La era de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) ha sido testigo de una transformación en la historia del desarrollo africano. Las perspectivas de África para el año 2015 son notablemente distintas de lo que fueron en el 2000: las economías africanas han crecido en tasas que rivalizan con las del este asiático con un promedio del 6 % en 2013 (excluyendo Sudáfrica), según el Africa Progress Panel 2014. Si la actual trayectoria de crecimiento continúa, en el año 2025 tres de cada cinco países africanos tendrán ingresos medios. Dicho crecimiento ha sido liderado tanto por los recursos naturales como por un dinámico sector servicios que han hecho crecer la inversión privada, incrementando exportaciones y mejorando la producción agraria. África se representa cada vez más como un continente de oportunidades.
Sin embargo, el desempeño regional del bienestar individual, tal y como indican los ODM, contrasta con esta brillante imagen. Desde el año 2000, África ha quedado por detrás del resto del mundo en progreso de los ODM, particularmente en términos de pobreza, creación de empleo y seguridad alimentaria, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informes recientes revelan que la transformación de África ha sido limitada, con un pequeño impacto en la vida de la población más pobre. El Informe sobre Desarrollo Global del Banco Mundial estima que África subsahariana hospeda el 41 % de la actual pobreza global, una cuota que podría alcanzar el 81 % en el año 2030 si se continúa con la situación actual. Esta severa concentración de la pobreza global necesita una respuesta específica por parte de los gobiernos africanos.
En septiembre de 2015, los estados miembros de las Naciones Unidas serán quienes decidan los objetivos de desarrollo sostenible que reemplazarán los ODM y quienes guiarán la agenda de desarrollo global hasta el año 2030. De manera esperanzadora, la Common African Position (CAP) está de acuerdo con los objetivos fijados por la Unión Africana en enero de 2014. Dichos objetivos hacen un especial énfasis en «una transformación estructural para un desarrollo inclusivo y centrado en las personas». Poder llevar a cabo esta visión implicará una mayor inversión en infraestructuras, servicios básicos y creación de empleo. Además, será necesario ir más allá del alcance de los ODM para poder implicarse en las delicadas cuestiones de paz, seguridad y gobernanza, indica el Banco Mundial. El deber de los gobiernos africanos sería el de utilizar el próximo año para implantar audaces medidas políticas en esas áreas, asegurando un enfoque en el desarrollo inclusivo en la Agenda Pos-2015.
Tres nuevas claves de la Agenda Pos-2015
Comparada con el enfoque de los ODM en necesidades básicas, la Agenda Pos-2015 ofrece tres nuevas claves que son esenciales para un exitoso desarrollo en África y que son parte de los seis pilares fundamentales establecidos por CAP:
Creación de empleo. El reciente crecimiento en África no ha creado suficientes buenos trabajos. En la pasada década, la labor de África forzó el crecimiento a una escala de 91 millones de personas. Sin embargo, solo 37 millones de ellos tuvieron un empleo remunerado (PNUD, 2013). Este atraso ha supuesto un reto social, especialmente con la ampliación del rango de edad de los trabajadores en medio de una situación de aumento de paro juvenil. La Agenda Pos-2015 debe asegurar que la transformación estructural de África conduzca hacia una creación de empleo donde la productividad sea mayor que en el sector informal de la agricultura. Hay atractivas razones por las cuales centrarse en todos los sectores. Priorizar la agricultura es un sine qua non para erradicar la pobreza, dado que supone una fuente de sustento para el 78 % de la población africana en situación de extrema pobreza. La manufactura ha sido tradicionalmente considerada como una «escalera» para el crecimiento económico. Un gran número de textos sugiere que la convergencia de la productividad es más sencilla de conseguir en la manufactura que en ningún otro lugar. Además, los recientes éxitos del desarrollo africano han sido causa de un dinámico sector servicios (mayormente en telecomunicaciones, venta al por menor, transportes y turismo) que suman un 62 % del acumulativo crecimiento del producto interior bruto entre los años 1995 y 2011, según el Banco Mundial. Alcanzar una suficiente creación de empleo para conseguir un desarrollo inclusivo y una reducción de la pobreza requerirá que los gobiernos africanos se ocupen de las limitaciones vinculantes existentes en los tres sectores.
Infraestructura y gobernanza. La infraestructura africana en términos de transportes, energía, regadío y almacenamiento, así como en otras áreas, está subdesarrollada. Ocuparse de ello requerirá una larga lista de proyectos, una mejor gobernanza que atraiga la entrada de inversores privados a largo plazo y una nueva financiación (el déficit de financiación estimado para infraestructuras está alrededor de los 48.000 millones de dólares por año). El Fondo de Infraestructuras África 50, creado por el Banco Africano de Desarrollo (AfDB), es un ejemplo de un nuevo tipo de servicio necesario para proveer competencias técnicas, capital de puesta en marcha así como de equipos dedicados a proyectos que aceleren dosis financieras dirigidas a proyectos de infraestructuras. Por otro lado, mejorar servicios de proyectos no es suficiente. De manera general, África no ha alcanzado las mejorías en términos de gobernanza necesarias para deliberar, operar y mantener mejores infraestructuras. Persistentes brechas en leyes de derecho y una usual situación de corrupción continúan constriñendo la inversión privada. De manera similar, aunque durante el período de los ODM se alcanzaron mejorías en el acceso a la mayoría de servicios básicos, sigue habiendo una gran disparidad entre áreas urbanas y rurales así como en grupos de ingresos. Un acercamiento más inclusivo hacia las infraestructuras implicará abordar cuestiones más complicadas y no tratadas durante el período de los ODM, tales como derechos de propiedad, discriminación y corrupción.
Paz y seguridad. Veinticuatro países de África subsahariana presentan unas tasas de extrema pobreza que exceden el 40 %. Además, 18 de esos países han sido catalogados como estados frágiles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto implica que, para poder erradicar la pobreza en África subsahariana, hay una gran necesidad de inversión en paz, seguridad y reforma institucional. Tal y como se destaca en el informe del Grupo de Alto Nivel de la Agenda de Desarrollo Pos-2015, esto representa un «cambio fundamental para reconocer la paz y la gobernanza como elementos fundamentales (y no opcionales) para alcanzar el bienestar». La Common African Position también incluye la paz y la seguridad como un pilar fundamental, pero en la actualidad es precisamente la parte menos desarrollada de su plan de acción. Realizar dicha parte requerirá que tanto los donantes como los gobiernos abandonen su zona de confort.
Qué debe hacerse en 2015
Los gobiernos africanos pueden continuar acelerando todavía su proceso de progreso bajo los términos establecidos por los ODM durante el año 2015. Incluso si los objetivos no han sido completamente conseguidos, los ODM son el punto de partida para la Agenda de Desarrollo Pos-2015. Todo esfuerzo debe dirigirse a fortalecer estos fundamentos para finales de año. Mostrar ejemplos y enseñanzas de la implantación de los ODM puedes ser instructivos en el descubrimiento de la mejor manera de usar un marco de objetivos globales que a su vez apoye un desarrollo nacional.
En 2015, el debate girará en torno a la financiación, medios de implementación y responsabilidades por los resultados obtenidos. El año proporcionará una ventana de oportunidades para aquellos gobiernos africanos que han mostrado su voluntad de tratar sus delicados asuntos políticos bajo el contexto de la CAP. Para ellos, ahora será el momento de desarrollar una potente visión regional de seguimiento y rendición de cuentas con unos claros planes de financiación y estrategias de implementación a un nivel nacional.
Un acontecimiento importante es la próxima Tercera Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Adís Abeba del 13 al 16 de julio de este año. Esta conferencia es una oportunidad para comprender tres resultados claves:
- Una reafirmación del fuerte desarrollo oficial en el apoyo a los países menos desarrollados y a los países recién salidos de conflictos a pesar de la presión presupuestaria en muchos países desarrollados, explicada quizás mediante la recolocación de las ayudas concedidas desde países con ingresos medios a países con ingresos bajos
- Un mayor nivel de apoyo a las necesidades de financiación de países con ingresos bajos y países con ingresos medios-bajos, especialmente en términos de ayuda para infraestructuras regionales y nacionales con alto coste.
- Una comprensión del papel positivo que los negocios (locales y multinacionales, en grandes y en pequeñas dimensiones) pueden jugar para conseguir un desarrollo sostenible, así como las políticas, regulaciones e incentivos que maximizarán la contribución que los negocios efectúan al promover el aumento de beneficios a largo plazo.
Homi Kharas es catedrático y director adjunto del Programa de Economía Global y Desarrollo de Brookings Institution.
Julie Biau es auxiliar de investigación de la Iniciativa sobre Gobernanza y Ayuda al Desarrollo de Brookings Institution.
[box]Este artículo forma parte del informe Foresight Africa 2015, elaborado por Brookings Institution, y ha sido traducido al español por Casa África en colaboración con este centro de investigación. Las opiniones expresadas en Foresight Africa 2015 son exclusivamente de sus autores y no de Brookings Institution. Traducción: Eleazar Báez García[/box]
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