Podría tratarse de la historia de un simple portero enfrentado a la soberbia de una mujer que, por su carácter despótico y arrollador, lo conduce a un final trágico. A eso podría limitarse la novela Ramata (Roca Editorial, 2008), del escritor Abasse Ndione, de no ser por el afán y el genio de un novelista que logra convertir esta simple historia en el retrato de toda una sociedad, y donde, para colmo, el amor contribuye a su extrema complejidad.
Ramata es parte de esas obras que se convierten en el buque insignia de un autor, a pesar de él, a pesar de todo, porque contiene toda esa información, esas pequeñas anécdotas y guiños que permiten entender y reconocer una cultura y un país. No puede presentarse como una novela policial, porque su argumento va mucho más allá de la escena de un crimen y su posterior investigación.
La trama inicia anecdóticamente en un bar llamado ‘Brisa del mar’. Uno de esos lugares en los que vecinos y amigos se encuentran para enterarse de lo que ha ocurrido en la ciudad, para comentar todo tipo de rumores y relatos y, en esos lugares, siempre destaca ese personaje ebrio, a veces un poco cargante quien, alentado por el alcohol y las circunstancias, termina exponiendo una historia de un valor inestimable.
De esta manera el narrador-testigo se inmiscuye en la historia de Ramata: una mujer de superlativos, hermosa, segura de sí misma, esposa del fiscal general del Estado, quien durante una visita a su ginecólogo, el profesor Gomis, termina enfrentándose con el portero de la clínica.
Este altercado nos ofrece de entrada un retrato de la Ramata más cruel y furiosa, una mujer que se considera por encima de las leyes, que ostenta su poder por medio de ese carácter explosivo y extravagante, así como su apariencia exquisita y radiante. Ella es un fuego que arde y pide combustible, es un fuego que no duda en abrasar todo aquello que se cruce con ella si de eso depende su imagen o su estatus.
Pobre portero ese Ngor Ndong, quien desde el principio se ve embarcado en un asunto de proporciones insospechables. Hombre trabajador, concienzudo y justo, Ngor sigue las instrucciones de su jefe al pie de la letra, con la mayor integridad, mostrando así responsabilidad y sensatez, pero sin saber que, en algunas esferas, las reglas no existen o sólo son una pantalla.
En los hechos, el portero no puede ser reprendido. Solo exigió un pase a una mujer que desconocía, le impidió el paso, sin saber que este impedimento sería considerado como una ofensa grave por Ramata y terminaría ocasionando la muerte del hombre en unas condiciones que ponen en entredicho todo el Estado democrático de Senegal.
A partir de la muerte de Ngor Ndong descubrimos una maquinaria vil y apestosa que corrompe y denigra a hombres sencillos y honestos, y refuerza a las personas untadas de poder y dinero. Con el fin de preservar sus aspiraciones políticas, el esposo de Ramata, Matar Samb, recurre a un hombre misterioso para arreglar la escena del crimen y desvincularse por completo de toda amenaza.
El gran éxito de esta novela no sólo reside en su narración precisa, fluida y sorpresiva, directa y despiadada como la vida misma, sino también en el hecho de que combina dos historias espaciadas en el tiempo pero que interponen a unos personajes muy cercanos, y en situaciones distintas.
En la segunda parte de la novela, tras la muerte del portero, reaparece una Ramata más madura, más poderosa, e igual de egocéntrica y vanidosa. Su marido ya es uno de los hombres más poderosos del país y, sin embargo, ella sigue profundamente insatisfecha.
Un suceso inesperado la trastorna de tal modo que, de repente, el lector se encuentra frente a otra Ramata totalmente distinta. Y ese suceso –que, por cuestiones de intriga, no debo revelar– nos abre una puerta más sobre ese Senegal que nada entre la modernidad y la tradición.
En resumidas cuentas, Ramata es una novela de gran calado social, imprevisible y a menudo cruel, que reconstruye una época y una sociedad entera. Una historia romántica con final trágico, así como algunas novelas de corte francesa (La dama de las camelias, Madame Bovary o Nana), pero con un sabor africano que insufla vida a los hechos de la historia.
Johari Gautier Carmona (1979) es un escritor y periodista franco-español nacido en París (Francia). Actualmente reside en Valledupar (Colombia), tras haber vivido en Barcelona (España) y Derby (Inglaterra). Autor de El Rey del mambo (Ediciones Irreverentes, 2009), y Cuentos históricos del pueblo africano (Editorial Almuzara, 2010).
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