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El Sahel, trascendental para nuestro país

El Sahel, trascendental para nuestro país
A la situación ya complicada que viene viviendo la región en los últimos años, ahora se le ha sumado el coronavirus. Imagen: Laura Seligra
A la situación ya complicada que viene viviendo la región en los últimos años, ahora se le ha sumado el coronavirus. Imagen: Laura Seligra
Director General

José Segura Clavell

Director general
A la situación ya complicada que viene viviendo la región en los últimos años, ahora se le ha sumado el coronavirus. Imagen: Laura Seligra
A la situación ya complicada que viene viviendo la región en los últimos años, ahora se le ha sumado el coronavirus. Imagen: Laura Seligra

Por José Segura. Casa África organizó un seminario virtual sobre el impacto del coronavirus en las emergencias humanitarias en África.

Una de los principales objetivos de Casa África ha sido, desde sus inicios, tratar de fomentar en los medios de comunicación una mayor presencia de los temas sobre África. España, como país de la frontera sur de la Unión Europea, como territorio vecino e incluso con un Archipiélago que geográficamente se ubica más cerca de la costa africana que de la península ibérica, tiene muy poco interiorizada esta vecindad. Salvo algunas excepciones, es raro ver que los medios de comunicación de nuestro país hablen de África de forma habitual y con normalidad, de la misma manera que lo hacen a diario de los Estados Unidos, de China o de América Latina.

Hace tan solo dos semanas que nuestro presidente, Pedro Sánchez, hizo su primer viaje oficial fuera de España después de una situación tan sumamente excepcional como lo fue el Estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus. Su destino: Mauritania.

El primer viaje que se realiza al inicio de un mandato, o después de un periodo extraordinario, siempre constituye un mensaje: la elección dice que el motivo del viaje lo conforma una prioridad para nuestro país, y ésta no era otra que la cumbre del G-5 Sahel, los países de la enorme área desértica que conforman Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso. El Sahel se extiende a más países (Sudán y hasta Etiopía) y tiene influencia en muchos otros (Nigeria, Senegal, Guinea…).

Enlazo esto con el arranque de mi reflexión a modo de lamento: el importante mensaje a los países africanos que lanzó España con su presencia en esta cumbre ha tenido una excepcional acogida entre nuestros socios africanos, e incluso entre los europeos, pero es también decepcionante que la mayoría de medios nacionales prácticamente no le prestasen al viaje la más mínima atención. Era un buen momento para poner en contexto el por qué España considera tan importante y fundamental esta región, y por qué Pedro Sánchez acudía a una reunión a la que también asistía el presidente francés, Emmanuel Macron y los presidentes de los cinco países africanos que conforman el Grupo G-5 Sahel.

Ésta, precisamente, es una de las claves. España fue a decirle a los países del Sahel, a los representantes de la Unión Africana y hasta a sus socios europeos, que en esta región quiere jugar un papel y aportar soluciones con personalidad propia. Porque España se juega muchísimo en esta región vecina. Permítanme, brevemente, exponerles algunos de los motivos de por qué considero que el Sahel es trascendental para nuestro país:

Por seguridad: El Sahel constituye sin duda, y esta es una terminología que emplean algunos analistas desde hace años, nuestro ‘arco de seguridad’. Las diversas ramas de Estado Islámico y Al Qaeda se disputan territorio en la región, controlan rutas por las que pasan todo tipo de tráficos y crecen en número y fuerza a costa del hambre y la falta de expectativas de los jóvenes a los que van reclutando. La situación se está descontrolando, e incluso amenaza con la extensión a países de África occidental (Costa de Marfil, Ghana, Benín, Togo, Guinea, Senegal…). Para contrarrestarlo, los propios países africanos, tanto a través del G-5 Sahel como de la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana están poniendo de su parte. Desde el exterior, al enorme trabajo y desgaste que ha tenido Francia con la Operación Barkhane y a la que España ha ayudado desde diversos frentes (EUTM-Mali, GAR-SI Sahel…), se le suman ahora nuevos compromisos y una alianza internacional llamada Takuba, con fuerzas especiales de diversos países para luchar contra el yihadismo. Uno de los compromisos de Pedro Sánchez fue el de reforzar e incrementar la presencia de soldados españoles, dado que crece la inseguridad y, por lo tanto, el riesgo de que se complique sin retorno el que verdaderamente es nuestro patio trasero.

Por la demografía y las migraciones: Conocen los lectores mi posición en este tema: lo fundamental es que no haya gente que muera tratando de alcanzar una vida mejor. El boom demográfico que experimentará la región puede multiplicar exponencialmente los intentos de los inmigrantes para alcanzar nuestras costas, si sus países de origen no se convierten en espacios seguros, estables y prósperos para vivir. Y cuantos más sean, la lógica dice que en peores condiciones (si cabe) intentarán la travesía. Y seguirán muriendo centenares o miles de seres humanos en la mar y (ojo con eso, que no hay cifras oficiales, pero sí pruebas de que esto es algo muy importante) en el desierto durante la travesía. El cambio climático, además, complica sobremanera todo este escenario. En estos momentos, recuerden, uno de cada 6 ciudadanos del planeta es africano. En 30 años será uno de cada cuatro. En 70 años, uno de cada tres.

Por el desarrollo y el potencial de la región: Para España, un Sahel pacificado y sus países con un buen ritmo de crecimiento surgirían innumerables oportunidades para que nuestro país y sus empresas, aprovechando además la posición y experiencia de Canarias, entren en un mercado de centenares de millones de personas. Por posición geográfica, debería ser nuestro mercado natural. Sin embargo, la crisis económica que conlleva el coronavirus, el duro golpe que ha ocasionado a la economía informal (la gente que sale cada día a la calle a vender o realizar cualquier labor para buscarse la vida), el importantísimo descenso de las remesas, afectadas también por la crisis global y su afección a la diáspora en todas partes del mundo, y la dificultad de fomentar el desarrollo en un escenario tan incierto hacen que, por el momento, este potencial solo consiga ser una aspiración a medio plazo. Por ello es tan fundamental que el mayor esfuerzo que hagamos hacia la región sea en términos de desarrollo, de cooperación, de fomentar la buena gobernanza y contribuir a la estabilidad y democratización de sus países.

Ante todo este escenario, a la situación ya complicada que viene viviendo la región en los últimos años, ahora se le ha sumado el coronavirus, como una especie de ‘tsunami’ que altera o modifica todo lo que toca.

Este pasado jueves, 16 de julio, organizamos en Casa África un seminario virtual sobre el impacto del coronavirus en las emergencias humanitarias en África. Del Sahel nos habló Mari Carmen Viñoles, responsable de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la región. Nos explicó que el coronavirus pone la guinda al pastel de lo que en los próximos meses será “la tormenta perfecta”. Uno, los meses de julio y agosto constituyen el llamado ‘pico de hambre’, cuando más necesaria se hace la asistencia alimentaria porque ya se ha agotado la última cosecha (además, muy escasa este año). Dos, está también otro pico, el de la malaria, cuando más casos surgen y más tensiona los centros sanitarios. Tres, el propio coronavirus, que para ser sinceros, está dando mucho miedo a las ONG’s presentes en la zona porque hay cierta conciencia entre la ciudadanía, incluso algunos gobiernos, de que se ha evitado con los encierros iniciales un golpe duro como el que ahora sufren en Sudáfrica. Y cuatro, el resto de enfermedades ya presentes en la zona (sarampión, rubeola, difteria, tétanos, VIH, fiebre amarilla, ébola…), que pueden vivir aumentos inesperados después de que el coronavirus y sus encierros hayan paralizado campañas de vacunación o hayan provocado el desvío de presupuestos antes destinados al combate de estas enfermedades.

No podemos bajar la guardia”, decía Viñoles. Cierto es que se han hecho pocos tests y por ello debe haber casos no contabilizados, pero también lo es que hasta el momento los hospitales no están viéndose saturados ni se detectan picos extraordinarios de mortalidad. Sin embargo, con este virus nada es predecible.

La Covid-19 es el elemento inflamable de un cóctel que podría prender en cualquier momento y causar estragos a unos sistemas sanitarios completamente insuficientes y poco equipados. A ello hay que añadirle la situación de inseguridad de la que hablábamos y, lamentablemente, un escenario político muy preocupante e incierto para el país que más ha sufrido el embate de los yihadistas en esta región: Mali. Las próximas semanas serán decisivas para el devenir de un país cuyo gobierno y presidente están siendo cuestionados por haber sido incapaces de gestionar la seguridad en su territorio y haber perdido el control de gran parte de él a favor de diversas organizaciones, que campan a sus anchas e incluso luchan entre ellas ante la falta de medios del Estado para hacerles frente.

Por esto, debemos entender que el Sahel es, verdaderamente, un espacio geopolítico fundamental para nuestro país, para nuestra estabilidad y seguridad. Y España debe pelear por jugar ahí su propio papel, aprovechar las buenas relaciones que hemos cimentado con los países africanos en los últimos años, rentabilizar la excelente imagen que tiene entre sus ciudadanos, la de un país amable que no está ahí ni para explotar sus recursos ni para beneficiarse de intereses espúreos. Que está ahí porque quiere ayudar, que les dice sin intermediarios que el bienestar del Sahel es el bienestar de España. Que su seguridad es la nuestra. Y que para que haya seguridad es fundamental que el principal esfuerzo del mundo con la región sea el de fomentar el progreso, el desarrollo. De generar oportunidades para que esos millones de jóvenes encuentren opciones para emprender y tener una vida digna. Porque el progreso del Sahel es también el nuestro.

José Segura Clavell es director general de Casa África y doctor en Ciencias Químicas. Catedrático de Termodinámica en la Escuela Oficial de Náutica de Tenerife y fue profesor titular de Física Aplicada en la Universidad de La Laguna. 

[box]Casa África hace un seguimiento especial diariamente sobre la situación del COVID-19 en África que publica en un dosier junto a otras noticias de interés. Puedes consultar el dosier en la sección de Actualidad Casa África. Además, en nuestro canal YouTube hemos creado una lista de reproducción #PeriodismoÁfricaCOVID19 en la que periodistas o personas implicadas en la lucha contra el #COVID-19 nos informan sobre cómo está afectando esta pandemia a sus países y cómo se planifican para frenar su expansión. También les recomendamos los distintos artículos que estamos publicando en este blog como Diario de una pandemia que firma el filósofo senegalés Felwine Sarr o los artículos de Carlos LopesAchile Mbembe o Albert Roca. [box]
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