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Semilla Negra – Programa 65: Veinte canciones de Cabo Verde y un poema de Mário Lúcio

Semilla Negra – Programa 65: Veinte canciones de Cabo Verde y un poema de Mário Lúcio
Mário Lúcio. Imagen: © Omar Camilo en la web de Mário Lúcio

Carlos Fuentes

Periodista especializado en músicas de África

Hay universos musicales que no siempre fueron conocidos más allá de sus fronteras naturales. Algunos sonidos vieron pasar décadas enteras hasta que el público mundial supo de su existencia. El caso de la morna, la canción melancólica de Cabo Verde, y por extensión otro ramillete de estilos más o menos populares en el archipiélago africano, sea quizás el mejor ejemplo reciente de enamoramiento musical a primera vista. Y casi en primera persona: Cesária Évora (1941-2011).

Pero no solo de morna vive el hombre en Cabo Verde. Ni tampoco del recuerdo único de una cantante que, como pocas veces en la historia de un país africano, logró que muchas personas aprendieran a situar Cabo Verde en un mapa del mundo. En estas diez islas atlánticas con medio millón de habitantes, situadas a 1500 kilómetros al sur de Canarias y a 600 de Dakar, la capital de Senegal, floreció el interés por su rica cultura criolla a partir del rescate que Bana logró con la señora de los pies descalzos. Desde las tabernas tristes de Mindelo, después de media vida rápida de grogue y mornas.

Lúcio Matias de Sousa Mendes, Mário Lúcio, compositor, cantante, escritor y poeta, a veces político, es autor de varias obras de referencia para entender el archipiélago de Cabo Verde y pespuntar vías de pensamiento y desarrollo a partir del propio hecho cultural. Estudió Derecho en Cuba, donde también aprendió a dominar el español, y entre 2011 y 2016 ejerció como ministro de Cultura. Suyo es el libro de poemas Nascimento de um mundo, influyente canto al país que marcó a una generación (“eu assisti ao nascimento de um mundo, que gerou o fogo, e ficou elevado o umbigo da terra, ou vulcão, ou a raiz que evoca a diferença e a identidade”); y Manifesto a Crioulização, aproximación analítica sobre cultura poscolonial y emancipación social prologada por Gilberto Gil.

Pero, primero, Mário Lúcio es músico, escritor de canciones (“ser poeta es algo que me resulta difícil definir, sinceramente nunca me sentí tal cosa”) y con su conjunto Simentera ha estado en muchos de los episodios históricos de las músicas africanas. De visita en Canarias para participar en el festival Musa Cabo Verde, organizado por el Museo de Naturaleza y Arqueología de Tenerife, donde además de repasar su obra musical de largo recorrido impartió la conferencia La urgencia de nuevos diálogos culturales para incentivar “una reflexión sana sobre múltiples posibilidades de diálogo entre culturas desde la idea de nación hasta la de criollización”.

¿Cómo nace una canción de Mário Lúcio?

“Por todo lo que sé y por lo que me han preguntado durante cuarenta años, yo no tengo un proceso creativo. Ni en música ni en literatura. Yo recibo canciones. Siento la canción bajando y no compongo, sino que siento primero la canción. De hecho, mis canciones duran en el disco lo mismo que cuando aparecen. ¿Tres minutos? Pues tres minutos. Y así bajan las melodías, los acordes y las letras. Por eso, a veces ni yo mismo sé mis canciones. A veces son complejas y tengo que entrenarme mucho para conseguir componer. Y la literatura, igual. Empiezo con una palabra, con una frase, y esa frase me dice si es material para un libro, por ejemplo. Y, ahí, ya escribo”.

¿Y la luminosidad de sus canciones surge también así o es algo buscado como fórmula musical más emotiva?

“No lo sé, aparecen canciones que a veces digo, bueno, no me gusta mucho, pero busca su momento. Y a veces ocurre que esa canción que no te gustaba mucho tiene más éxito en el público que tus preferidas. Me ha ocurrido a lo largo de la vida, porque cuando compongo estoy en estado de trance, de concentración, un estado mental y espiritual de conexión, y normalmente hay mucha emoción y pura verdad. Es para mí lo más importante. Lo que toco en el escenario es igual que cuando la música bajó y estoy tocando solo para mí o para mis amigos. No hay floreo porque no hay nada pensado”.

Escuchando sus canciones ágiles, ¿cómo encajan en un país insular que, al menos desde este lado del mar, está asociado con la morriña, con la melancolía de la morna?

“Muchos compositores de Cabo Verde trabajan así. Mira, hice una canción. Porque estamos transmitiendo una cosa que ya existe en nosotros. La soledad en el sentido de saber estar sin compañía porque la vida de un isleño a veces es eso. Y la melancolía de las cosas que no conocemos, porque más allá del mar no sabemos qué existe, pero también los recuerdos. Para nosotros, los isleños, nuestros recuerdos van hasta el mar y paran. Si me preguntas quién era mi tatarabuelo negro, yo no lo sé. Está en el fondo del océano. Muchos de nosotros. Tampoco el canario sabe la historia de los guanches. Lo que sabemos es lo que está en los archivos, más de nuestros orígenes europeos. Tenemos cierta nostalgia memorial y eso lo cantamos. En Cabo Verde cantamos mucho a la lluvia, al mar… en una relación con la naturaleza y con uno mismo”.

Curioso el caso de Cabo Verde. País pequeño, distante e insular en una zona sin gran desarrollo ni oportunidades. Y de repente una cantante logra situar al país en el mapa mundi de las músicas del mundo. ¿Cómo se convive con un fenómeno tan extraordinario como Cesária Évora?

“Conozco bien ese éxito porque empezamos juntos. Fue en el concierto que hicimos en el Olympia de París en 1993 para lanzar la música de Cabo Verde. Simentera, mi grupo, en una primera parte, luego Cesária Évora en una segunda parte y al final todos juntos. Allí estaban los mejores músicos de Cabo Verde, como Paulino Vieira, Luís Morais y Toy Vieira. Músicos extraordinarios. Y de repente todo creció mucho, demasiado, y nosotros, Simentera, no pudimos seguir la gira, y Cesária tampoco. Recuerdo que ella decía: “Yo no voy a cantar tanto. Yo canto como en los bares. Canto quince minutos y me voy a descansar y a tomar unos tragos para volver a cantar”. Pero le decían: “No, aquí hay que cantar una hora”. ¿Pero quién consigue cantar una hora? Quiero decir que a nosotros nos sorprendió mucho el éxito mundial de las músicas de Cabo Verde, porque sabíamos de la belleza de esas músicas, del poder de nuestras músicas. Tenemos una emigración muy grande y sabíamos que las músicas de Cabo Verde ya eran apreciadas, pero nunca pensamos que el país iba a ser conocido en el mundo por la música y por una cantante que nunca quiso hacer carrera internacional. Pero lo merecemos porque, como dijo Cesária, “Yo soy un espíritu y vengo como una luz a alumbrar el camino a un país de músicos”. Y a partir de ahí el mundo se enamoró y empezó a conocer una música muy linda, síntesis, una música muy particular. Fue eso lo que Cesária trajo y, como tú dices, ningún presidente, ningún embajador ni ningún líder revolucionario había logrado situar a Cabo Verde en el centro del mundo como lo hizo Cesária. Porque estábamos esperando a que nos descubrieran”.

Sin embargo, en Cabo Verde no se ha dado ese fenómeno de rescate histórico como sí ocurrió en Cuba, en Etiopía o en los Balcanes. Como si todo hubiera empezado en 1993. Sorprende que tanto público y tan diverso no escuche a Bana, Ildo Lobo, Os Tubarões, Black Power…

“Depende del punto de vista de cada uno. Por lo general, la persona que conoce a Cesária Évora conoce también casi al 90 % de los mejores músicos de Cabo Verde. A veces viajo a lugares muy distantes como Noruega, Japón o Corea del Sur y una persona me dice que no le hable solamente de Cesária. A veces, incluso me hablan de artistas que yo no conozco. Es decir, hay un interés. Ya no hay solo personas que escuchan música por la radio, que están a la moda y solo saben de Björk, pero no saben más nada de música. Eso pasa un poco por todo el mundo, pero Cabo Verde es un país muy curioso. Un país de mucha empatía, con mucho afecto. Un país que seduce por la calidad de su gente y ese hecho lleva a las personas a interesarse. Pero hasta 1990, cuando fundamos Simentera como primer grupo totalmente acústico para hacer carrera mundial, nadie en Cabo Verde tenía carrera musical profesional. Yo era abogado, Cesária cantaba en los bares y los músicos hacían lo que podían. Pero en Cabo Verde ninguno era profesional; en el extranjero, sí, algunos, pero la mayoría trabajaba en bares, en restaurantes, en la construcción, y también eran músicos. Porque, hasta entonces, para nosotros no había música profesional, la música era algo que todo el mundo sabía hacer. Entonces no existían carreras estructuradas para poder seguir y fue lo que impulsé cuando fui ministro de Cultura, para hacer todo lo posible para que eso ocurriera: crear un mercado de la música y que los músicos de Cabo Verde pudieran tener una gira. Con estructuras públicas para que el país también pudiera beneficiarse de las riquezas de la música que el mundo entero ya descubrió”.

Y en este mundo teñido de incertidumbre, de miedos, de barreras que vuelven, ¿qué puede hacer hoy un músico?

“Lo hago todos los días. Nosotros no nos callamos, primero. Segundo, la música cura y entonces ya estamos en el trabajo de amainar los traumas de la vida. Pero hacemos otra cosa también. Somos de las pocas actividades humanas que juntamos multitudes, pero no estamos unos contra los otros. Ni en la religión ocurre, ni mucho menos en el deporte. En la música uno sale de mi concierto y va a un concierto de fado. Sale de rock y va a escuchar morna. ¿Heavy metal? No hay problema porque no hay facciones contrarias. La música tiene capacidad de juntar personas y nuestras energías juntas son para celebrar, no para pelearse. No se están fajando. La música es la mejor fórmula humana para conocer personas porque uno está abierto a dar, a cantar, y eso también lo experimenta la persona que por alguna razón sale de casa para venir a escucharme”.

Listado de canciones

Mário Lúcio – Mi Só
Mário Lúcio – Tema de Minis
Mário Lúcio – Goré
Mário Lúcio – Babosa
Mário Lúcio & Djavan – Hino à Gratidão
Mário Lúcio & Cesária Évora – Mar azul
Mário Lúcio & Simentera – Tabankamor
Simentera – Raíz
Simentera & Manu Dibango – Ami Xintadu
Simentera — Dia C’Tchuva Bem
Mário Lúcio – Canto a Yemanjá
Mário Lúcio & Harry Belafonte – Planet
Simentera — Tchapeu di padja
Mário Lúcio – Tabankabé
Mário Lúcio & Milton Nascimento – Mar di Tarrafal
Mário Lúcio & Toumani Diabaté — Mãe Mother
Mário Lúcio & Teresa Salgueiro — Hora de Andorinha
Mário Lúcio – Querença
Mário Lúcio – Dos Amigo
Mário Lúcio – Shakespearience

Carlos Fuentes (@delocotidianocf) es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B. 

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