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El tercer mandato presidencial: el otro golpe de Estado en África subsahariana

El tercer mandato presidencial: el otro golpe de Estado en África subsahariana
Siempre que surgen los militares en la escena política, se habla de golpe de Estado. Asociamos a los militares la toma por la fuerza. Pero hay otro tipo de golpes en África. Imagen: Element5 Digital en Unsplash
Siempre que surgen los militares en la escena política, se habla de golpe de Estado. Asociamos a los militares la toma por la fuerza. Pero hay otro tipo de golpes en África. Imagen: Element5 Digital en Unsplash
Siempre que surgen los militares en la escena política, se habla de golpe de Estado. Asociamos a los militares la toma por la fuerza. Pero hay otro tipo de golpes en África. Imagen: Element5 Digital en Unsplash
Siempre que surgen los militares en la escena política, se habla de golpe de Estado. Asociamos a los militares la toma por la fuerza. Pero hay otro tipo de golpes en África. Imagen: Element5 Digital en Unsplash

Siempre que surgen los militares en la escena política, se habla de golpe de Estado. Asociamos a los militares la toma por la fuerza. Pero hay otro tipo de golpes en África.

Desde hace treinta años, la cuestión de los terceros mandatos de los presidentes en el cargo en muchos países de África occidental y, en particular, en las antiguas colonias francesas, ha alimentado crisis políticas. Este es el caso actualmente en Costa de Marfil y Guinea Conakri. (1) También había ocupado el debate político y social en otros países como Camerún, Gabón, Chad (2), etc.

 

Reformas constituciones en algunos países de la África subsahariana entre 1990 y 2018.

País

Año de adopción

Reforma constitucional

Burundi 

Desde su independencia en 1962, los dirigentes de Burundi han adoptado varias constituciones, muchas de ellas han sido para instaurar la paz en el país. Hubo conflictos armados entre los dos pueblos del país.

2005 

Artículo 96. “El presidente de la República es elegido al sufragio universal directo por un mandato de cinco años renovable una vez”.

2018 

Artículo 97. “El presidente de la República es elegido por un mandato de siete años renovable. Nadie puede ejercer más de dos mandatos consecutivos”.

Camerún 

Desde 1960, hubo 2 constituciones antes de la de 1996. Dos presidentes se han sucedido. El actual presidente lleva al poder más de 30 años.

1996 

Artículo 6. “(1) El Presidente de la República es elegido al sufragio universal directo, igual y secreto, a la mayoría de los sufragios expresados. (2) El Presidente de la República es elegido por un mandato de siete (7) años renovable una vez”.

2008* 

Artículo 6. “(1) El Presidente de la República es elegido al sufragio universal directo, igual y secreto, a la mayoría de los sufragios expresados. (2) El Presidente de la República es elegido por un mandato de siete (7) años renovable una vez”.

Chad 

Es un país que sufrió varios conflictos armados, tanto internos como con su vecina, Libia, en los años ochenta. Desde su golpe de Estado, apoyado por Francia, en 1990, la segunda constitución fue adoptada en 1996.

1996 

Artículo 61. “El Presidente de la Republica es elegido por un mandato de cinco años al sufragio universal directo. Es reelegible una vez”.

2005 

Artículo 61. “El presidente de la República es elegido por un mandato de cinco años al sufragio universal directo. Es reelegible”.

Congo Brazzaville

El primer presidente elegido por las elecciones fue Pascal Lissouba en 1992. Rechazó organizar elecciones presidenciales y el antiguo presidente, Denis Sassou Nguesso le derrocó por la fuerza armada.

1992 

Artículo 69. “El presidente de la República es elegido a la mayoría absoluta de los sufragios expresados”.

2015 

Artículo 65. “El presidente de la República es elegido por un mandato de cinco (5) años renovable dos (2) veces”.

Costa de Marfil

En la década de 1990 no hubo la adopción de una nueva constitución como en otros países, pero se modificó algunos artículos para adaptar el nuevo contexto continental. Pero el golpe de Estado de 1999 fue la ocasión de cambiar la constitución. Fue en el 2000 cuando se adoptó la segunda constitución marfileña.

2000 

Artículo 55. “El presidente de la República es elegido por cinco años al sufragio universal directo. Es reelegible que una vez”.

2016 

Artículo 55. “El presidente de la República es elegido por cinco (5) años al sufragio universal directo. Es reelegible que una vez”.

Gabón 

La constitución de Gabón de 1991 ha sido reformada en 2003 y en 2011.

1991 

Artículo 9. “El presidente de la República es elegido por siete (7) años, al sufragio universal directo. Es reelegible”.

2018** 

Artículo 9. “El presidente de la República es elegido por siete (7) años al sufragio universal directo. Es reelegible”.

Ruanda

2003 

Artículo 101. “El presidente de la República es elegido por un mandato de siete años renovable una vez. En ningún caso, nadie puede ejercer más de 2 mandatos presidenciales.

2015 

La reforma propuesta por el Gobierno ha reducido el mandato de 7 a 5 años, pero tomará efecto en 2024. Artículo 10 “La limitación a 2 mandatos ha sido mantenida”.

Togo 

La primera constitución togolesa data de 1961. Después del golpe de Estado de 1963, los nuevos dirigentes adoptaron una nueva constitución. El régimen autoritario adoptó otras constituciones.

1992 

Artículo 59. “El presidente de la República es elegido al sufragio universal directo y secreto por un mandato de cinco años. Es reelegible”.

2002 

Artículo 59. “El presidente de la República es elegido al sufragio universal directo y secreto por un mandato de cinco años. Es reelegible”.

Yibuti 

Después de las leyes constitucionales el día de la independencia, una constitución ha sido adoptada por referéndum en septiembre de 1992. Ha sido modificada en 2006 y 2008.

1992 

Artículo 23. “El presidente de la República es elegido por seis años al sufragio universal directo y un escrutinio mayoritario a dos vueltas. Es reelegible una vez”.

2010 

Artículo 24 de la reforma: “El presidente de la República es elegido por cinco años al sufragio universal directo y al escrutinio mayoritario a dos vueltas. Es reelegible en las condiciones fijadas al artículo 23”.

* La reforma de 2008 no ha cambiado el artículo sobre el número de mandatos presidenciales. El texto de la constitución de 1996 ha sido guardado tal cual.

** Como en Camerún, no hubo cambios en el número de mandatos presidenciales. El mismo texto sigue vigente.

Sin embargo, en Burkina Faso y en Malaui (3) las tentativas de reforma constitucional para permitir a los presidentes de estos dos países no dieron resultado positivo. En el primero, una revuelta popular y, sobre todo, de un grupo de la sociedad civil, impidió la estrategia del presidente y de su partido, que controlaba la asamblea nacional. En cuanto al segundo, el parlamento y las iglesias se opusieron esta reforma.

El tercer mandato es un tema nuevo en la cultura política de estos países. Desde la independencia hasta principios de la década de 1990, el sistema de partido único había bloqueado el debate político y la alternancia del poder estatal. Fue un período en el que las libertades públicas como la libertad de expresión, pero también la existencia de la libre expresión (una prensa libre) de una oposición política y una sociedad civil activa, estaban congeladas como en los países del antiguo bloque del Este.

Esta pregunta surge solo a favor del cambio constitucional de la década de 1990 que muchos africanistas (4) se apresuraron a agregar al adjetivo democrático. Estos africanistas confunden lo que Laïdi Zaïki (5) observó en sus análisis: la brecha entre el desarrollo de una protesta política y social, realizada en nombre de la democracia, y la construcción democrática. Cambiar la constitución es fácil, pero tener instituciones sólidas es muy difícil. Pero con cierta voluntad podemos lograr, como en Benín, Botsuana, las islas de Cabo Verde y Ghana (6), transiciones que han transcurrido sin problemas y una consolidación democrática, que debe separarse del desarrollo.

Limitar el período presidencial no es el verdadero problema político y legal. Debe estar vinculado a la naturaleza de los regímenes y de los titulares del poder ejecutivo, como bien ha analizado Agustín Loada, para quienes “si el principio de limitación de mandatos electivos puede acomodarse en cualquier tipo de régimen político, no puede ser que en los regímenes presidenciales o presidencialistas se encuentre más aplicación” (7), porque el jefe de tal régimen tiene un poder casi ilimitado (concentración y personalización del poder executivo) o al menos que niega la separación de poderes. Para Agustín Loada hay que tener en cuenta otros factores: el carácter democrático del régimen, la sinceridad y transparencia de las elecciones y la permanencia en el poder. (8)

La limitación del mandato presidencial en los países africanos francófonos plantea dos cuestiones importantes: el valor de la constitución y la inestabilidad política y social. Desde finales de la década de 1970, el jurista Gérard Conac se planteó la siguiente pregunta: “¿Cómo hablar del valor de las constituciones africanas cuando una constitución expulsa a la otra a un ritmo cada vez más rápido?”. (9) E hizo esta afirmación: “La inestabilidad constitucional es el mal común de muchos Estados africanos”. (10) Cincuenta años después de esta declaración, estamos en el mismo punto.

Las reformas un año o unos meses antes de la expiración del segundo mandato socavan el valor de la constitución y crean inestabilidad constitucional como en Costa de Marfil y Guinea Conakri, al igual que en otros países en la primera década del siglo XXI en el África francófona.

Pero la cuestión importante es ¿por qué estos presidentes, guineano de Conakri y marfileño, diferentes por sus antecedentes profesionales y políticos (11), no respetan el marco constitucional?

 

Reforma inconstitucional y mandato presidencial 

Durante el cambio constitucional de principios de la década de 1990, una de las principales novedades fue la limitación del mandato del presidente de la República a dos mandatos sucesivos. Una copia o, como decían algunos africanistas, el reflejo, y tal vez de un mimetismo de Estados Unidos. Esta limitación se consideró un elemento importante del nuevo sistema político, pero fue un modo de persuadir a los países occidentales y las instituciones financieras internacionales que vincularon su ayuda a un proceso democrático. Esta limitación no ha sido seguida por un cambio en la cultura política y la gobernanza en estos países. Incluso si las elecciones han sido pluralistas desde principios de la década de 1990, no había ningún interés político real de cambio en la acción política. Salvo en Benín, los presidentes en ejercicio desde los años 1970-1980 ganaron las primeras elecciones presidenciales y sus formaciones tenían mayoría absoluta en los parlamentos; elecciones aún impugnadas por la oposición, pero también por la sociedad civil.

Para comprender las situaciones de negación constitucional es conveniente volver a una interesante reflexión realizada en la década de los ochenta en un momento en el que el “tercer mandato” no formaba parte del discurso político y social. Analizando las constituciones y el ejercicio del poder, Yves-André Fauré escribió que “de hecho, las constituciones ayudan a proteger a los que están en el poder de ataques, demandas y conmociones. Como el poder no se comparte, o se comparte muy poco, las constituciones africanas pueden analizarse como técnicas de dominación política. Consagran al poseedor de la vida del poder, expresan la desigualdad fundamental entre quienes disfrutan de él y quienes quedan excluidos de él, quienes se encuentran “naturalmente” fuera del campo político, como siempre ocurre con las masas campesinas, o quienes son rechazados en roles secundarios después de haber servido a la conquista del poder”. (12) En su análisis, Yves-André Fauré preguntó legítimamente si la constitución cumplía su función de legitimar el poder y si este último podía prescindir de esta cualidad.

Unos meses antes del final del segundo mandato, se inician las reformas constitucionales, cuyo principal objetivo no es otro que modificar la disposición constitucional que limita el mandato presidencial. Para camuflar su objetivo, algunos líderes han agregado otros puntos en los proyectos de reforma, por ejemplo, la introducción de una segunda cámara parlamentaria que nunca vio la luz, como la reforma de la constitución de la República de Yibuti en 2010. El parlamento es todavía unicameral.

No se trata de reformas para revitalizar la vida política nacional, permitir una amplia participación de la ciudadanía en la política, una justicia más independiente y una prensa libre al servicio del desarrollo sociopolítico del país.

¿Cuáles son las especificidades de estos países en comparación con Cabo Verde o sus vecinos anglófonos, como Nigeria, Ghana o Liberia, en cuanto al número de mandatos presidenciales?

 

Herencia colonial y autoritarismo

Una de las principales razones de esta crisis de alternancia es un legado del sistema colonial francés. Se puede establecer una relación entre herencia colonial y autoritarismo. Pero 60 años después de la independencia, no es un argumento que explica el comportamiento de algunos líderes políticos, el disfuncionamiento institucional. En comparación con el Reino Unido, Francia ha implementado una política de dependencia de la élite política de estos países. La élite gobernante de Estados poscoloniales de habla francesa se ha acomodado el apoyo de París, sin olvidar la violencia de la política de los Gobiernos franceses contra ciertos miembros de esta cuando se opusieron a su presión. La política de la expotencia colonial ha creado un miedo a estos dirigentes, fomentado golpes de Estado, asesinando algunos presidentes, etc. Además, a través del franco CFA, Francia controla las economías de 16 países que la usan como moneda nacional. Los primeros gobernantes y presidentes se formaron políticamente durante el período colonial. Algunos de ellos eran ministros de Gobiernos franceses, pero solamente unos años antes de 1960, como el expresidente senegalés Léopold Sédar Senghor (1960-1982) y el marfileño Félix Houphouët-Boigny (1960-1993).

Antes de la independencia de sus antiguas colonias africanas, la élite política de la 5ª República francesa estableció una red oculta, llamada françafrique (13), para controlar a los líderes africanos. En la mayoría de los países, Francia proporciona asesores al presidente y a algunos ministros y tienen una base militar. Las empresas francesas están favorecidas en las licitaciones de contratos públicos de estos países. A través de esta red, Francia, sea cual sea el Gobierno, apoya a los líderes autoritarios que llegan al poder mediante un golpe de Estado o con el apoyo de un líder, que garantiza la seguridad de los intereses franceses frente a los de su pueblo.

Al igual que el primer presidente de Costa de Marfil, su mentor en política, Alassane Dramane Ouattara, manipuló la constitución de 2000 modificándola en 2016. Sin embargo, la limitación a dos mandatos sucesivos ha sido mantenida. (14) Pero su jugada política es considerar que, con su reforma, ha empezado la tercera república. La estrategia política es considerar que todos los mandatos presidenciales vuelven a empezar desde cero y que no hay continuidad. Sin lugar a duda, el incumplimiento del espíritu constitucional es fuente de crisis política y social en una sociedad que ha cambiado socialmente. Sus dos mandatos (2010-2015 y 2015-2020) no aliviaron las tensiones sociopolíticas que vivió la sociedad marfileña. El éxito de la reconciliación nacional de la que se enorgullecen sus Gobiernos no ha puesto fin a las tensiones y otras violencias experimentadas por la población desde 1999, cuando hubo el primer golpe de Estado en este país1.

Costa de Marfil y Guinea Conakri son miembros de una organización regional, CEDEAO, cuyo presidente ha criticado cualquier decisión de un presidente de buscar un tercer mandato. La organización regional adoptó un protocolo el 21 de diciembre de 2001. El artículo 1 sobre los principios prohíbe “cualquier cambio anticonstitucional o antidemocrático en el acceso o mantenimiento del poder”. (15) La organización menciona el mantenimiento del poder por medios inconstitucionales; enfoque que han suscrito los Gobiernos de Costa de Marfil y de Guinea Conakri.

Desde la crisis de Mali, la CEDEAO ha sido objeto de múltiples críticas en la gestión de las crisis de sus miembros. Los partidos de oposición y la sociedad civil lo acusan de defender un marco constitucional que el presidente de la República y su formación mayoritaria en el Parlamento violan descaradamente. La organización se encuentra en una situación incómoda. Por un lado, tiene que defender la legalidad constitucional, pero, por otro lado, es impotente para resolver o prever los elementos de una crisis política y social en un país miembro. Esta organización guarda silencio sobre lo que está sucediendo ahora en Costa de Marfil y Guinea Conakri, cuyos presidentes violaron el marco constitucional al tiempo que impuso duras sanciones económicas contra Mali tras el derrocamiento del presidente Ibrahim Boubacar Kéita. Como muchas otras organizaciones africanas, está subordinada a la voluntad de los jefes de Estado.

Sin embargo, al declarar su candidatura a principios de agosto, Alassane Dramane Ouattara violó la ley fundamental. Este incumplimiento es fuente de una crisis política y tensiones sociales en un país que ya está en crisis. Estos dos mandatos no han aliviado las tensiones sociopolíticas en el país desde la crisis postelectoral de 2010, no ha habido reconciliación nacional2. Muchos ciudadanos de Costa de Marfil, pero africanos, refrenan el autoritarismo de Alassane Dramane Ouattara tan pronto como llegó al poder. Franklin Nyamsi  describe su forma de gobierno como una redada, para quien “el punto culminante de esta práctica política de terror será la brutal represión del 18 de febrero de 1992, que vio a todos los principales líderes de la oposición marfileña, incluidos Laurent y Simone Gbagbo, encarcelados tras manifestaciones contra el incumplimiento de la separación de poderes, el equilibrio de poderes y los derechos de la oposición por parte del entonces régimen de treinta años del PDCI-RDA de Félix Houphouët-Boigny”. (16)

Ante el incumplimiento de los principios establecidos en las constituciones por parte de los líderes políticos en el poder, los movimientos sociales y especialmente la juventud, la calle y las alianzas entre movimientos sociales y partidos de oposición actúan en defensa de la ley fundamental. Los actores de estos movimientos se oponen a la transformación de la constitución en una hoja de parra, según el exafricanista Jean-François Bayart (17). Este es el caso de Guinea Conakri, donde los partidos políticos de oposición y los grupos de la sociedad civil han creado el Frente Nacional de Defensa de la Constitución (FNDC). En Senegal, las demandas de un grupo de músicos y ciudadanos, Y-en-a marre, llamaban a la población, y especialmente a la juventud, a oponerse a la candidatura del presidente Abdoulaye Wade en 2012 por su nepotismo y su mala gobernanza. En Burkina Faso, un grupo liderado por un músico, le Balai Citoyen (la Escoba Ciudadana), se opuso a la adopción por parte de la asamblea nacional de una ley que modifica el art. 37 de la constitución para permitir que el presidente Blaise Compaoré postule para un tercer mandato. Fue a través de un golpe de Estado que llegó al poder en 1987. Fue apoyado por Francia, que lo ayudó a salir del país durante las revueltas populares de 2014.

Como dijo acertadamente el presidente de Guinea Bissau, Umar Sissoko Emballa, en una reunión de jefes de Estado de la CEDEAO sobre la crisis de Mali, el tercer mandato es también un golpe de Estado. De hecho, cuando no respetamos el texto constitucional, como es el caso de Alassane Dramane Ouattara o Alpha Condé, efectivamente estamos asistiendo a un golpe de Estado. Y como un golpe de Estado, el tercer mandato alimenta la violencia y genera muertes de ciudadanos comunes, líderes políticos y periodistas, que informan a la población.

 

Por Mohamed Abdillahi Bahdon, licenciado en Educación, en Derecho y en Ciencias políticas.


 

Notas

1. Durante varios meses, la vida política de Costa de Marfil ha estado dominada por la cuestión del tercer mandato de la Presidencia de la República. Así mismo, en Guinea Conakri donde luego de aplazamientos de las elecciones legislativas unidas a un referéndum constitucional tuvo lugar a mediados del período Covid-19. A pesar de la limitación a dos mandatos, existe una obsesión de la corriente de estas dos figuras por tener un tercer mandato, cometiendo una negación constitucional. Dan forma a la constitución como mejor les parezca. Pero chocan con una sociedad movilizada para defender el marco constitucional. A pesar de la violencia y la represión del poder, los jóvenes, la oposición y muchos movimientos sociales muestran su rechazo a tal negación.

2. Si actualmente los medios de comunicación se centran en Costa de Marfil y en Guinea Conakri, otros líderes han logrado, se dirá con éxito, sus reformas constitucionales antes del final del segundo mandato, como en Camerún en 2008, en Congo-Brazzaville en 2015, en Chad en 2005, etc. Los presidentes de estos países han gobernado durante más de 20 años. El principal objetivo que persiguen estas reformas es la derogación de la disposición constitucional, lo que no les permite postularse para un tercer mandato. No importa, están organizando campañas de referendos cuyos resultados ya se conocen. El referéndum no es una técnica que se pone a disposición de la población para juzgar los intereses ocultos del proyecto de reforma constitucional, sino un medio controlado por el poder en el lugar para sus intereses políticos.

3. Las últimas elecciones presidenciales de mayo de 2019 fueron anuladas por el Tribunal Constitucional debido a irregularidades electorales en febrero de 2020 y ordenó la celebración de otras elecciones, que se realizaron en junio de 2020. Esta institución jugó un papel importante en la política de Malaui, a diferencia de los consejos o los tribunales constitucionales de muchos países francófonos.

4. Entre estos africanistas o investigadores en estudios africanos, podemos citar a Akindes Francis (1997): Les mirages de la démocratie en Afrique subsaharienne francophone, Paris: Karthala; Amadou A. (1995): Le renouveau démocratique au Bénin, la conférence nationale des forces vives et la période de transition, L’Harmattan, Paris, Quantin, Patrick et al (1996): Les transitions démocratiques africaines, Paris, Karthala, 1996.

5. Laïdi Zaïki, Le monde privé de sens, París, Seuil, 1994. Aparte de algunos países como Benín y Mali antes de 2012, ha habido una recuperación de las protestas de nuevos regímenes políticos cuyos líderes han retenido el poder por la fuerza y ​​reformas constitucionales espurias.

6. Después de que los regímenes militares de Kérérou, en Benín, y de Jerry Rawlings, en Ghana, hayan logrado un consenso entre los antiguos y los nuevos líderes, durante veinte años se han consolidado regímenes democráticos. Además, Benín inauguró uno de los métodos que permitió la transición a un régimen político pluralista, tomado como modelo por otros países del continente: la conferencia nacional. Los regímenes autoritarios en países como Congo-Brazzaville, Chad y el ex Zaire también han organizado conferencias nacionales, pero han llevado a la restauración de regímenes autoritarios, incluso si las elecciones legislativas y presidenciales son pluralistas.

7. Augustin Loada, «La limitation du nombre de mandats présidentiels en Afrique francophone», Afrilex, N° 3, juin 2003, in http://afrilex.u-bordeaux4.fr/sites/afrilex/IMG/pdf/3doc8loada.pdf.

8. Idem.

9. Gérard Conac Les droits africains, Paris, Librairie générale de droit et de jurisprudence, 1976, p. 99

10. Idem, p. 78.

11. Alassane Dramane Ouattara es un economista con especialización en finanzas internacionales. Estudió en Estados Unidos. A finales de la década de 1960, trabajó en el FMI en Washington, DC, y a principios de la década de 1970 ocupó varios cargos en el Banco Central de los Estados de África Occidental, tanto en su antigua sede en París como en la nueva sede de Dakar. Alrededor de 1984 fue reemplazado por un burkinés. Y en 1983 regresó al FMI, fue nombrado director para África de esta institución y en 1987 fue nombrado asesor especial del exdirector gerente, Michel Camdessus. Gracias a las reformas constitucionales de la década de 1990 regresó a Costa de Marfil y fue nombrado primer ministro bajo la presidencia de Félix Houphouët-Boigny. Alpha Condé era profesor universitario en Francia. Como Ouattara, estudió en el extranjero en Francia. Licenciado en sociología, obtuvo el doctorado en Derecho en la Universidad de París I. Ingresó en la política en la década de 1970 creando un movimiento político, no reconocido en Guinea Conakri. Después de regresar al país en la década de 1990, participó en las primeras elecciones presidenciales pluralistas en 1993. Derrotado por el presidente Condé, se postuló a la reelección en 1998 sin éxito. Es detenido junto con otros líderes de la oposición y liberado en 2001. Finalmente ganó las elecciones presidenciales del 27 de junio (primera vuelta) y del 7 de noviembre de 2010 (segunda vuelta) contra un exprimer ministro. Fue reelegido en las elecciones presidenciales de 2015 y en 2019 propuso una enmienda constitucional que incluía la intención de postularse para un tercer mandato.

12. Yves-André Fauré, «Les constitutions et l’exercice du pouvoir en Afrique noire». Pour une lecture différente des textes», Politique africaine, nº1, 1981, pp.34-52.

13. François-Xavier Verschave, La Françafrique. Le plus long scandale de la République, Paris, Stock, 1999.

14. El artículo 55 de la Constitución de 8 de noviembre de 2016 establece que “El Presidente de la República es elegido por cinco (5) años por sufragio universal directo. Solo puede ser reelegido una vez”.

15. Protocolo nº A/SP1/12/01 sobre democracia y buen gobierno adicional al protocolo relativo al mecanismo de prevención, gestión, resolución de conflictos, mantenimiento de la paz y seguridad del 21 de diciembre de 2001.

16. Franklin Nyamsi La Razzia : forme spécifique de la dictature d’Alassane Ouattara en Côte d’Ivoire (I).

17. Jean-François Bayart, L’Etat en Afrique. La politique du ventre, Paris, Fayard, 1989.

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