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Los medios de comunicación occidentales están intentando rectificar su cobertura racista y estereotipada de África. ¿Es hora de que los medios africanos hagan lo mismo?

Los medios de comunicación occidentales están intentando rectificar su cobertura racista y estereotipada de África. ¿Es hora de que los medios africanos hagan lo mismo?
Cámara filmando Por poco_bw
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Pregunta rápida: ¿qué tienen en común estos títulos? «A Dark Continent Seeking Light» (Un continente oscuro en busca de luz); «Sure, Ebola is Bad. Africa has Worse» (Claro que el ébola es malo, pero África tiene cosas peores); o «Magic and Cannibalism in the African Jungle» (Magia y canibalismo en la selva africana). Correcto: todos tratan sobre África. Pero la respuesta más exacta es que todos son titulares que han aparecido en el prestigioso periódico New York Times.

Son solo algunos ejemplos de las formas en que muchos medios de noticias tradicionales de Occidente han informado históricamente sobre África. Hoy en día, están disminuyendo las noticias que refuerzan las percepciones negativas, los estereotipos y la tergiversación racial, pero el daño infligido al continente y a sus comunidades sigue sin resolverse. La académica estadounidense especializada en medios de comunicación Meredith Clark predijo que 2021 sería el «año en que el periodismo empiece a hacer una compensación». Acuñó el término «periodismo reparador» para referirse a un nuevo enfoque de los medios de comunicación estadounidenses «para redimirse (…) mediante elecciones editoriales radicalmente inclusivas». Como si respondieran a este llamamiento, muchos medios informativos han publicado pedidos de disculpas destacados. En ellos, reconocen el encuadre racializado de las noticias o los vínculos con la esclavitud. También se han reconocido otras formas de compensación. El Proyecto 1619 de The New York Times Magazine, por ejemplo, es una plataforma para que las comunidades marginadas revisen la historia de la esclavitud y el racismo. En el Reino Unido, The Guardian creó un proyecto similar, Cotton Capital, como parte de un programa más amplio de justicia reparadora. Los académicos han afirmado que esto emplea una estrategia de «nueva narración periodística» de las noticias. Se han producido algunos avances positivos en la forma en que se informa sobre África a escala internacional. Sin embargo, es necesario un cambio cultural continuo, principalmente en la forma de producir las noticias. Exige pensar de nuevo la formación periodística y cambiar a enfoques informativos más orientados a la comunidad.

En este replanteamiento, ¿no deberían también los medios de comunicación africanos hacer balance de su propio y perjudicial papel histórico de apoyo a los intereses coloniales y a las perspectivas del norte global? Como estudiosos de los medios de comunicación, nos centramos en cómo funciona el periodismo en el continente. Hemos analizado cómo informan los periodistas africanos sobre las noticias africanas en relación con los medios informativos mundiales. En un libro académico de próxima publicación, Wahutu considera qué fuerzas han configurado el periodismo africano y por qué los periodistas africanos han marginado las narrativas africanas.

Es fundamental que los países minoritarios del mundo se hagan cargo de una oscura historia de colonización, esclavitud, genocidio o discriminación racial. No obstante, también está la cuestión de cómo -o incluso si- es algo de lo que los medios y profesionales de la información de África deben rendir cuentas.

¿Rendir cuentas en África?

La prensa tiene una larga historia en África. El primer periódico apareció a finales del siglo XVIII en Egipto, seguido por Sudáfrica en 1800 y Sierra Leona en 1801. Los periódicos autóctonos, como The Lagos Weekly Record (Nigeria), L’Action Tunisienne (Túnez), Imvo Zabantsundu (Sudáfrica) y Njata ya Kirinyaga (Kenia), no tenían reparos en denunciar los males del Gobierno colonial o de las élites africanas. Esto cambiaría tras la independencia debido a la represión política de los nuevos Gobiernos africanos, así como a los continuos enfoques occidentales de la educación y la formación periodísticas que se habían convertido en la norma. Al Estado se lo trataba mayoritariamente con guantes de seda o como fuente de información. Al público se lo consideraba, sobre todo, «el hombre de la fábrica de galletas»: desinteresado en la política y preocupado por los deportes.

Las investigaciones demuestran que, a la hora de cubrir los acontecimientos internacionales que se desarrollan en el continente, los periódicos africanos han sido más propensos a recoger noticias procedentes de empresas y actores del mundo occidental que de otros países africanos.

Esto suele deberse necesariamente a la falta de recursos. Por ejemplo, para Kenia puede ser más barato recoger noticias de una agencia de noticias mundial que de periódicos ugandeses (algunos de los cuales son propiedad de medios de comunicación keniatas rivales). Como bromeó una vez un periodista:

Tenemos la mentalidad de que los medios de comunicación extranjeros son los mejores (…), hasta que nos machacan. Así pues, si los corresponsales del New York Times admiten que su empresa tergiversa la imagen de África, ¿por qué aparecerían artículos del New York Times en los periódicos de Kenia, sobre todo, cuando hablan de acontecimientos de dicho país? Sean cuales sean las razones (y no son pocas), es hora de que los medios africanos también consideren la posibilidad de hacer periodismo reparador. De reflexionar sobre si el periodismo africano ha perpetuado estas mismas tergiversaciones mediante la subcontratación de mano de obra o mediante lo que se entiende por «buen periodismo».

Muchos medios de África todavía tienen que examinar en profundidad cómo han interiorizado los enfoques normativos blancos del periodismo. National Geographic se ha disculpado por presentar a los aborígenes australianos como «salvajes». Quizá deberíamos pedir a algunos periódicos kenianos que se disculparan por tratar de ampliar la presencia militar colonial y, por tanto, la violencia contra los kenianos.

El futuro

Una nueva rendición de cuentas cultural en EE. UU. y el Reino Unido ha allanado el camino para entablar un diálogo mundial sobre el periodismo reparador. Entre las propuestas, se encuentra la de que los medios encuentren nuevas formas de informar. Entre ellas, una cobertura más sostenida de las comunidades mal representadas, un trato más justo en el futuro con las comunidades minoritarias y un periodismo que se amplíe para incluir voces marginadas en la información, como artistas y activistas. El periodismo africano dentro del continente necesita recuperar su papel históricamente franco, en lugar de seguir imitando las prácticas perjudiciales de Occidente. Es necesario volver a contar las realidades del continente de un modo que evite las divisiones adoptadas por las primeras élites políticas. Nuestra investigación propone que los medios informativos africanos piensen en sí mismos como cronistas de historias contemporáneas y constructores de archivos para las generaciones futuras.

Los medios informativos son fundamentales no solo para erigir la realidad, sino también para archivarla. Esto influye en cómo piensa el público en la vida cotidiana y, a su vez, en cómo imagina el mañana y recuerda el ayer. Tiene un efecto duradero en la forma en que las generaciones futuras piensan sobre lugares como África.

Este artículo ha sido publicado originalmente en inglés por The Conversation y traducido con la colaboración de Casa África. Traducción de Ramsés Cabrera.

Artículo firmado por j Siguru Wahutu y David Cheruiyot.

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