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Género y mujer no es lo mismo

Género y mujer no es lo mismo
La perspectiva de género ha demostrado ser un enfoque eminentemente eficaz. Ninguna acción puede ser exitosa si se olvida a una parte de la población (Imagen: UN Women/Ryan Brown)
La perspectiva de género ha demostrado ser un enfoque eminentemente eficaz. Ninguna acción puede ser exitosa si se olvida a una parte de la población (Imagen: UN Women/Ryan Brown)
La perspectiva de género ha demostrado ser un enfoque eminentemente eficaz. Ninguna acción puede ser exitosa si se olvida a una parte de la población (Imagen: UN Women/Ryan Brown)
La perspectiva de género ha demostrado ser un enfoque eminentemente eficaz. Ninguna acción puede ser exitosa si se olvida a una parte de la población (Imagen: UN Women/Ryan Brown)

Por Blanca Palacián de Inza. De entre los muchos conceptos de moda hoy día podemos destacar el género y el empoderamiento. Ambos tienen en común que se asocian casi de manera inmediata con las mujeres. Para la mayor parte de la gente hablar de género es hablar de las mujeres y, si bien no se trata de una asociación errónea, hemos de apuntar que es muy parcial. Lo mismo ocurre cuando hablamos de empoderamiento, palabra traída del inglés empowerment y que se ha instalado en nuestro vocabulario para quedarse, a pesar de que en castellano tenemos la palabra «apoderamiento», que quiere decir lo mismo.

Hablar de género es hablar de mujeres, pero no exclusivamente: todos tenemos género. Entonces, ¿de qué hablamos cuando nos referimos al género? Se trata de las creencias sociales sobre las funciones, comportamientos y actividades que ha de tener un hombre o una mujer, es decir, lo que la sociedad considera que es propio de unos y de otras. Evidentemente, no se trata de concepciones universales, pues no se espera lo mismo de una mujer en Afganistán que en España. Y tampoco se trata de un patrón de comportamiento estable en el tiempo: lo que se consideraba que «debía» ser el comportamiento adecuado de un hombre no es igual ahora que hace dos generaciones. El género, por tanto, es una concepción social dinámica.

En esta línea, cuando se dice que hay que acercarse a la realidad «con perspectiva de género» lo que se está poniendo de manifiesto es que hay que tener en cuenta que la sociedad está compuesta por personas con necesidades y características biológicas y socioculturales diversas. Por ejemplo, a la hora de emprender un proceso de desarme de grupos combatientes en una determinada región de la República Democrática del Congo, será necesario tener muy presente que esos grupos están compuestos por personas con necesidades y expectativas personales y sociales diferentes entre ellas. Además, este análisis no servirá para un mismo proyecto en Colombia, donde regirán circunstancias dispares. Lo mismo ocurre con las posibles diferencias entre niños y niñas, pues puede que de los primeros se espere que entren a formar parte del mercado laboral mientras que de las segundas, no. En definitiva, ninguna política o acción será eficaz si no se tiene en cuenta el contexto concreto, las expectativas sociales de cada grupo (género) y sus diferentes necesidades y problemáticas.

Si todos tenemos género, ¿por qué es común pensar que mujer y género son dos palabras sinónimas? Porque las diferentes funciones y comportamientos adjudicados, aprendidos y aprehendidos pueden generar desigualdades de género y, de manera general, estas afectan con mayor contundencia a las mujeres y a las niñas. Es por esto que muchas acciones encaminadas a paliar estas diferencias se centran en el empoderamiento y la mejora de las condiciones de las féminas.

Imagen del curso celebrado en Nairobi en octubre de 2016 para la capacitacion de «embajadores de género» en las misiones de paz de Naciones Unidas.
Imagen del curso celebrado en Nairobi en octubre de 2016 para la capacitacion de «embajadores de género» en las misiones de paz de Naciones Unidas.

Con idea de formar a los profesionales que trabajan por la paz en África en la importancia del género, en el año 2008 se creó la Iniciativa Bilateral Hispano-Holandesa para la Capacitación de Género en Operaciones y Misiones Internacionales en la que participan los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa de España y Holanda. Se desarrolla en línea con la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que urge a los Estados miembros a apoyar financiera, técnica y logísticamente los esfuerzos para la sensibilización sobre género. De entre los muchos cursos que organiza esta iniciativa destaca el que dos veces al año tiene lugar en Nairobi (Kenia). En él participan militares, policías y civiles —hombres y mujeres— de la propia Kenia pero también de otros países de la región. Hasta la fecha, se han formado unos 240 alumnos de más de 15 países africanos que actúan como embajadores de género en las misiones auspiciadas por Naciones Unidas en las que posteriormente participan.

Los alumnos y alumnas muestran un verdadero interés al aprender que el enfoque de su trabajo debe contemplar que la población se divide en grupos que tienen distintos problemas y necesidades en su vida diaria pero, especialmente, durante los conflictos armados. Así, la comandante keniata Sheila Chepkorir confesó tras el último curso celebrado en febrero su intención de integrar los conceptos aprendidos no solo en la futura misión de mantenimiento de la paz en la que iba a participar, sino también en su trabajo diario en el ejército, fomentando un reclutamiento con mayor equilibrio entre hombres y mujeres y con las mismas oportunidades para unos y otros. En la misma línea, el comandante Amoussou Coffi Ananou, del Ejército del Aire de Togo, valoró los conocimientos adquiridos desde una perspectiva de género sobre la prevención de conflictos, la mediación y la reconciliación; la violencia sexual relacionada con los conflictos, y la protección de los civiles. Asistir a este curso le había ayudado a valorar las capacidades de las mujeres en los distintos trabajos relacionados con la paz que, sumadas a las de los hombres, constituyen la manera más eficaz de emprender cualquier labor.

La perspectiva de género ha demostrado ser un enfoque eminentemente eficaz. Ninguna acción puede ser exitosa si se olvida a una parte de la población. Tareas como la inteligencia, las labores de desarme y desmovilización, la desradicalización, la protección de civiles o la construcción de una paz duradera, por poner solo algunos ejemplos, necesitan ineludiblemente de esta perspectiva para lograr su máxima eficacia.

Blanca Palacián de Inza es analista en el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa.

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