El elevado coste que supone realizar pagos transfronterizos en el continente africano ha propiciado que los gobiernos busquen opciones para liquidar los intercambios comerciales y otras operaciones con divisas locales. Ello dio lugar a la creación del Pan-African Payment and Settlement System (‘Sistema Panafricano de Pagos y Liquidaciones’, en español), cuya inauguración oficial tuvo lugar en Accra, Ghana, en enero de 2022.
El economista especializado en desarrollo Christopher Adam, que ha estudiado las políticas de los tipos de cambio de los países africanos, responde a algunas preguntas clave.
¿Por qué son vulnerables los países africanos en el mercado internacional de divisas?
Por tres razones principales. En primer lugar, las economías africanas son pequeñas y, como tal, dependen en buena medida de las operaciones comerciales con el resto del mundo. Por un lado, las exportaciones se basan, fundamentalmente, en los productos primarios ―tales como el petróleo y el gas―, los minerales y los cultivos comerciales. Por otro lado, estos países importan una gran variedad de mercancías: desde productos básicos que no se producen internamente, como alimentos y medicamentos, hasta bienes de capital y energía. Una gran parte de estas importaciones tiene su origen en China y en otras economías pujantes del norte global. No obstante, dado que el tamaño de los países africanos es inferior en comparación con sus socios comerciales, no suelen gozar de la potestad de fijar los precios de las importaciones y las exportaciones. En definitiva, se trata de agentes económicos sin influencia en los mercados mundiales. Además, puesto que los precios globales están fijados en las monedas de reserva más grandes del mundo (como el dólar, el euro, el yen y el renminbi), los países africanos están expuestos a las fluctuaciones en dichos precios globales.
En segundo lugar, el comercio intraafricano representa todavía una pequeña parte del comercio total de las naciones africanas. En tercer y último lugar, debido a que las divisas de los países africanos no pueden cambiarse directamente en operaciones internacionales, el dólar sigue siendo la moneda de uso preferente en el comercio, incluso entre los países africanos.
¿Qué se necesita para que este sistema pueda empezar a funcionar?
El principal objetivo del sistema es permitir liquidar las operaciones comerciales entre los países africanos sin tener que recurrir al dólar estadounidense.
Este objetivo plantea dos grandes retos. Primero, el comercio intraafricano representa actualmente menos del 15 % de las exportaciones del continente (si bien es verdad que algunos defensores de la Zona de Libre Comercio Continental Africana creen que esta cifra aumentará de manera sustancial durante las décadas venideras). Por ende, el sistema africano de pagos no suprime por completo el papel del dólar (u otras divisas extranjeras) en la liquidación de las operaciones comerciales.
Segundo, las actividades comerciales son desiguales entre los países africanos. Por ejemplo, Kenia exporta mercancías a Etiopía por un valor total mayor de lo que importa de este último. Si Etiopía pagara en su moneda local, Kenia acabaría con divisas etíopes que no necesita. Se debe recurrir, por tanto, al uso de monedas de liquidación aceptadas por todos, fundamentalmente, el dólar estadounidense.
¿Cuáles son los desafíos y posibles riesgos?
Dado que las operaciones comerciales no suelen producirse de manera instantánea, alguna institución en la cadena de financiación del comercio es la que debe soportar el riesgo cambiario. Habida cuenta del lapso existente entre el momento de la realización del pedido de la importación y su recepción para su posterior venta en la economía local, existe el riesgo de que el valor de la divisa local pueda cambiar respecto de la divisa en la que se realiza la importación.
En el sistema viejo, este riesgo lo asume el comerciante, ya que todo está calculado en dólares. El valor en la divisa local de los ingresos derivados de las exportaciones o el coste en divisa local de las importaciones varía en función de los movimientos entre la divisa local y el dólar; no obstante, los bancos y las otras instituciones que utilicen el dólar están protegidos.
Bajo el nuevo sistema, la misma distribución de los riesgos se mantendrá en el comercio externo. Este riesgo cambiario también está presente en el comercio intraafricano.
El nuevo sistema africano de pagos deberá responder a una pregunta importante: ¿quién asume el riesgo cambiario en caso de que una divisa africana se devalúe frente a otra? ¿Quién debería soportar el riesgo, el importador o el exportador? ¿Puede y debería el sistema africano de pagos correr con este riego cambiario? En el supuesto de que ambas divisas sean volátiles, es posible que los operadores sigan prefiriendo recurrir a la estabilidad relativa de liquidación que ofrece el dólar estadounidense.
El éxito de este sistema también depende de la escala; es decir, cuantas más liquidaciones se efectúen con el sistema, más fácil será pagar con divisas locales. Por ende, el desequilibrio de pagos será menos frecuente. Hasta que el sistema no adquiera esta escala, el sistema africano de pagos requerirá de un balance de situación fuerte para que los comerciantes y operadores tengan confianza en que la liquidación será rápida y sin riesgos. Por el momento, se desconoce cómo se hará.
¿Qué podría pasar en el mejor de los casos?
Si el sistema rectifica el problema de desequilibrio de la balanza comercial, clarifica la gestión de riesgos y alcanza su rendimiento esperado, entonces se podría hablar de un éxito rotundo. No obstante, todo esto vendrá determinado por el rendimiento económico subyacente. Una mejor liquidación será de ayuda, pero lo que realmente condicionará el éxito es la estructura del comercio.
La dependencia del dólar en las operaciones comerciales será menor cuanto más puedan las economías africanas desarrollar un comercio intracontinental y menos dependientes sean del comercio extraafricano. Este crecimiento en el comercio estará sujeto, en cierto modo, a las transacciones comerciales y a la financiación del comercio exterior, pero en mayor medida a la producción, al consumo, a las políticas comerciales y a las medidas fiscales.
Artículo redactado por Christopher Adam. Fue publicado el 8 de enero de 2024 originalmente en inglés por The Conversation Africa y traducido al español con la colaboración de Casa África. Traducción de Eduard Galán.
Enlace a la imagen del artículo: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay