Quizá la tecnología no pueda derribar fronteras, por ahora. Pero en los últimos años viene siendo una ayuda fundamental para ampliar el eco de las músicas que se hacen en África. Con medios técnicos modernos es más fácil registrar la música y también transmitirla más allá de las fronteras políticas del continente. Uno de los proyectos discográficos más interesantes realizados en África tiene un nombre fácil de entender: Music from Saharan cellphones. Así es, músicas que han sido grabadas con teléfonos móviles en el gran desierto africano. Todo se debe a la audacia de Christopher Kirkley, un productor que viajó a Mali con la idea de realizar grabaciones de campo y, a la vuelta, regresó con el equipaje repleto de canciones que habían sido grabadas con celulares y luego volcadas de sus tarjetas de memoria a un ordenador portátil. De la sorpresa inicial por el cambio de rumbo en el proyecto se pasó luego a la edición de buena parte del material recogido en Mali. Dos discos con canciones portátiles en el desierto.
El arraigo creciente de la comunicación telefónica a través de móviles en África ha permitido a muchos ciudadanos disponer de líneas de comunicación que ya superan en calidad y estabilidad a muchas redes fijas en el continente. En esas prestaciones en materia de comunicación, los móviles juegan un papel crucial. Al comenzar la segunda década de este siglo, los países de África sumaban un total de quinientos millones de terminales móviles. De esta cantidad, el noventa y siete por ciento correspondía a teléfonos celulares sin conexión móvil a la red de Internet. Apenas un tres por ciento de la población africana tenía acceso en 2011 a terminales smartphones con conexión digital. Para el año próximo, las previsiones de consumo apuntan a que el número total de teléfonos móviles en África habrá aumentado hasta los 850 millones de unidades. De esta cifra, ya el quince por ciento dispondrá de la conexión a la red. En resumen, por cada 5,6 teléfonos móviles sin conexión a Internet se contará un terminal smartphone, un aumento considerable si se valora que ahora esta relación es de 32 a uno.
En este escenario, el móvil se ha convertido en un elemento con valor añadido en África. Fue lo que descubrió sobre el terreno el productor Christopher Kirkley durante su viaje por el norte de Mali. “El teléfono móvil es un elemento clásico en los hogares del oeste de África. Todo el mundo tiene un móvil, incluso en las aldeas que no disponen de buena cobertura. Pero no funcionan sólo como una vía de comunicación, sino que el móvil presta otros servicios como funcionar como aparato de grabación y memoria de sonidos e imágenes. En Mali no hay muchos discos de memoria externa y esa función de almacenaje se realiza con los teléfonos móviles”, explicó Kirkley al lanzar su proyecto de edición musical con la cosecha maliense. De vuelta a Portland (Estados Unidos), el productor se puso en contacto con la discográfica Mississippi Records para seleccionar entre todo el material africano original y preparar la edición de un álbum. Fue publicado en varios casetes, luego ya en vinilo. Y ese primer volumen de Music from Saharan cellphones, con trece canciones recogidas en la ciudad de Kidal entre 2009 y 2010, reveló el carácter experimental de las grabaciones africanas que fueron registradas apenas sin producción añadida ni ensayos previos.
La recepción de Music from Saharan cellphones en el público occidental osciló entre la sorpresa inicial y el aprecio paulatino que fue ganando el trabajo hecho por el productor Chris Kirkley, que puso en marcha el sello Sahel Sounds. Y al año siguiente estaba en camino un segundo capítulo con canciones grabadas con teléfonos móviles en el Sáhara, que en esta ocasión priorizó grabaciones realizadas en fiestas populares o encuentros sociales en la soledad inmensa del desierto. Músicas de raigambre como el sonido de guitarra de los tuaregs, el vistoso rai argelino y el nuevo hip hop africano, pero entre el repertorio de trece canciones se palpan influencias de baladas clásicas francesas, canciones de éxito en películas norteamericanas o telenovelas indias al estilo Bollywood y hasta versiones de grupos occidentales de rock como Dire Straits, U2 o Police o artistas clásicos muy apreciados en África como John Lee Hooker.
Nuestro recorrido por los álbumes del proyecto Music from Saharan cellphones se abre con una grabación del grupo Anmataff realizada en la ciudad de Tamanraset y dedicada al grupo Tinariwen, verdadera referencia de la música de los tuaregs. Precisamente su guitarrista, Abdallah Ag Lamida, interpreta en solitario un blues incandescente. Y continúa con una amplia fotografía sonora de las músicas tuaregs contemporáneas con artistas desconocidos como Koudédé, Auguste Solo, Yeli Fuzzo, Hamdawa y Flamzy. Suenan también artistas de Níger y Mauritania, muchos de ellos sin ser identificados con claridad, e incluso músicos saharauis que viven al otro lado del muro. Amplia representación de los sonidos saharianos que actualmente se siguen desarrollando en el desierto gracias, en gran modo, al teléfono móvil.
Carlos Fuentes (@delocotidianocf) es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B.
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