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Reposicionamiento de Gambia para el desarrollo sostenible

Reposicionamiento de Gambia para el desarrollo sostenible
Imagen: Pragati Koraput en Wikimedia Commons

El liderazgo es la capacidad de traducir la visión en realidad

Warren G. Bennis

Cuando las naciones prosperan de acuerdo con las aspiraciones de su pueblo y de sus padres fundadores, se convierten en un motivo de orgullo para ellos y en una fuente de referencias para otras naciones, que pueden haber emulado las rutas emprendidas hasta alcanzar una altura envidiable. Sin embargo, cuando las naciones retroceden, se convierten en una pesadilla para los dirigentes y fuente de preocupación para su pueblo. A partir de esta constatación, toda nación que quiera ser digna de su futuro y de su reputación debe esforzarse continuamente por garantizar el crecimiento y la supervivencia de su país y tomar medidas proactivas para atender a las generaciones venideras.

El crecimiento, la supervivencia y la grandeza de Gambia, a través de un desarrollo sostenible bien planificado y eficaz, es, por tanto, de vital importancia para la consecución de una vida y un futuro mejores para su pueblo, siempre dispuesto y trabajador. En la medida en que la supervivencia y el crecimiento de Gambia son de suma importancia para todas las partes interesadas, la necesidad de encontrar soluciones duraderas se vuelve mucho más importante; la mayor urgencia de ejecutar la solución a través de una voluntad política se vuelve más imperativa.

La conciencia debe hacer que la gente se dé cuenta de que queda mucho trabajo por hacer y, por lo tanto, todas las manos deben emplearse a fondo mientras la nación despliega las oportunidades para lanzarse a su grandeza y prosperidad.

Gambia, con capital en Banjul, es el país más pequeño de África continental, rodeado por Senegal, salvo por su costa occidental en el océano Atlántico. Bajo la doble influencia de británicos y portugueses, su desarrollo y evolución políticos y económicos han recorrido un largo camino, a pesar de los enormes retos que ha tenido que superar en su proceso de construcción nacional.

Desde su independencia en 1965 hasta la fecha, el destino de más de un millón de ciudadanos ha estado en manos de líderes como Sir Dawda Jawara, Yahya Jammeh y el actual presidente, Adama Barrow, que se convirtió en el tercer presidente de Gambia en enero de 2017, tras derrotar a Jammeh en las elecciones de diciembre de 2016. El pasado es pasado, pero el actual presidente de Gambia debería intentar escribir su nombre en la arena del tiempo adoptando medidas prácticas para desarrollar el país. Un líder visionario desarrolla la capacidad de predecir y anticipar el futuro. Estas cualidades desencadenarán la sostenibilidad en todos los aspectos. Es eficaz a la hora de manifestar su visión porque crea objetivos específicos y alcanzables, pone en marcha acciones y consigue la participación de toda la población.

En este sentido, el liderazgo en sostenibilidad es un proceso de influencia que aporta dirección, alineación y compromiso, y tiene como objetivo abordar cuestiones sociales, medioambientales, políticas y económicas para crear un país mejor.

Aunque la economía de Gambia está dominada por la agricultura, la pesca y, sobre todo, el turismo, que deberían haber contribuido a impulsar su PIB, la pobreza sigue siendo generalizada y endémica, hasta el punto de que el 48,6 % de la población vive en la pobreza y un 70 % más en las zonas rurales. Para salir de esta pobreza crónica, es imperativo reajustar sus iniciativas políticas para reposicionar su economía, prestando mayor atención a su agenda y objetivos de desarrollo sostenible.

Desde su independencia el 18 de febrero de 1965 hasta hoy, con un año tan amplio, Gambia como nación debería haber superado el actual nivel de retraso en el que la mayoría de los índices negativos de desarrollo no son lo suficientemente inspiradores como para motivar las inversiones y generar crecimiento y desarrollo.

Los gambianos y gambianas están deseosos de desarrollar su querido país y de todos los esfuerzos y estrategias necesarios para lograrlo. El liderazgo sostenible es un proceso de influencia que proporciona dirección, alineación y compromiso, y tiene como objetivo abordar los problemas sociales, medioambientales y económicos para crear un país mejor.

Gambia debe cambiar su estrategia de desarrollo para poder influir positivamente en su perspectiva económica deseada, la que es justificadamente resistente para impulsar la economía del Estado. El desarrollo sostenible de Gambia se ve afectado por su desarrollo macroeconómico y financiero; su desarrollo y la determinación de impulsarlo deben ser la ocupación clave de todas las partes interesadas del país.

Si nos fijamos en la trayectoria macroeconómica de Gambia, el año 2021 fue un año de bonanza, ya que su economía experimentó un fuerte repunte hasta el 5,5 % tras superar la contracción del 0,2 % provocada por la pandemia del virus Covid-19, hasta que los sectores de la construcción, el comercio y el turismo contribuyeron a la recuperación del crecimiento. Cuanto mejor y más próspera sea su economía, más fácil le resultará cumplir y ejecutar toda su agenda de desarrollo sostenible, que complementará en gran medida el reciente crecimiento económico y abordará de lleno los problemas de la pobreza crónica que sigue degradando la vida de su pueblo.

Los elevados precios de la energía deben tenerse en cuenta y abordarse cuidadosamente; esto ayudará a mitigar la galopante inflación que sigue disparándose en medio de los esfuerzos por corregirla.  El reposicionamiento de Gambia para el desarrollo sostenible debe basarse en un mayor gasto en sanidad, educación e infraestructuras y en la reducción de nuestro impacto en el entorno natural. También debe consistir en esforzarse por reducir la deuda pública y proporcionar subsidios a los hogares empobrecidos de todo el país.  En esta apuesta, el sector financiero debe seguir siendo líquido, rentable y estar bien capitalizado.

El crecimiento previsto para su economía es del 5,8 % en 2023, una cifra bastante ambiciosa, pero alcanzable. No obstante, debe impulsarse mediante inversiones efectivas en los sectores de la agricultura, el transporte, la energía, el turismo, las finanzas y la economía digital, a pesar de los riesgos a la baja de los desastres climáticos y la vulnerabilidad de la deuda.

El desarrollo sostenible es un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Esa es toda motivación que debe constituir el eje del nuevo impulso al desarrollo de Gambia. Ese es el camino más seguro para lograr un futuro mejor y más sostenible en vista de la inviabilidad de otras opciones destacadas anteriormente. Estas siguen siendo la clave para abordar los retos de la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la paz y la justicia, así como la degradación del medio ambiente.

En la actualidad, el afán de crecimiento económico de Gambia ha provocado problemas como la degradación del medio ambiente y las disparidades sociales. En consecuencia, el desarrollo sostenible es la única salida, ya que prácticamente prescribe un enfoque más equilibrado del crecimiento que hace progresar el desarrollo a través de tres pilares subyacentes: la inclusión social, la sostenibilidad medioambiental y la prosperidad económica.

Gambia ha tenido carencias en la puesta en práctica de su iniciativa de desarrollo sostenible, y el hecho de que su aplicación no haya tenido los efectos deseados exige una puesta a punto de las estrategias y las políticas obsoletas. Debe hacerlo centrándose en la educación, su economía, la agricultura, la salud y la tecnología con la determinación de impulsarla como un insumo complementario para la base económica más amplia.

En el periodo comprendido entre 2017 y 2019 se renovaron los intentos de incidir en el desarrollo sostenible de Gambia, de ahí la introducción del proyecto Migración y Desarrollo Sostenible en Gambia (MSDG), cuya fase piloto se aplicó desde agosto de 2017 hasta diciembre de 2018, durante la cual se elaboró una Estrategia para la Diáspora Gambiana (GDS) que se incorporó al Plan Nacional de Desarrollo del país.

El objetivo general del proyecto MSDG era potenciar el papel de la diáspora gambiana en el desarrollo nacional, como octava región del país. Mientras que sus objetivos específicos eran crear una prestación de servicios plenamente operativa para la Dirección de la Diáspora de Gambia (GDD), y ampliar y mejorar la participación de la diáspora en la política y la práctica del desarrollo de Gambia.

A pesar de estos impactos, la constatación de que la economía de Gambia sigue siendo débil subraya claramente que su desarrollo sostenible debe reposicionarse de forma pragmática, dando prioridad a los sectores clave ya mencionados en este artículo.

Para reposicionar a Gambia hacia el desarrollo sostenible, el gobierno en el poder debe, entre otras políticas, restablecer la buena gobernanza, el respeto de los derechos humanos, el Estado de Derecho y la capacitación de los ciudadanos mediante la descentralización y la gobernanza local; estabilizar su economía, diversificarla, estimular el crecimiento y transformar la economía. Los actuales dirigentes deben invertir con mayor determinación en su pueblo mejorando la educación y los servicios sanitarios y construyendo una sociedad solidaria.

El Gobierno debe seguir invirtiendo y financiando la educación técnica y las innovaciones tecnológicas; lo cierto y evidente es que nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) en la búsqueda del desarrollo sostenible, ya que se considera una vía viable para introducir cambios positivos significativos y duraderos en cualquier nación.

Tampoco debe abandonar su sector agrícola; debe poner en marcha políticas y programas para modernizar su agricultura y pesca en aras de un crecimiento económico sostenido, la seguridad alimentaria y nutricional y la reducción de la pobreza. Gambia sigue enfrentándose a déficits alimentarios y nutricionales cada vez mayores, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (UNOCHA). Como en la mayoría de los países africanos, la mejora de las prácticas agrícolas garantiza la seguridad alimentaria, mientras que la agricultura en sí es una fuente primordial, sin mecanización, la productividad y la eficiencia han sido históricamente muy bajas. Los gambianos debemos « volver a la tierra » para poder consumir lo que producimos; ocupar el centro de la escena y utilizar el potencial de crecimiento económico del país.

Incentivar al sector privado para que invierta en la mecanización de la agricultura en Gambia mediante exenciones fiscales y subvenciones inteligentes, entre otras cosas. El éxito de la mecanización será clave para hacer frente a importantes retos en las comunidades rurales, desde la inseguridad alimentaria hasta el desempleo rural rampante.

Desde el punto de vista económico, los dirigentes de Gambia deben construir sus infraestructuras y restablecer los servicios energéticos para impulsar su economía; deben esforzarse por promover un turismo integrador y centrado en la cultura para lograr un crecimiento sostenible. También debe hacer del sector privado el motor del crecimiento, la transformación y la creación de empleo. Los incentivos fiscales siguen siendo atractivos y constituyen una plataforma fundamental para el reposicionamiento eficaz de Gambia en aras del desarrollo sostenible, de ahí la necesidad de transformar su administración fiscal a través de la tecnología. Tanto la tecnología como las actividades sociales deben gestionarse y mejorarse para dar paso a una nueva era de crecimiento y desarrollo.

Por último, el Gobierno debe esforzarse por construir una Gambia más inclusiva y resiliente desde la base, y una de las formas más seguras de hacerlo es crear sólidas redes de capacitación de los jóvenes y centros comunitarios en todo el país para garantizar la sostenibilidad financiera, la capacitación de los jóvenes y una vibrante capacidad de desarrollo, especialmente para los que viven en las zonas rurales del país.

Adama Barrow debe ser visto haciendo el trabajo y no hablando por hablar. Un líder visionario y sostenible puede mirar al futuro y construir un sistema que garantice que su país siga prosperando y manteniéndose fuerte en un futuro previsible. Un líder es aquel que conoce el camino, sigue el camino y muestra el camino.

Artículo redactado en inglés por Andrew Sylva, representante de Gambia en el programa Interreg MAC (European Development Fund National Authorisation Office-NAOSU), y traducido al español por Casa África.

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