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Comprendiendo las músicas africanas (1ª parte)

Comprendiendo las músicas africanas (1ª parte)
Imagen: Rosemary Anieze desfiló por Lagos tras ser coronada como Miss Independencia el 28 de septiembre de 1960. Associated Press

Tania Adam

Periodista y productora cultural, especializada en diásporas y músicas africanas, fundadora de Radio África Magazine

La música en el continente es un fenómeno popular y desde los tiempos ancestrales forma parte integral de la existencia: de la cuna a la tumba.

Por Tania Adam. Hablar de músicas africanas es muy complejo y es una conversación constantemente inacabada. Para acercarnos a las músicas africanas y entender su complejidad hay que abarcar diversas variables previas. Destaco las siguientes:

1) La primera es la idea de África, tan estudiada, tan pensada y reflexionada. Y es la misma historia de siempre, que a pesar de que los pueblos africanos pertenecen a varios grupos de población y con idiomas, religiones y formas de vida muy diversas, no tiene nada que ver con el imaginario homogéneo y monolítico bajo el que se la observa. Tal como señalaba el filósofo Valentín Y. Mudimbe (R.D. Congo, 1941) en su libro La Invención de África. Gnosis, filosofía y orden del conocimiento (1988), “África, al igual que el negro, es un invento artificial construido por los europeos durante el periodo colonial”.

2) El imaginario folclórico y tribal. Es común caer en un sesgo interpretativo de las culturas africanas, pues impera el imaginario de lo tradicional y folclórico de las culturas, omitiendo los modos de expresión popular contemporáneos asociados a la hibridación con los modelos europeos y americanos, como las músicas urbanas, las artes gráficas, la danza contemporánea y otras “artes del pueblo” que hasta hace poco las consideraban poco africanas y, por lo tanto, estaban fuera de la órbita de las interpretaciones culturales. De este modo, se ha instaurado la contraposición constante entre la tradición y la modernidad.

3) La dispersión. África es un continente en movimiento. Las migraciones forzadas fruto de la esclavitud, las propias dinámicas de migraciones intercontinentales, las colonizaciones y actualmente las migraciones globales han marcado una relación de diálogo cultural constante con su diáspora global. Las migraciones involuntarias son las que más han influenciado en la dispersión de las músicas africanas por el mundo, y el océano Atlántico ocupa un lugar particular en esta cartografía, ya que el comercio triangular de esclavos lo ha convertido en un espacio de confluencias y encrucijadas, lleno de procesos de mestizaje, sincretismo y transculturación complejos que han afectado a ambos lados del océano.

En la actualidad, se calcula que aproximadamente un tercio de la población de Latinoamérica y el Caribe son afrodescendientes, es decir, descendientes de africanos. Y tienen una mayor presencia en países como Colombia, Brasil, Haití o Belice, precisamente donde las manifestaciones culturales afro están más presentes. En Norteamérica, donde se calcula que llegaron unos 600 000 esclavos precedentes de África, al igual que en la parte sur del continente, se han gestado muchas formas de culturas “afro”. Así, nos encontramos con músicas afrocubanas, afrocolombianas, afrobrasileñas, el blues o el jazz, entre otras. Son sonidos que más tarde regresaron a África para influir en los sonidos africanos a lo largo de toda la costa Atlántica, como el soukous, el highlife, el palwine…, produciendo así los denominados sonidos “de ida y vuelta”.

4) El colonialismo. Las colonizaciones (Conferencia de Berlín, 1885) afectaron profundamente a los hábitos cotidianos de las poblaciones africanas. En apenas un siglo se modificaron muchas de las prácticas sociales porque el colonialismo intervino en absolutamente todas las dimensiones socioculturales, perdurando hasta hoy las secuelas. La intrusión en las músicas se dio en las melodías o en la armonía, pues el canto en lengua extranjera también transformó la música. Se introdujeron instrumentos modernos que modificaron el sonido y la forma de tocar, a la vez que permitieron la eclosión de nuevos estilos. El ritmo, no obstante, no se vio tan afectado y, en general, los efectos materiales no fueron tan significativos como la transformación del lenguaje en sí misma. Tal como afirma el musicólogo ghanés Kofi Agawu, “La música europea colonizó partes bastante significativas del panorama musical africano, quitando su cuerpo y dejando el vestido, transformando su forma mientras dejaba algunas características que le permitían seguir siendo nombradas como músicas africanas”. Las colonizaciones también han marcado la dirección de las migraciones globales, ya que los países con más excolonias en el continente son los más receptores de población del África negra, generando diásporas en esos respectivos territorios y aportando una gran riqueza, pero también enormes retos y complejidades.

Estos elementos me permiten contextualizar las músicas africanas, aunque para entenderlas en profundidad tendríamos que entrar a hablar de instrumentos, las armonías, los ritmos o polirritmos… Es decir, de variables más musicales. En cualquier caso, la música en el continente es un fenómeno popular y desde los tiempos ancestrales forma parte integral de la existencia: de la cuna a la tumba. Las músicas africanas abarcan una gama amplia de expresiones, incluyendo el lenguaje hablado, el cuerpo, los instrumentos o las danzas. Estas son, sin duda, algunas de las expresiones más reveladoras del “alma negra” que se manifiesta en carácter comunitario y participativo, en donde los participantes son tan importantes como los músicos, pues intervienen con el cuerpo o la voz, ambos concebidos como instrumentos importantes de las piezas musicales. Esta combinación de elementos hace que se conciba la música africana como una forma de arte “impura” porque casi siempre va acompañada de algún otro arte como la poesía o la danza.

En esta idea amplia de música, la danza africana ocupa un lugar central ya que ha sido un medio para marcar las experiencias de la vida. Se puede decir que en África no es realista separar la música de la danza o del movimiento corporal, porque desempeñan un papel primordial en los rituales religiosos; marcan los ritos de paso, las iniciaciones a la edad adulta y las bodas; forman parte de las ceremonias comunales, incluidas las celebraciones de la cosecha, los funerales y las coronaciones, y ofrecen entretenimiento y recreación.

Primera parte de este artículo de Tania Adam, periodista y productora cultural, especializada en diásporas y músicas africanas, fundadora de Radio África Magazine. La segunda parte se publicará el 15 de junio de 2021.

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