de la política al final de su segundo mandato, mientras que Amadou Toumani Touré fue derrotado por un golpe de Estado en 2012 a unos meses de las elecciones presidenciales.

Estos exmilitares y expresidentes han dejado huella en la historia reciente de sus respectivos países, así como los generales Olusegun Obasanjo (1976-1979) en Nigeria; Siwar ad-Dhahab (1985-1986), que había aceptado entregar el mando incautado a un civil en Sudán, y Pierre Buyoya (1987-1993) en Burundi, que dejó el poder después de una derrota electoral. Todos ellos constituyeron figuras esenciales de la política en sus países.

Además, estos dos «soldados de la democracia» no se aferraron al poder. Jerry Rawlings no quiso cambiar la constitución para presentarse a las elecciones después de su segundo mandato. Con su muerte, una larga página de la historia de Ghana se ha cerrado.

Se suele decir que es fácil llegar al poder supremo y conservarlo, mientras que lo realmente difícil es abandonarlo. Sin embargo, ellos han demostrado lo contrario.

Artículo redactado por Bahdon Abdillahi Mohamed.

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