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La cultura política en las Relaciones internacionales. Diplomacia pública: Un análisis de Casa África en su primer decenio.

La cultura política en las Relaciones internacionales. Diplomacia pública: Un análisis de Casa África en su primer decenio.
Fachada de la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria
Fachada de la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria

Blanca Aurora Alonso Muela

Investigadora y africanista

Este artículo es una reseña de la tesina de Blanca Aurora Alonso Muela que lleva por título La cultura política en las Relaciones internacionales. Diplomacia pública: Un análisis de Casa África en su primer decenio que firma la propia autora.

Fachada de la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria
Fachada de la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria

África Subsahariana se ha mantenido como un Otro lejano en el imaginario occidental. Como dijera Spivak, “África” seguía siendo un lugar aparte en esta red de identidad posible, un lugar que provocaba desconcierto o histeria.[1]  En cambio se afirma que el siglo XXI será seguramente el siglo de África y que cada país europeo debe comprometerse de nuevo con África.

En la forma que conceptualizamos al Otro antropológico nos conceptualizamos a nosotros mismos, dando con ello sentido a las prácticas políticas posibles y pensables o por contra, imposibles e impensables. En el campo de la legitimidad y de la legalidad.

En algún momento de este trabajo se ha señalado cómo, el hecho de superar esta cultura política occidental, supone un gran reto para occidente “(…) si bien el Holocausto sacudió la conciencia de Occidente, no tuvo fuerza para alterar o corregir los seculares esquemas identitarios que mantienen los diversos países europeos sobre Uno Mismo y el Otro, pacientemente labrados en el curso de una historia compartida.”[2]

Tal reto, tal vez pase por redescubrir la propia imagen que occidente proyectó sobre el mundo y ante sí mismo con su hegemonía, como un acto de reflexividad. Se puede entender este reto como un largo proceso ya iniciado, y es cierto que relevantes voces de la academia, periférica y central, apuntan en esta línea desde finales del s. XX. En tal proceso, las transformaciones recientes de las Relaciones Internacionales han supuesto un hito y un motivo más de la necesaria auto- redefinición de Occidente.

Poder hablar de Diplomacia Pública es hablar de transformaciones estructurales de las relaciones internacionales. La diplomacia pública de Casa África, en este marco, es expresión institucional de cambios y a la vez, agente posibilitador en cuanto a que participa y promueve una nueva cultura política intercontinental. Es especialmente relevante en dos ámbitos: de una parte, en cuanto a que el mapa institucional de la vida internacional es frecuentemente criticado por no haberse transformado significativamente después de la descolonización y, de otra parte, en cuanto que no reproduce el denominado discurso occidental securitizador.

Patio interior de Casa África. Sede de muchos de sus actos al aire libre
Patio interior de Casa África. Sede de muchos de sus actos al aire libre

Casa África se hace cargo del cambio de escenario entre la política de la primera y la segunda modernidad. En esta, los actores no autorizados dirigen el rumbo de la acción en la ausencia de rival discursivo y se difuminan en el cuerpo social, conllevando la disminución de la fuerza e intensidad del poder. La diplomacia pública en este caso, se hace Casa de estos nuevos escenarios internacionales y en este proceso de retroalimentación, la acción exterior española se legitima.

Asistimos, como dijera Montobbio, a una “época de cambios y cambio de época. (…)  en medio de un largo proceso de transición de la imagen que el hombre tiene de sí mismo y de su entorno.”[3] Y es que “Occidente se encuentra, en cualquier caso, en el inicio de esta nueva era, en un momento redefinidor de su qué y de su cómo, ante el reto de su propia transformación ante las transformaciones globales. De ser víctima, de alguna manera, de su propio éxito para contribuir con su legado y la redefinición del mismo a la viabilidad de un nosotros global.”[4] En un proceso complejo y extenso en el tiempo la cultura política internacional ha sido escenario y manifestación de un mundo en cambio y sus reajustes. La cultura política cambia lentamente y sujeta tanto a procesos de consenso como de tensión social.

Casa África supone una novedosa reconceptualización de las relaciones entre ambas regiones y una puesta en valor de las mismas. Cobra vida propia y termina de dar el salto cualitativo desde la vieja cultura política occidental, integrando narrativas, identidades colectivas y repertorios de acción enclavados en la vanguardia del discurso social internacional, en las nuevas legitimidades y legalidades internacionales.

La Diplomacia Pública de Casa África supone, efectivamente, un cambio de mentalidad y puede ser contradictoria respecto a otras prácticas y discursos institucionales, pero como se señala, es un reto.  Un reto actualizado, contemporáneo, y ahí se encuentra la clave de su éxito.

Blanca Aurora Alonso Muela es analista e Investigadora en Relaciones Internacionales, Diplomacia y Política Internacional especializada en África Subsahariana y África Occidental, Economía Internacional y empresa española en el exterior, Derechos Humanos, Acción Humanitaria y Cooperación, Organismos Internacionales y Género.

[box]Si estás interesado en leer la tesina completa puedes acceder aquí. Conoce también la reseña biográfica de la autora.[/box]



[1]En SPIVAK, G. (2010) Crítica de la razón poscolonial, Madrid, Akal, p. 20

[2]STALLAERT, Christiane (2006), Ni una gota de Sangre impura. La España inquisitorial y la Alemania Nazi cara a cara. Barcelona, Círculo de lectores. p. 416

[3]MONTOBBIO, M., (2008) Salir del callejón del gato, Barcelona, Icaria, pp. 9 -10

[4]MONTOBBIO, M. Op. Cit., p 39

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