El pasado 12 de mayo, en el marco de las actividades de África Vive, celebramos en el Instituto Cervantes de Madrid una mesa redonda en la que hablamos y debatimos sobre los retos del urbanismo en el continente. Se produjo un debate muy interesante entre público y ponentes que, por falta de tiempo, dejó algunas preguntas sin respuesta. Firdaous Oussidhoum, directora de Relaciones Internacionales de la Unión africana de Arquitectos, y Manuel J. Martín, catedrático de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, responden en este post a esas cuestiones de los asistentes.
¿Cuál consideran que es o debería ser la actitud ante la ciudad colonial heredada?
Firdaous Oussidhoum: Según mi experiencia e intercambios en el terreno, considero que la ciudad colonial heredada tiene un doble matiz: por un lado, representa una parte histórica que a menudo es la única parte siendo reconocida como arquitectura de « calidad », porque representa a menudo los antiguos centros de ciudades; por el otro, y de una manera más objetiva, representa una parte de la historia del pueblo, ya sea un recuerdo positivo o negativo, es una parte que hay que asumir con serenidad, para poder construir un futuro sereno. Este ha sido el caso de Marruecos, en el que hasta hace poco, los centros administrativos franceses, hechos con un estilo llamado « neocolonial », han sido dejados de lado, hasta que los reestructuraron y rehabilitaron, haciendo de ellos un patrimonio como otro y asumiendo su papel en la historia arquitectónica del país. De hecho, no olvidemos que muchos de los que han sido construidos en los países africanos, se hicieron como « laboratorios urbanos y arquitectónicos » y, como tales, tienen un valor inestimable. Tenemos en Tánger unos edificios del principio del Bauhaus que son magníficos porque llevan en ellos las investigaciones de aquel momento, con la generosidad e ilusión que caracteriza los debuts de toda investigación.
Manuel Martín: La ciudad colonial suele corresponderse con lo que aquí llamaríamos “la ciudad histórica”. En este caso, seguramente alberga también los equipamientos representativos. Se trata, pues, de preservarla como parte de la historia urbana y superar su carácter de ciudad excluyente a través de procesos de participación ciudadana.
¿Qué papel tiene la participación ciudadana en la protección de la ciudad frente al vacío dejado por las instituciones?
M. M.: Este es un objetivo prioritario en las políticas urbanas. La participación es hoy casi la única estrategia posible para conseguir una protección efectiva. La llamada « ciudad inclusiva » (planificación comunitaria, intercambios de experiencias, cooperación, igualdad, apropiada gestión financiera, mujeres como motor del desarrollo, etc.) puede que sea la mejor solución para los problemas urbanos.
F. O.: Es un papel esencial y central. En principio me parece que con vacío o sin vacío, la sociedad tradicional –la menos urbana– se crea su propia coherencia. Las instituciones hacen lo que pueden frente a la migración del sector rural. Cuando esto ocurre, es importante que encuentren una estructura social que reconozcan para integrarse rápidamente. La proteccion dependerá mucho de la rapidez de integración de la nueva gente que va llegando, y de la estructura en la que se irán integrando.
¿Puede haber buen urbanismo sin participación, sin que se demande y se realice por sus habitantes?
F. O.: Eso se intentó durante el siglo XX con un urbanismo dogmático que para mí ya no tiene cabida en el mundo del futuro, y es algo que se tiene que trabajar en el presente. En mi opinión, un buen ejemplo de ciudad basada en el consenso y en mucho diálogo es Barcelona.
M. M.: Entendemos que no. Por eso hemos propuesto aprender de algunos países de América Latina, como Uruguay, Chile o México, donde esas prácticas han tenido éxito. Si está interesado en este tema le recomiendo los manuales de Naciones Unidas sobre Participatory Planning o del Programa CYTED sobre Participación en el diseño urbano y arquitectónico.
Extrapolando la situación a las ciudades europeas o americanas, ¿cómo se puede pensar la « ciudad africana » con la multitud de casos concretos, culturas, orígenes, situaciones geográficas, influencias históricas y económicas?
F. O.: Yo la pensaría como un hervidero de riqueza, creatividad y humanidad. África tiene una doble apertura: por un lado, los idiomas tradicionales y la manera de vivir tradicional (que es todo un arte); y por otro lado, los idiomas internacionales que dejaron los colonos (ya sea inglés, francés o portugués), lo cual permite al continente conectarse con el mundo entero y comunicar su realidad, su arte y su creatividad. Hay que crear una coherencia que deje vivir, que ofrezca un sitio a todo este hervidero pero en el marco de una coherencia espacial. La de la ciudad, donde todo pueda vivir como una entidad. Para mí, lo que caracteriza hoy en día el espacio de la ciudad africana es el hecho de vivir fuera, de vivir el propio espacio publico. La manera de gestionar, la importancia dada al espacio público, son claves en la creación de una ciudad coherente: a la hora de pensar y trabajar sobre las infraestructuras, las planificaciones y demás, el tema central clave tiene que ser el espacio público y su gestión: allí es donde se expresará la participación ciudadana, y esta se apropiarán de la ciudad.
M. M.: Ya indicamos en la mesa redonda que, aun apareciendo en el título del libro, hablar de « ciudad africana » presupone la existencia de un modelo, lo cual es muy reduccionista. Sí es válido, sin embargo, cuando se pretende una crítica global al urbanismo impuesto desde fuera de África destinado a superar la herencia colonial.
¿Hay propuestas concretas que afronten no solo el problema actual de tugurización en África sino el que es más grave en una visión de futuro: el crecimiento demográfico y urbano que perpetúe y aumente dichas cifras de tugurización?
M. M.: En este tema habría que empezar por quitarle a la palabra su significado peyorativo. Hay teorías (véase los textos de Joan Mac Donald) que afirman que el tugurio puede verse no como el problema, sino como el principio de la solución. Es por eso que hemos preferido hablar de « informalidad », pues informal es el 75% de la economía africana, y trabajar a partir de ella.
F. O.: Hay muchos intentos diferentes, pero las soluciones válidas se sabrán en un tiempo. Las mejores soluciones son las que hacen a los ciudadanos partícipes porque serán las únicas que sean sostenibles. Cualquier solución que ofrezca protagonismo a las poblaciones locales, tiene potencial de éxito.
¿No les parece absurdo intentar arreglarle la vida a los africanos con nuestras recetas? En España hace solo 30 años no había prácticamente planificación. ¿Cómo quieren que África lo tenga ya?
F. O.: Tiene razón, tenemos que saltarnos la etapa de pruebas de Europa y pasar al futuro directamente. Es verdad que las recetas no son soluciones. No creo que los expertos estén en esa actitud. Los mercados económicos si, pero los expertos no. Me parece que el libro de nuestros profesores canarios propone un enfoque diferente a la típica exportación de recetas. Es de agradecer. Las recetas españolas o europeas no funcionarán en África porque los criterios son diferentes y sobre todo por el criterio tiempo. Si me permite, expresaría la pregunta de otra forma porque la verdadera cuestión es que el planeta necesita una vision global para su resiliencia y su sostenibilidad. ¿Cómo hacer que África no caiga en un descontrol de explotación de sus recursos, y tampoco en un caos urbano, que sera un caos humano, no controlable, sabiendo que lo primero desencadenaría sin duda en lo segundo? Hay que utilizar la inteligencia internacional, el expertise global, porque es un problema global. Los expertos están invitados a participar en las reflexiones: las soluciones tienen que ser globales y con una aplicación específica a las regiones.
M. M.: No sé si conoce el informe Auken, que dio lugar a una resolución del Parlamento Europeo (26/03/2009), acerca del impacto negativo de la urbanización extensiva en España sobre los derechos de los individuos y el medio ambiente. Es demoledor para las autoridades españolas, los técnicos y los jueces (a estos dos los trata prácticamente de incompetentes). En efecto, nada tenemos que enseñar.
¿Cómo conseguir involucrar a los gobiernos africanos para que canalicen inversión en urbanismo?
F. O.: Me parece que los gobiernos son conscientes del desafío urbano que representa África. Me parece que las agencias de la ONU trabajando en África se han puesto a ello para sensibilizar a la Unión Africana (UA) y que cree una agenda urbana. Fui invitada a la primera reunión sobre el tema, dirigida por ONU-Hábitat, y fue excelente ver a todas las instituciones de Naciones Unidas establecidas en el continente participando en una reunión sobre el desafío urbano africano. El intercambio fue muy interesante. La UA ha puesto la cuestión urbana en su agenda, y también se trató este tema en la cumbre de cooperación EU/AU, en un taller en el que estuve hablando de « cultura y urbano ». Hacer las cosas conjuntamente es siempre más fácil dentro del marco de una política y estrategia generales. Lo más difícil es siempre lo mismo: la financiación. Para eso, África tendrá que buscar nuevos medios de financiación, ya sean ayudas, cooperación diferente, participación de las diáspora africana fuera del continente, los proyectos público-privados, etc. Tenemos que ser mas imaginativos y creativos. Las ciudades y sus alcaldes tienen parte de la solución mientras que los gobiernos tienen otra. Las instituciones tienen una tercera parte, por la expertise, la estrategia y las soluciones que puedan proponer. La ultima parte es la que trae la financiación.
Malabo II, Oyala, en Guinea Ecuatorial, « Côté du Fleuve » en la RDC, Cité Agondjé en Libreville, los elefantes blancos de pueblos presidenciales, como Yamoussoukro, Kara (Togo) o Gbadolite (ex Zaire). Todas esas ciudades, construidas por dirigentes bajo los consejos de arquitectos occidentales, son gastos de dinero público increíble.
F. O.: Probablemente, aunque al escuchar a la gente, siempre se quedan con un orgullo de decir que sus dirigentes también han hecho ‘grandes cosas’ y se ríen. Queda una memoria colectiva, como una continuidad o transición (a lo mejor) de la época colonial. Es también parte del papel jugado por la arquitectura al fin y al cabo: la memoria colectiva. Son épocas por las que han pasado todas las grandes civilizaciones, un poco por mimetismo las unas con las otras. Esas fueron unas épocas, y la que vivimos ahora es otra. Cojamos la oportunidad que se nos da hoy en día con la maduración y experiencia aprendida ahora. Es un buen momento.
La sostenibilidad urbana se soporta en tres pilares (lo urbano, lo ambiental y lo socioeconómico), pero se está hablando solo de lo urbano y de las otras dos muy poco. ¿Cuáles son las visiones o alternativas ambientales y socioeconómicas para que sea realmente sostenible?
F. O.: Para nosotros, lo urbano no es un criterio de sostenibilidad. Lo urbano es todo y reúne todos los criterios. Hemos definido la sostenibilidad como un equilibrio entre cinco criterios: social, económico, cultural, ecológico y humano.
M. M.: Ciertamente, el tiempo disponible durante la charla solo permitió hablar de lo urbano, pero le remito al último informe de UN-HABITAT, The State of African Cities 2014: Re-imagining sustainable urban transitions, donde, en efecto, los tres pilares que usted cita conforman los parámetros de análisis y futuro de África.
¿Qué valor le dan a las propuestas urbanas del Team X (Van Eyck, Candilis) como crítica a la ciudad totalitaria, y apoyada precisamente en el análisis de la ciudad mediterránea africana? Ídem de lo construido en la Isla de Java de Ámsterdam, planificada por discípulos de J. Habraken
M. M.: Justamente por pretender una crítica al urbanismo abstracto moderno, las propuestas del Team X, en su recuperación de la calle o la plaza, del espacio urbano, las propiedades del lugar, la ciudadanía y los procesos de participación, son prácticas a tener en cuenta. Máxime cuando, como usted dice, esas prácticas se traen de África (Candilis y su grupo de Marruecos, Van Eyck de los pueblos dogón, etc.).
[box]Puedes ver la conferencia completa y el debate en Kuwamba. Si te interesa la arquitectura y el urbanismo en África, en la Mediateca Casa África tenemos varias publicaciones a tu disposición. Entre las últimas adquisiciones, se encuentra la colección African Metropolitan Arquitecture, de David Adjaye. También tenemos varios ejemplares de Un modo de afrontar la ciudad africana, el trabajo ganador del Premio de Ensayo 2013.[/box]
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