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El tren que no pasa en Níger

El tren que no pasa en Níger
Tramo degradado y colgando de la vía de tren entre las ciudades de Niamey y Dosso. Imagen: Carlos Nombela Gordo

En el año 2014 comenzó en Níger la ejecución de un proyecto ilusionante que dotaría por fin al país de una línea de tren y un mejor acceso a la costa. Sin embargo, los intereses de unos pocos se interpusieron dejando en saco roto las esperanzas de millones de personas. De todo ello solo quedan demandas judiciales, y 143 kilómetros de vías de tren abandonadas a su suerte.

Idrissa sonríe tímidamente con la mirada fija en el horizonte mientras conduce. La pregunta –que le ha pillado por sorpresa– parece haberle hecho gracia, o quizás su gesto denote incomodidad por la falta de respuestas. Llevamos más de una hora de viaje en dirección a la ciudad de Dosso, y durante todo ese tiempo la vía de tren no ha estado a más de cuarenta metros de distancia de nosotros. Ese chemin de fer olvidado, invadido por plantas, árboles, caminantes y en el que pastan a sus anchas todo tipo de rumiantes. Su construcción data de 2014, año en el que se puso la primera piedra de un proyecto que representa –tristemente– los problemas de todo un país. Por aquel entonces, el expresidente de Níger, Mahamadou Issoufou, presumía –con las elecciones a la vuelta de la esquina– de ser el dirigente que pondría en funcionamiento el primer tren en este vasto país del Sahel occidental. Y razón tenía. Fue él quien cerró un acuerdo histórico con el presidente del vecino Benín, Patrice Talon, y la multinacional francesa Bolloré para enlazar la capital nigerina, Niamey, con el gran puerto de Cotonú en el Golfo de Guinea, pasando por las ciudades de Dosso, en Níger, y Parakou, ya en Benín.

Níger, país enclavado en el centro del Sahel y sin acceso a la costa, es, según el último Índice de Desarrollo de Infraestructuras en África (AIDI 2018), que evalúa y monitorea el estado y progreso de las infraestructuras en todo el continente y que elabora el Banco Africano de Desarrollo, el tercer país por la cola –de un total de 54 países– después de Sudán del Sur y Somalia. Por todo ello, la vía de tren Niamey-Cotonú se presentaba como un primer impulso primordial para las aspiraciones de mejora económica de Níger y para sus intercambios comerciales con Benín.

Minutos después, para evitar dejar pasar demasiado tiempo, vuelvo a lanzar la pregunta: pero ¿qué ocurrió? Idrissa, viendo mi insistencia, trata torpemente de explicar algo que se antoja inexplicable, al menos para los nigerinos, a quienes nadie parece haber dado justificaciones de ningún tipo. Su versión –y la de la mayoría– es que “algunos politicuchos de turno debieron quedarse con el dinero… La historia de siempre”, añade con tono burlón. En Níger, la corrupción es tan palpable y conocida que la gente, resignada, parece haberla aceptado por completo. Los nigerinos la viven y respiran día tras día, y siempre aluden a ella con cierta preocupación sarcástica, como si realmente no hubiera nada que hacer.

Con un gesto de asentimiento, y un “sí, claro”, acepto su respuesta, la misma que antes que él me había dado mucha gente. Sin embargo, la realidad es distinta, o eso parece. Tras una larga y tediosa investigación en internet, doy con las respuestas: aquel prometedor proyecto se entrometió en uno de mayor envergadura que iba a llevar a cabo otra multinacional, Petrolin Group, del magnate benino-gabonés Samuel Dossou-Aworet. El ambicioso plan de este incluía –entre muchas otras cosas– la construcción de la misma vía férrea que enlazaría las capitales nigerina y beninesa.

Con la firma de su convenio, Bolloré hizo jaque mate al proyecto de su directo competidor Dossou-Aworet, que, según aseguró, había presentado a concurso y ganado allá por 2008. Todo esto, como si de niños se tratara, llevó a ambas corporaciones a denunciarse mutuamente en los medios y en los tribunales, y a enfanganar lo que se intuía como un bonito proceso que impulsaría el desarrollo en la región con el índice de pobreza más elevado del mundo.

En 2017, años después de la pomposa inauguración de la Gare de Niamey, primera estación de tren de Níger, y de la conclusión de los 143 kilómetros de enlace férreo entre Niamey y Dosso, los tribunales nigerinos pararon el proyecto para analizar la veracidad de las denuncias presentadas por unos y por otros, dejando en abandono –hasta día de hoy– las vías que ahora me acompañan en el camino. Y todo ello después de que el Estado nigerino, país que ostenta el título de “más pobre del mundo”, abonara buena parte de los millones que se había comprometido a invertir, sin recibir hasta el momento ningún tipo de reparación.

A día de hoy, con el proyecto parado, Níger y Benín reclaman explicaciones y compensaciones mientras buscan nuevas alianzas dispuestas a continuar con el plan inicial. Con Bolloré diciendo adiós a sus inversiones en África, y Petrolin a otras cosas, China llama a la puerta trasera y aprovecha una vez más la ocasión para asomar la cabeza, depositar su candidatura y ganar influencia en suelo africano.

Vía de tren abandonada entre las ciudades de Niamey y Dosso. Imagen: © Carlos Nombela Gordo

No sé con exactitud si lo peor de esta historia es la tristeza que me produce la falta de respuestas de una población indefensa o la desvergüenza de aquellos que anteponen sus intereses económicos, y su influencia, al bienestar de estas personas. Si algo tengo claro es que el proyecto de la vía férrea abandonada entre Niamey y Dosso es el claro ejemplo de la historia de Níger: un tren, el del desarrollo, que por el momento parece una realidad muy lejana.


“Año en el que se puso la primera piedra”: https://www.jeuneafrique.com/depeches/18892/politique/le-chemin-de-fer-reliant-niamey-a-cotonou-vieux-reve-du-niger/

“Índice de Desarrollo de Infraestructuras en África (AIDI 2018)“: https://www.icafrica.org/en/knowledge-hub/article/the-africa-infrastructure-development-index-aidi-2018-358/

“Pomposa inauguración de la gare de Niamey” : https://www.europapress.es/internacional/noticia-niger-inaugura-niamey-primera-estacion-ferrocarril-20140408070929.html

“China llama a la puerta trasera“: https://www.jeuneafrique.com/mag/708761/economie/ligne-ferroviaire-cotonou-niamey-pekin-plutot-que-petrolin/

Artículo redactado por Carlos Nombela Gordo.

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