Recursos naturales en África

Recursos naturales en África
El bosque sagrado de Ouidah. Imagen: Rodrigue Guézodjé/DW
El bosque sagrado de Ouidah. Imagen: Rodrigue Guézodjé/DW

El poder indiscutible de las divinidades en su conservación.

En África, y más concretamente en el oeste, la protección de los recursos naturales se enfrenta a numerosos desafíos. Su explotación excesiva perjudica gravemente la salud de los ecosistemas y el bienestar de las poblaciones. Ante las crisis ambientales y las desigualdades, la necesidad de actuar es cada vez mayor y exige una explotación sostenible de estos recursos naturales.

Una de las mejores maneras de llegar a este punto sería reconocer el verdadero papel que desempeñan las divinidades en la protección de estos espacios naturales.

El bosque sagrado de Ouidah. Imagen de Rodrigue Guézodjè / DW

Son esenciales para el bienestar humano. El hombre no puede vivir sin el aire puro que respira, las plantas que come o el agua que bebe. Estos recursos, los elementos naturales del sistema terrestre, incluyen plantas, peces, hongos, agua, suelo, minerales. En otras palabras, «es todo lo que existe en el medio ambiente, de manera natural, no artificial, que el hombre puede utilizar para satisfacer sus necesidades», según Georges NOBIME, Profesor Investigador en el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Abomey-Calavi.

Charlotte AKOETEY, zoóloga y activista medioambiental en Togo, diría simplemente que «cuando se habla de recursos naturales en general, todo está presente, sin la acción humana, en la naturaleza, y contribuye a satisfacer las necesidades, en la mayoría de los casos, de los seres humanos, animales y vegetales». Estos recursos son, pues, indispensables para la continuidad de la humanidad. Sin embargo, su existencia y su protección o gestión sostenible tropiezan con numerosos problemas.

En lo que respecta a los recursos hídricos, la degradación de los ecosistemas acuáticos y la mala gestión de los humedales y de la fauna y flora acuáticas son los principales problemas que aún persisten.

¿Qué pasa con los bosques? La lucha contra la deforestación y la desertificación sigue siendo motivo de preocupación para muchos. Así pues, si bien se han firmado varios acuerdos y convenciones en todo el mundo con el fin de proteger los espacios naturales, es crucial decir que, en África, la gestión comunitaria y tradicional es el método más oportuno que puede existir. En efecto, las divinidades o las fuerzas espirituales tradicionales desempeñan un papel muy importante en la protección de los recursos naturales.

Las deidades, guardianes de los espacios naturales en África

«Sin ellas, quizás ya lo habríamos perdido todo», afirma el doctor Georges NOBIME. Cuando se habla de divinidad, se alude, según la Real Academia Española de la Lengua, a una «naturaleza divina y esencia del ser de Dios». Es un ser que se considera supra natural y que recibe una adoración profunda. Y estas deidades están representadas de maneras diferentes según las culturas.

Habitantes del pueblo de Alongo instalando en una canoa la divinidad vudú « Zangbeto »

En el contexto africano, una divinidad está ligada a un elemento de la naturaleza, por ejemplo: la divinidad Hêbiosso, dios del fuego en fon, una lengua hablada en el sur de Benín; la divinidad Oro, dios del aire; la divinidad Sakpata, dios de la tierra; la divinidad Tohossou, dios del agua; etc. Para Estelle Brun, estas deidades se clasifican en tres categorías. La primera categoría se refiere al bosque, la segunda al humedal y la tercera al agua. Entonces, más allá de las funciones que se les atribuyen de manera diferente, estas divinidades permiten, cada una en lo que le concierne, proteger las áreas naturales de Benín y de otros países africanos. En este sentido, la especialista en Geociencias del Medio Ambiente y Ordenación del Espacio, Estelle Brun, afirma que «estas deidades desempeñan un papel de protección del medio ambiente, de la biodiversidad, de los pueblos o de las comunidades que viven en ellos, ya que los bosques, los ríos y otras masas de agua tienen asociadas funciones sagradas como los ritos de iniciación y sacralización para las divinidades relacionadas con el agua, así como para las religiones importadas y la religión endógena». Así pues, existen áreas protegidas, o más concretamente bosques sagrados, que están bajo la protección de las deidades. Se llama bosque sagrado a «todo medio natural donde existe la presencia de una divinidad. Y este bosque sagrado está suficientemente conservado por las comunidades locales», nos hace entender el doctor Georges NOBIME.

Concretamente en Benín existe el bosque sagrado de Kikélé (protegido por una deidad) en el municipio de Bassila. Lo que lo hace importante es que alberga en su seno una especie amenazada de primate. En este bosque también existe la especie animal de Colobus, que también es sagrada, porque hay comunidades que encuentran que estos individuos de simios son los representantes de sus familias. También está el bosque sagrado situado en Gnanwizoumè, en Bonou. En este bosque está la divinidad «Gnanwi»… «Hlanzoun» … el bosque pantanoso de «Lokoli»… Si este bosque se mantiene hoy en día es debido a la divinidad que se encuentra allí, lo que hace que la gente sepa que no debe dañar este bosque. Hay que preservarlo. Benín posee varios bosques sagrados así.

Por otra parte, existe el bosque sagrado llamado Kpassè, en Ouidah. La única razón por la que sigue aguantando es porque es sagrado. Esto hace que a la gente le cueste arriesgarse a cortar árboles o matar animales.

El que se considera en Benín como un verdadero bosque sagrado es el de la divinidad «Oro» (dios del aire). Todo el mundo sabe que no debe acercarse.

También en Benín, en Grand Popo, están las ONG Nature Tropicale y Eco-Benin que hacen esfuerzos para que los manglares estén protegidos y conservados. Y para ello, estas ONGs les asociaron la divinidad «Zangbéto» (dios de la noche). Se implicó a la comunidad local en la conservación del manglar, pero con la ayuda de la deidad Zangbéto. Es el ejemplo perfecto de que una deidad o deidades pueden ayudar a proteger los recursos naturales.

Lo mismo ocurre en Togo, que cuenta con los bosques comunitarios de Bé y Ezion y el río Tabli, donde las deidades desempeñan un papel importante en su conservación.

El río de Adjarra en Benín

El rol nada despreciable de los iniciados

Para la gestión de las áreas protegidas por las deidades, éstas se hacen acompañar no solo de los iniciados sino también de la población indígena. «Los iniciados de las deidades son en primer lugar los guardianes de estos bosques, pero no son los únicos que los administran», deja entender la activista Charlotte AKOETEY. Para ella, «estos iniciados son ayudados por las comunidades locales». Así, en la protección del medio ambiente en general, y de las zonas naturales sagradas en particular, los rituales son los medios de perpetuación más utilizados. «Si tomo el caso de los ríos que se consideran sagrados, en ciertas épocas del año se prohíbe la pesca por un tiempo, porque debe haber ceremonias hacia las divinidades presentes en estos ambientes», según la zoóloga.

Por otra parte, en Benín, si bien desde entonces son los iniciados y los sacerdotes de esas divinidades los que administran esos bosques, hace apenas unos años el Estado beninés quiso ayudar a esas comunidades a gestionarlos mejor. Así pues, se ha hecho mucho en relación con los bosques sagrados a nivel nacional, para integrarlos en el sistema de zonas protegidas de Benín.

Por tanto, a la vista de todo esto, las divinidades y sus iniciados, así como las comunidades locales, ocupan un lugar importante en la protección de los recursos naturales, pero no se pueden excluir algunos desafíos.

Desafíos y perspectivas

Al igual que en cualquier otra esfera, los desafíos son enormes. De la misma manera, en esta lucha confiada a las divinidades para la protección de los espacios naturales existen varios desafíos. Las tradiciones religiosas y las deidades en general, y en particular las relacionadas con los humedales, siempre sufren enormes presiones antropogénicas y cambios ambientales. «Y esto se debe a la falta de creencia de las religiones modernas que consideran a estas divinidades como una barbarie o un diablo en persona», dice Estelle Brun. Por lo tanto, creen que los pueblos africanos, y sobre todo de Benín, ignoran tal o cual costumbre, cuando en realidad constituyen una identidad cultural que hay que valorizar a toda costa. Hay que decir que la evangelización y la religión han hecho que desaparezcan ciertos aspectos relativos a los hábitos tradicionales para proteger los recursos naturales.

Será necesaria por tanto una educación ambiental y para el desarrollo sostenible que tenga más en cuenta estos parámetros locales a escala mundial, regional, nacional y local. Asimismo, es necesario compartir información y mostrar que la divinidad puede ayudar a proteger los recursos naturales. «Las comunidades están dispuestas a conservar estos recursos naturales, pero a veces carecen de argumentos o medios suficientes para hacerlo», explica Nobime. Es necesario que estas comunidades en Benín, por ejemplo, sepan que el Estado ha adoptado los textos necesarios para que todos esos lugares sagrados puedan ser protegidos de manera legal.

Resumiendo: que las deidades desempeñan un papel importante en la protección de los recursos naturales. Si aún hoy existen muchos recursos es porque las divinidades han estado en la base de su protección. Muchos bosques sagrados están llenos de especímenes, ya sean plantas o animales, que ya no están en otros lugares y solo en estos bosques sagrados se pueden encontrar, simplemente porque tienen deidades asociadas. Esto ha frenado a los cazadores furtivos y a los que talan los bosques. Por lo tanto, se puede decir que las deidades han desempeñado un papel importante en la conservación de los recursos biológicos y naturales. Gracias a ellas, todavía hay recursos de los que podemos presumir.

Artículo del periodista Jean Baptiste Hontonnou

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