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Apuntes migratorios

Apuntes migratorios
Imagen: Krzysztof Hepner en Unsplash
Director General

José Segura Clavell

Director general

Jueces, magistrados y fiscales del CGPJ y el TSJC se han reunido un año más en Canarias para reflexionar y ponerse al día en materia migratoria, consolidando así un foro que a todos nos interesa que se siga celebrando

Esta semana tuve el honor de participar (y ya van cuatro ediciones) en el Encuentro anual que el Consejo General del Poder Judicial celebra en Canarias, en coordinación con el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y con la colaboración del Gobierno de Canarias, para reflexionar, debatir y actualizar su conocimiento alrededor del fenómeno migratorio. Jueces, magistrados y fiscales de todo el territorio nacional comparten sus experiencias, plantean sus enfoques al abordar este fenómeno y, año a año, se sumergen en la realidad migratoria de nuestra tierra, Canarias.

Al hilo de este encuentro y de tantas reflexiones que en él se hicieron (qué importante es que se consolide este encuentro de manera estable, porque nos conviene a todos), quisiera compartir hoy algunos apuntes sobre un fenómeno con tantas aristas y con el que, lamentablemente, tanto se juega para enfrentar a nuestra sociedad y provocar el peor de los sentimientos: el de la xenofobia.

La ruta canaria

El año ‘migratorio’ que vivimos en Canarias ha sido complejo. La llamada ruta canaria de la inmigración es la más peligrosa y mortífera del mundo. Si tomamos en consideración los datos de la ONG Caminando Fronteras, estamos en una situación muy difícil de sostener: una de cada casi 6 personas que trata de llegar a Canarias en patera o cayuco fallece en el camino. En el Mediterráneo, por comparación, fallece una de cada 51, según nos contó en un foro celebrado en Casa África hace unas semanas el delegado de la Agencia EFE en Canarias, José María Rodríguez. La ruta canaria, pues, es casi diez veces más mortal.

En estos últimos días hemos conocido que ha habido nuevos naufragios, e incluso este pasado jueves 12 fueron rescatadas por los Servicios de Salvamento Marítimo más de 300 personas en solo un día. Es la constatación de que aumenta la desesperación y los migrantes se suben a embarcaciones precarias con escasos víveres y el combustible justo. Y esto no es un lago, no es un mar fácil. Es el océano Atlántico. Basta ya de muertes en el mar, hagamos y exijamos lo que sea necesario para parar esta sangría.

Ante jueces, magistrados y fiscales, el consejero de Administraciones Públicas, Seguridad y Justicia del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, recordó que estamos en un nuevo pico de llegadas de embarcaciones a Canarias, y que en solo cinco años estas se han multiplicado por 50.

Hay ruta para años

Porque mucho me temo, lamentablemente, que seguiremos viendo llegadas e intentos de travesía por la ruta canaria. Y por unos cuantos años. La situación en la otra orilla, especialmente en la zona del Sahel, así lo vaticina. Lo expliqué la semana pasada en esta misma tribuna: la crisis del covid, la crisis climática, la pobreza y el impacto de la guerra de Ucrania en la seguridad alimentaria forman el cóctel perfecto.

Y porque, por mucho que tratemos de convencernos de ello, ni la profusión de naufragios, ni las repatriaciones ni las políticas restrictivas al conceder visados consiguen realmente evitar las salidas de pateras y cayucos.

La realidad es que el hambre, la desesperación y la miseria son los causantes de este éxodo humanitario.

Es cierto también que el acuerdo alcanzado con Marruecos traerá consigo una disminución y un mejor control en aguas jurisdiccionales de su dependencia, pero no nos engañemos: seguirán viniendo.

El Sahel

No quiero dejar de insistir en este tema, porque la problemática en nuestra región vecina no para de crecer y complicarse a una velocidad vertiginosa. Este pasado miércoles, por primera vez, se produjo un ataque yihadista con nueve muertos en Togo. Es la señal de que son ciertos los temores sobre la expansión de la inseguridad hacia el mar, hacia el Golfo de Guinea y los países ribereños de África Occidental, tal como ha puesto en manifiesto el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, y dando carta de naturaleza a un tema del que en Casa África llevamos varios años advirtiendo, ante cierto escepticismo generalizado, que constituye uno de los principales riesgos de la región.

En Marrakech se acaba de reunir la Coalición Global contra el Estado Islámico, un grupo de 84 países, entre los que obviamente está el nuestro. En este encuentro hubo tres mesas de trabajo: Afganistán, Irak-Siria y África. Y nuestro continente vecino se llevó todos los titulares: un aumento del 43 % de la actividad terrorista en los últimos años, y en palabras de nuestro ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, presente en la cumbre, la región ya es “el epicentro del terrorismo yihadista”.

En la región, Al Qaeda (y sus grupos afiliados, principalmente el JNIM) y el Estado Islámico pelean abiertamente por el territorio, campean libremente por la llamada zona de las tres fronteras (Níger, Mali y Burkina Faso) y, además, los esfuerzos que estaban haciendo los países europeos en esa región han retrocedido por culpa de la inestabilidad política causada por los golpes de Estado y la presencia, ya totalmente clara y diáfana, de Rusia en la región.

Tenemos por delante, pues, un escenario de altísima inestabilidad que acaba ejerciendo de directo contribuyente al incremento de la migración. No solo emigran los que huyen directamente del conflicto, sino también los de aquellas regiones inestables a las que ya no llegará la cooperación y es casi imposible emprender para estimular el desarrollo. 

Al menos tengo la satisfacción de que la preocupación por la situación del Sahel ya empieza a estar presente en los medios de comunicación de nuestra tierra. El Sahel es nuestro patio trasero.

Europa

La Unión Europea sigue sin llegar a un acuerdo sobre el Pacto Europeo sobre la Migración y el Asilo. A estas alturas es muy factible pensar que no lo hará. Cada gesto europeo en su mirada hacia el sur plantea endurecer más y más las políticas.

La barbaridad pergeñada por el Reino Unido de mandar a Ruanda a cualquier migrante africano (¡cualquiera que sea su país de origen!) que llegue a su tierra no ayuda, sino que refuerza aún más a los que abogan por seguir fortificando nuestra jaula sin a su vez generar y permitir vías legales y seguras para la emigración, que en pocos años necesitaremos para sostener nuestro sistema económico y, especialmente, nuestras pensiones.

La ‘fórmula Ruanda’ que proponen los mismos que lograron imponer el Brexit es, y quiero decirlo claro, repulsiva, puesto que no respeta los derechos humanos, no atiende a razones ni escucha los motivos por los que alguien ha huido de su país. Y no tardaremos en escuchar a la derecha y, especialmente, a la ultraderecha, que deberíamos hacer lo mismo y mandar a refugiados y migrantes a los campos de refugiados del que acepte el dinero para limpiar nuestras conciencias.

La desinformación

En Casa África esta semana iniciamos un proyecto de colaboración con Maldita.es, un medio de comunicación especializado en la verificación de datos, para sensibilizar en Canarias sobre el impacto de la desinformación en materia migratoria. Su máxima responsable y cofundadora, Clara Jiménez Cruz, nos impartirá una conferencia este lunes 16 de mayo, a las 19.00 en el Auditorio Nelson Mandela de Casa África. Si pueden, no se la pierdan.

Pero su presencia no es solo para una conferencia. Durante tres días, una periodista de Maldita.es y el presidente de la Federación de Asociaciones de Africanos en Canarias, Mame Cheikh, impartirán en Casa África un taller con estudiantes de Secundaria de diversos institutos de la isla (entre ellos, de municipios que han vivido muy directamente el fenómeno, como el IES Arguineguín). El objetivo es que aprendan a identificar las noticias falsas, cómo detectar esos mensajes que llegan por las redes sociales y que solo buscan generar odio hacia el colectivo migrante.

El concepto de ser migrante

Otra de las actividades en la que Casa África ha estado inmersa esta semana fue la presentación, en Fuerteventura, del libro ‘Lo que la noche le debe al día’ del joven congoleño Kabwende Nsungu Gori, al que conocemos como Elvis, un chico con una historia increíble (para no extenderme, un huérfano que a los 9 años salió caminando de su país y recorrió 13 países africanos para conseguir su sueño de estudiar). Me gustaría terminar este artículo con una de las frases más conmovedoras que nos regaló este joven, que ahora estudia un máster en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria tras haberse licenciado en Derecho en Rabat: “No fue hasta llegar a Marruecos, el decimotercer país que yo pisaba, cuando conocí la palabra migrante, que tuve que buscar en Internet. Yo no era migrante, yo era un viajero en busca de una escuela”.

No olvidemos, porque es bueno hacerlo, que la mayor parte de las migraciones en África son intraafricanas. Y que siempre es importante conocer los casos de aquellos que migran, sea entre países africanos o hacia Europa, porque solo a través de conocer sus historias, de meternos en su piel, podremos frenar los amagos de racismo y los discursos de odio. Qué importante es el periodismo en este terreno. Y qué necesaria la empatía.

Artículo redactado por José Segura Clavell, director general de Casa África, y publicado el 14 de mayo de 2022 en Kiosco Insular y el 15 de mayo de 2022 en Canarias 7.

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