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Angèle Diabag: «Queremos contar el punto de vista del león; hasta ahora lo ha hecho el cazador»

Angèle Diabag: «Queremos contar el punto de vista del león; hasta ahora lo ha hecho el cazador»
De izquierda a derecha: Tapiwa Chipfufa, Ng’endo Mukii y Angèle Diabag (Imagen: Patri Cámpora)
De izquierda a derecha: Tapiwa Chipfufa, Ng’endo Mukii y Angèle Diabag (Imagen: Patri Cámpora)
De izquierda a derecha: Tapiwa Chipfufa, Ng’endo Mukii y Angèle Diabag (Imagen: Patri Cámpora)
De izquierda a derecha: Tapiwa Chipfufa, Ng’endo Mukii y Angèle Diabag (Imagen: Patri Cámpora)

La pujanza del cine independiente africano lo ha convertido en uno de los motores del cine de la realidad en el mundo. Buena parte de su ingente producción se debe a las mujeres africanas, que, superando realidades nacionales y sociales adversas, están logrando hacer llegar una visión propia de su cultura a los propios habitantes de su continente y al resto del planeta. La undécima edición del Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, MiradasDoc, en el que Casa África ha vuelto a participar, ha dedicado una muestra a las nuevas documentalistas africanas y tres de ellas se han desplazado a Tenerife: Tapiwa Chipfufa, de Zimbabue; Angèle Diabag, de Senegal, y Ng’endo Mukii, de Kenia. Las tres consideran imprescindible crear una industria de cine africano que «se pueda consumir en casa y también en el exterior». En palabras de Diabag, «queremos contar el punto de vista del león; hasta ahora lo ha hecho el cazador».

Este objetivo de crear una industria del cine se topa con las dificultades de financiación y, para ellas, con el escollo añadido de ser mujer. En este sentido, Chipfufa explicó que en Zimbabue solo puede hacer sus documentales gracias al apoyo de instituciones internacionales, sobre todo europeas. En cambio, para la keniana Mukii no solo es necesario tener financiación para hacer cine independiente en África; es «muy complicado» crear una cultura cinematográfica propia en «un mercado plagado de contenido extranjero y donde no existe gusto por nuestras propias películas». Diabag también hizo hincapié en que, pese a pertenecer a países de habla francesa y con un mercado teóricamente mayor, resulta «muy difícil exhibir nuestro trabajo en nuestro país».

«Ser mujer lo hace desde luego aún más difícil»
En esto estuvieron de acuerdo dos de las creadoras, Chipfufa y Diabang, que participaron en un debate público sobre la realidad del documental hecho por mujeres en su continente y que fue guiado por el director de MiradasDoc, Alejandro Krawietz.

En Kenia, por el contrario, la mayoría del cine independiente está hecho por mujeres, según Mukii, quien admitió que las barreras de género surgen cuando se trabaja con hombres y «estos intentan apropiarse de tus ideas porque creen que ellos lo harían mejor». «Esta es la razón por la que la mayoría de las mujeres intenta realizar sus propios proyectos», sostiene. Mukii añade que sus documentales son posibles con las subvenciones de Europa, «que está interesada en las voces de las mujeres africanas».

La senegalesa Diabag confesó que tuvo que crear su propia productora para poder hacer sus películas y que además necesitó endurecerse para poder trabajar con hombres, después de que el primero con el que lo hizo la tratara muy mal y le impusiera pautas muy marcadas por el hecho de ser mujer. Las tres son africanas de clase media, puntualiza Mukii, y eso les permite hacer cine: «En África, las limitaciones económicas son mayores que las limitaciones de género».

Casa África colabora con MiradasDoc desde 2007 para potenciar la presencia en España del cine documental y de documentalistas africanos.
Casa África colabora con MiradasDoc desde 2007 para potenciar la presencia en España del cine documental y de documentalistas africanos.

Respecto a las dificultades para abordar algunos temas, Diabag aseguró que no trata algunas cuestiones, como la homosexualidad, por no exponer a sus personajes. En Senegal es un delito por el que pueden ser condenados hasta con 5 años en prisión y los homosexuales sufren una persecución constante por parte de la policía. Por su parte, Mukii ironizó con que tiene la suerte de que sus películas son animaciones y que las autoridades no le dan importancia a los «dibujitos». Así que ella no tiene que poner límites a los temas que trata en sus documentales, mientras que a algún amigo suyo sí lo detuvieron por hacer una película sobre homosexuales con actores. La creadora de Zimbabue admitió que, en algún momento tuvo miedo, pero necesita contar las historias y decir, con su propia voz, lo que siente, así que «busco la manera de contar lo que me ocurre y asumo la responsabilidad».

Pese a que a veces chocan con las restricciones de los que se puede decir y lo que no en cada país y otras se autocensuran, todas coincidieron en que cada una muestra una perspectiva diferente de lo que está sucediendo, pero hay temas que son universales y emociones con las que puede identificarse todo el mundo. «Esto lo podemos comprobar en los documentales que hemos visto en MiradasDoc», sostuvo Chipfufa.

Para Mukii, el poder de las películas es que pueden cambiar la forma de vernos a nosotros mismos: «El cine y lo visual son herramientas muy potentes que nos ayudan a ver cómo nos ven los demás; hacer una película cambia nuestra relación con el mundo».

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