Biniam Girmay es el resultado de la pasión de Eritrea por el ciclismo
A pesar de su juventud, porque tiene tan solo 22 años, Biniam Girmay, que corre en las filas del equipo Intermarché, ya había obtenido éxitos importantes cuando se impuso al sprint en la llegada de la décima etapa de la carrera italiana. Dos meses antes, había ganado la clásica Gante-Wevelgem, una de las más importantes del calendario de la Unión Ciclista Internacional (UCI). En África, como profesional, había ganado una etapa en la Tropicale Amissa Bongo y otra en el Tour de Ruanda. Como junior, consiguió imponerse en tres pruebas del campeonato de África en el 2018, en ruta, en contrarreloj y contrarreloj por equipos.
Desafortunadamente, de Girmay trascendió más el accidente sufrido al descorchar el prosecco en el podio que su victoria en la etapa, la primera de un corredor africano negro en una de las grandes vueltas. A causa del golpe en el ojo, tuvo que abandonar el Giro.
Girmay no es un caso excepcional, sino el resultado de la pasión de Eritrea por el ciclismo. Herencia de la colonización italiana, el ciclismo tiene miles de practicantes en un país montañoso, en el que también han surgido grandes corredores de fondo, como Zersenay Tadese, el primer medallista olímpico de Eritrea. Tadese quedó tercero en los 10 000 metros en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004). Ha sido cinco veces campeón de mundo de media maratón y una vez de cross (Mombasa, 2007).
La supremacía del ciclismo eritreo se manifiesta en los campeonatos de África: ha obtenido la victoria en contrarreloj por equipos en 11 de los 12 últimos títulos y en ruta en 9 de los 12 últimos. En los de este año, celebrados en la localidad egipcia de Sharm el-Sheikh, venció un eritreo, Henok Mulubrhan, en ruta y Eritrea en la contrarreloj por equipos. En mujeres, en la prueba en ruta, venció la egipcia Ebtissam Zayed Ahmed, mientras que en la contrarreloj se impuso el equipo de Eritrea, formado por Monalisa Araya, Adiam Dawit, Milena Fafiet y Danait Fitsum. Un equipo joven, que promete, puesto que las cuatro ciclistas han nacido en este siglo. La veteranía la aportan Mossana Debesay y Bisrat Ghebremeskel, campeonas de África en varias ocasiones.
Buen nivel de ciclismo femenino
Las mujeres eritreas se enfrentan a más competencia que sus compatriotas hombres en África. Sudáfrica, Etiopía, Ruanda, Egipto, Mauricio e incluso Namibia tienen un buen nivel en ciclismo femenino. En Sudáfrica, sobresalen las veteranas Carla Oberholzer, enrolada en el equipo español Bizkaia Durango, y Ashleigh Moolman, y las más jóvenes Hayley Preen, Frances Janse van Rensburg y Maroesjka Matthee. En Ruanda, el país de las mil colinas, surgen buenas corredoras, entre las que destacan Josiane Mukashema, Diane Ingabire, Jacqueline Tuyishimire y Valantine Nzayisenga, medallas de plata en contrarreloj por equipos en el campeonato de África de 2021. En Etiopía, las mujeres han obtenido más éxitos internacionales que los hombres. Las estrellas son Selam Ahama Gerefiel, campeona de África en contrarreloj individual (2019) y contrarreloj por equipos (2018 y 2019), y Eyeru Tesfoam Gebru. En la lista, que no pretende ser exhaustiva, hay que añadir a la mauriciana Aurélie Halbwachs, las namibias Vera Adrian y Kimberley le Court de Billot, la burkinesa Awa Bamogo y la propia egipcia Ebtissam Zayed Ahmed, medalla de oro en ruta y medalla de plata en contrarreloj en los campeonatos de África.
En la historia del Tour, la mejor prueba ciclista por etapas, los africanos empiezan a dejar su huella. Robert Hunter, un blanco sudafricano, fue el primer africano en ganar una etapa, en el año 2007, mientras que el eritreo Daniel Teklehaimanot fue el primero en vestir el maillot a topos del premio de la montaña, en la edición del año 2015. Teklehaimanot formaba parte del equipo sudafricano MTN Qhubeka. No obstante, por palmarés despunta un ciclista británico que se reclama africano por su origen, Chris Froome, nacido en Kenia. Froome ha ganado cuatro veces el Tour (2013, 2015, 2016 y 2017), una el Giro (2018) y dos la Vuelta (2011 y 2017).
Si los ciclistas africanos comienzan a ser conocidos en las clásicas y pruebas por etapas europeas, las competiciones que se celebran en África se han ganado un puesto en los calendarios de los grandes equipos. Dos pruebas, el Tour de Ruanda y la Tropical Amissa Bongo, pertenecen a la categoría 2.1 de la Unión Ciclista Internacional (UCI). En la categoría 2.2 están el Tour de Mali, el Tour de Limpopo, el Gran Premio Chantal Biya, la Vuelta a Marruecos y la Vuelta a Egipto.
Tour de Ruanda y Tropicale Amissa Bongo
Creado en 1988, el Tour de Ruanda no se celebró durante diez años, entre 1991 y 2000, por la guerra y la posterior devastación causada por el genocidio contra los tutsis (1994). La UCI lo incorporó a su circuito Africa Tour en 2009, en la categoría 2.2. Bien organizado, en un país que se vuelca durante la semana de febrero en que se celebra la carrera, el Tour de Ruanda fue ascendido a la categoría 2.1 en 2019. El último ganador fue el eritreo Natnael Tesfatsion. Un año antes había vencido el español Cristian Rodríguez.
En cuanto a la Tropicale Amissa Bongo, fue organizada en honor de la hija del presidente gabonés, Omar Bongo, de quien toma su nombre. Por la pandemia, no se celebró este año ni el anterior. En la edición de 2020, venció el francés Jordan Levasseur, seguido del eritreo Tesfatsion. En dos ocasiones han ganado corredores africanos: en 2018 el ruandés Joseph Areruya y en 2014 el eritreo Natnale Berhane.
En la categoría 2.2 destaca el Tour de Faso, que moviliza a miles de burkineses en las diferentes etapas, transmitidas por la televisión nacional. En sus más de 30 ediciones, han ganado la prueba corredores africanos y europeos. En 2021, venció el alemán Daniel Bichimann. Dos años antes, puesto que en 2020 no se celebró por el covid, obtuvo la victoria el angoleño Dário António. En la edición femenina, celebrada por primera vez en 2021, ganó la corredora local Awa Bamogo.
El auge del ciclismo en África ha recibido el respaldo de la UCI al designar a Kigali como ciudad organizadora del Mundial que se debe celebrar en el año 2025. La candidatura ruandesa se impuso a la presentada por Tánger. Con la designación de la capital ruandesa, la UCI también repara un agravio hacia el continente africano, puesto que desde que comenzaron a celebrarse los mundiales en 1921 en Copenhague, nunca se ha elegido a una ciudad de África. El Mundial ha pasado por los otros continentes, pero no por el africano. El próximo Mundial, en otoño, se celebrará en la ciudad australiana de Wollongong.
Artículo redactado por Antoni Castel.