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Semilla Negra – Programa 9: ¡Africano, qué bueno baila usted!

Semilla Negra – Programa 9: ¡Africano, qué bueno baila usted!
Escena de un baile africano en los años 60.
Escena de un baile africano en los años 60.

¿En qué región de África se encuentra Cuba? Vale, me habéis pillado… Cuba está en el Caribe y su capital, La Habana, apenas dista noventa millas de las costas de Florida. Pero esta broma geográfica bien puede servir para intentar explicar el amplio protagonismo que algunos ritmos cubanos han tenido en numerosos países del corazón de África. Del son, la guajira y la guaracha campesinas a los bailes de salón llamados cha cha chá, danzón o mambo. Cierto es que la presencia internacional de las músicas cubanas se expandió sobremanera en los primeros años del siglo XX, cuando la isla del caimán verde exportó bailes y formas de cantar que cautivaron los salones elegantes de Nueva York, París y Madrid. Pero en África hay algunos factores diferentes de las típicas modas de temporada, matices distintos que encuentran su justificación en la geografía, la sociedad y la política en países colonizados. Cuba en África, vamos por partes.

Con toda probabilidad, las relaciones culturales entre el continente y la isla del Caribe comenzaron con vínculos personales que migrantes africanos tejieron desde sus zonas de destino océano a través. También con el trabajo pesquero que embarcaciones desarrollaban en los caladeros más próximos a las costas de países como Senegal o Namibia. Pero sin duda el factor más importante que puede ayudar a comprender la presencia de las músicas cubanas en los países de África sea la revolución que el primer día de enero de 1959 entró triunfante en La Habana. Confirmado el giro político cubano protagonizado por el comandante Fidel Castro y sus rebeldes barbudos, los países colonizados de África vieron en este momento histórico un ejemplo de emancipación social y política frente a los poderes coloniales de Europa y América del Norte.

Si a este hecho unimos la presencia de numerosos soldados cubanos en varias guerras de liberación ocurridas en África (desde Angola a la República Árabe Saharaui Democrática pasando por conflictos en Congo, Zaire, Etiopía y Guinea Bissau), más la plataforma propagandista encabezada por el guerrillero Ernesto “Che” Guevara, ya tenemos un dibujo más o menos nítido de lo que Cuba supuso en los años 60 para la emancipación de los países colonizados en África. Y con la influencia política, la cultura vino detrás. Y con ella, la sabrosa música cubana.

[quote]Si nos ceñimos a la historia musical, política aparte, el mapa sonoro de África no se entendería sin las influencias que ritmos cubanos como el son, la guajira y el cha cha chá han tenido en los países negros.[/quote] En especial, en los estados recién independizados en los Grandes Lagos, como el antiguo Zaire, después República Democrática del Congo, y en los ribereños Senegal, Guinea Bissau y Costa de Marfil. Desde mediados del siglo pasado, ciudades en el corazón de África como Kinshasa, Brazzaville, Luanda o Yaoundé acogieron el auge de la rumba, quizá el estilo musical cubano más popular en todo el continente. Casi al unísono, en la costa, los marineros y soldados cubanos desembarcaban con el son montuno del Oriente cubano. No es de extrañar, pues, que en el centro de África las músicas tradicionales terminaran por adoptar ritmos y aromas de la rumba cubana, y que en muchas ciudades de Senegal, Gambia, Guinea y Costa de Marfil se sintiera como propia la canción trova. Crónicas del campo cubano mar a través.

Protagonistas de esta revolución cultural híbrida fueron los músicos pioneros de África que defendieron con empeño la absorción de ritmos caribeños. Ya en el Congo, a mediados de los años 50, artistas como Tabu Ley Rochereau se lanzaban a escribir “a lo cubano” canciones como Bessama muchacha, que pronto grabaría junto a otro pionero, Joseph “Grand Kallé” Kabasele al frente de la orquesta African Jazz. Su heredero y compañero en otro conjunto seminal fue el guitarrista François Luambo Luanzo Makiadi, quien con el apodo Franco se erigió en el emperador del soukous, que es como los congoleños bautizaron la rumba africana. En los años 60, como líder carismático de la todopoderosa Orchestre Kinshasa (más conocida por el acrónimo OK Jazz), Franco puso a bailar a la juventud africana que veía en la independencia el remedio para los males del continente. Con el tiempo, este sueño se desvaneció, pero la música siguió ambientando las noches de fiesta. Y así se llega a músicos actuales de la importancia de Papa Wemba y su orquesta Viva la Música. Así, en español.

Portada del primer disco de AfroCubism
Portada del primer disco de AfroCubism

También en las músicas de Senegal, Malí y Guinea arraigaron muchos sonidos cubanos. Orquestas ya legendarias como Number One de Dakar, Baobab, Star Band o Super Êtoile de Dakar (Senegal); Les Ambassadeurs o Super Rail Band de Bamako (Malí); Bembeya Jazz, en Conakry (Guinea); y la longeva Orchestre Poly-Rythmo de Cotonou (Benín) popularizaron la pachanga cubana. Especial atención merece en este capítulo repleto de nombres ahora famosos (Youssou N´Dour, Salif Keita, Sekou Diabaté, Mélome Clement…) el pionero absoluto de la fusión afrocubana lejos del Caribe. El cantante gambiano Laba Sosseh, a quien sus seguidores apodaron El Maestro, lideró primero en África dos de las orquestas más famosas del momento: Star Band y Super Star. Y con esos réditos desembarcó en Nueva York para codearse con los grandes de la salsa, de Roberto Torres a Joe Arroyo, muy cerca de las escuderías de las disqueras Tico, Alegre y Fania. De hecho, Sosseh fue el primer cantante africano que se hizo con un disco de oro gracias a sus populares producciones de salsa latina. Su influencia compitió en África con grabaciones añejas de Abelardo Barroso, el dúo Los Compadres, la orquesta de Benny Moré y, sobre todo, con la eterna Orquesta Aragón, quizá el grupo cubano con mayor influencia en el continente.

Hasta aquí la historia, ahora dejemos que hable la música. En esta selección de Semilla Negra, el canal sonoro del Blog África Vive, brillan los pioneros de los ritmos latinos en el continente y grupos de menos recorrido como International Band, Os Bongos, Les Dogons o Makina Loca. También la singular Orchestra Baobab, quizá el experimento panafricano con sabor latino más reconocido en Senegal, junto a la que podría ser su banda heredera, la Symmetric Orchestra encabezada por el polifacético tañedor de kora malí Toumani Diabaté. Junto a estas dos formaciones numerosas está Africando, responsable del auge último de la llama latina en África, además de Afro-Cubism, grupo de reciente estreno para rescatar lo que fue la idea original, nunca realizada, del proyecto Buena Vista Social Club. Caso aparte es el cantante senegalés Cheikh Lô, que cierra este círculo sabroso de música e historia común con una reciente adaptación del clásico En Guantánamo, herencia inmortal de Compay Segundo, Abelardo Barroso y Guillermo Portabales. ¿Quién dijo que los africanos no saben bailar?

Carlos Fuentes es el autor de Semilla Negra. Periodista y crítico musical, durante las últimas dos décadas ha publicado artículos, entrevistas y reportajes sobre las músicas africanas en periódicos nacionales y en revistas especializadas como Rockdelux o Serie B.

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