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Un futuro se abre a través de las pantallas de los videojuegos

Un futuro se abre a través de las pantallas de los videojuegos
Jugadora africana de esports hablando con su equipo durante una competición retransmitida en directo. Imagen: © Freepik

Carlos Bajo Erro

Periodista cofundador de Wiriko

La industria creativa tiene potencial económico, pero también cultural

“Nuestro reto es apasionante. Tenemos el desafío y la oportunidad de crear referentes propios”. Esa es la misión que se ha impuesto y que asume con energía Madiba Olivier, el fundador y responsable de Kiro’o Games, un estudio de videojuegos camerunés entre los más populares del continente. Las cifras varían porque en muchos casos se trata de proyecciones; sin embargo, a medida que el mercado crece, aumenta también el interés. Una de las estimaciones más sólidas calcula en 862,8 millones de dólares el volumen de negocio de la industria del videojuego en África subsahariana. Una cantidad que se prevé que supere por primera vez los 1000 millones de dólares en 2024, precisamente cuando el mercado global de esta industria de entretenimiento está retrocediendo ligeramente. Son los datos que se extraen de un informe de NewZoo, un referente en la monitorización de la industria del videojuego, y Carry1st, que pasa por ser el editor de videojuegos más importante de África, que publicó en exclusiva la cadena estadounidense CNBC a mediados de este año.

Estos mismos informes sugieren que el volumen de jugadores africanos sobre el total mundial es todavía pequeño, pero el rápido aumento y la superación de alguna de las trabas que se habían presentado hasta el momento están llamando la atención de los principales actores del sector que, al mismo tiempo, propician que el crecimiento del mercado se acelere. Algunos de esos gigantes ya han hecho evidente su interés por el continente, como es el caso del desembarco a través de Nigeria de Mobile Premier League (MPL), una conocida startup india de juegos deportivos que aparece como representante de la fórmula conocida como “paid competitive gaming” (o pago por juegos competitivos) en los que los jugadores pueden monetizar su actividad. El mismo apetito se vislumbra en los inversores que, en cierta medida, miran cada vez más hacia el continente. Esta tendencia permitió, por ejemplo, que la propia Carry1st recibiese una inyección de 27 millones de dólares en enero de algunos de los principales fondos de inversión del sector. 

La juventud de la población del continente, el rápido aumento de este grupo de edad y el acceso cada vez más extendido a dispositivos tecnológicos explican en parte esta pujanza. Pero algunas mejoras técnicas también han colaborado, como por ejemplo los sistemas de pago a través de móvil, que se ha convertido en uno de los retos comerciales de la mayor parte de los estudios que pretenden expandir su negocio. Los videojuegos en el continente son móviles. A diferencia de otras geografías donde está más extendido el uso del PC o de las videoconsolas, en el continente africano, el 90 % de la facturación del sector en 2022, 778,6 millones de dólares, procedían de los juegos móviles. Los estudios necesitan vender sus juegos y necesitan hacerlo a una población con poco poder adquisitivo, poco bancarizados, es decir, con poco acceso a métodos de pago formales, y con un manejo intensivo de la telefonía móvil, por lo que las soluciones se han buscado a través de esa ecuación.

Sin embargo, esta expansión del mercado esconde un riesgo, que la ola del interés atraiga a actores globales y entierre a los estudios más modestos que se pelean hace años por hacerse un hueco en un espacio tan poco agradecido. Sin embargo, a algunos de los veteranos no les asusta esa competencia, como ocurre con Madiba Olivier. Este apasionado pionero del videojuego en África confía en que los estudios del continente también ganen con la globalización de los mercados, que sus productos también lleguen a otras latitudes y espera que esta apertura dinamice y fortalezca un ecosistema cuyo éxito beneficiará a todos. “En África hay mucha cerveza y mucha lotería. Ojalá hubiese un poco más de gaming”, asegura Olivier provocador. Él se refiere a la cantidad de empleos que se pueden generar en torno a esta industria, como animadores, diseñadores, músicos y otros profesionales en los que destacan jóvenes creativos y talentosos. “Sería una pena que se perdiese el talento africano, pero no solo para el continente, sino que saldría perdiendo toda la humanidad”, advierte este emprendedor. En sus videojuegos, pretende transmitir las culturas y la tradición de las historias del continente. Su enfoque se apoya en la convicción de que los jóvenes africanos no tienen los mismos referentes culturales y que necesitan juegos adaptados a esos referentes particulares y, por otro, que la humanidad necesita también esa aportación cultural africana para completar su mirada.

Olivier lo compara con la aportación de la cultura japonesa con todo el imaginario de las historias de samuráis. “Es un reto de civilización”, afirma al tiempo que explica que las historias de los juegos de Kiro’o Games están escritas “a la africana”. A pesar de ello, confiesa que el trabajo de expansión de estas historias es titánico porque hay dificultades añadidas para llegar a un público global. “A los jugadores de otras regiones podrían interesarles estas historias porque son buenas historias, pero no las conocen y además se han alimentado de imágenes negativas”, comenta sobre la predisposición a incorporar estas miradas.

Sin embargo, el mundo del gaming tiene otra dimensión y es la de los propios jugadores. Mouhamed Thiam es un joven senegalés, más conocido como Dexx Junior, que se ha convertido en una de las máximas promesas africanas de los e-sports. A los 15 años ganó su primer torneo y con él nada menos que 1 000 000 de francos CFA (algo más de 1500 euros), por lo que no es extraño que se plantease dedicar sus esfuerzos a los videojuegos deportivos. Hoy, con 20 años, es campeón de la Liga 1 Uber Eats “e-ligue 1 Tour” de FIFA2023 y miembro de uno de los primeros equipos profesionales de e-sports del continente, el senegalés Solo esport. Thiam reconoce que al principio les costó ganarse el respeto: “Al principio, todo el mundo piensa que cualquiera puede hacer esto y que te puede ganar fácilmente, pero a medida que hemos ido ganando torneos nos han ido respetando”.

Para este jovencísimo gamer, la falta de financiación bloquea la aparición de otros equipos en diferentes países de África subsahariana y los problemas de conexión también suponen un obstáculo, además de que, en muchos casos, los propios editores de los juegos no permiten que se pueda participar en los campeonatos globales desde todos los países. Y frente a la imagen estereotipada del jugador solitario y que abandona los estudios reclama con energía que está en su primer año de ingeniería informática especializada en ciberseguridad y que todos sus compañeros de equipo tienen estudios superiores.

Mientras, Madiba Olivier continúa intentando expandir el universo de sus creaciones. Aurion: Legacy of the Kori-Odan, el juego más popular de Kiro’o Games, explora su transformación en Aurion Verse, una experiencia transmedia basada en una historia sólida y poderosa, única y sustentada sobre una gran comunidad. “El videojuego es una etapa. Aurion Verse es un catalizador de toda una industria, que capitaliza lo que África tiene de particular”, afirma el creador al que solo un empujón de financiación separa del sueño.

Artículo redactado por Carlos Bajo Erro.

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