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Los Récréâtrales de Uagadugú o el arte de África para erigirse y mantener viva la cultura (2ª parte)

Los Récréâtrales de Uagadugú o el arte de África para erigirse y mantener viva la cultura (2ª parte)
«Erigirnos y hacer frente a las sombras y a los virus de toda índole, el de la covid-19 o el del racismo que destruye cada día, desde hace siglos, los cuerpos, el alma y el espíritu de los Negros», Aristide Tarnagda. Imagen cedida por la productora de Récréâtrales
«Erigirnos y hacer frente a las sombras y a los virus de toda índole, el de la covid-19 o el del racismo que destruye cada día, desde hace siglos, los cuerpos, el alma y el espíritu de los Negros», Aristide Tarnagda. Imagen cedida por la productora de Récréâtrales
«Erigirnos y hacer frente a las sombras y a los virus de toda índole, el de la covid-19 o el del racismo que destruye cada día, desde hace siglos, los cuerpos, el alma y el espíritu de los Negros», Aristide Tarnagda. Imagen cedida por la productora de Récréâtrales
«Erigirnos y hacer frente a las sombras y a los virus de toda índole, el de la covid-19 o el del racismo que destruye cada día, desde hace siglos, los cuerpos, el alma y el espíritu de los Negros», Aristide Tarnagda. Imagen cedida por la productora de Récréâtrales

Editorial de Aristide Tarnagda, director general de Récréâtrales

Erigirnos

Queridas hermanas,

Queridos hermanos,

Queridos asistentes al festival,

Aquí nos encontramos, de nuevo juntos. Reunidos en Bougsemtenga, tierra hospitalaria, tierra de resiliencia, tierra donde se crea siempre la belleza. Desde el mes de febrero, mientras que el harmatán teñía de rojo nuestros cabellos y secaba nuestros labios, nosotros, venidos de Mali, de Níger, de Togo, de Burundi, de Guinea, del Congo, de la RDC, de Camerún, de Costa de Marfil, de Mozambique, de Francia y de Canadá, nos preparábamos para la 11ª edición de los Récréâtrales con una alegría inmortal que inundaba nuestros corazones. Y, de repente, el mundo entero cambió dramáticamente en un pánico inédito. En la televisión y en la radio informaban hasta perder el aliento para mantenernos informados sobre los récords de muertos por país y por continente. Anunciaban sin dudar que nuestra hecatombe estaba al llegar. Desde entonces, cada país se lanzó en una carrera desenfrenada de cierre de sus puertas a otros y a sí mismo. A partir de aquel momento, había que circular y vivir enmascarado, permanecer solos y encerrados. Sin apretones de mano cordiales. Sin besos amicales o fraternales. Sin cine. Sin teatro. Sin cantos. Sin bailes. Sin vida. La vida está en peligro y debe tomar distancia con ella misma. De aquí en adelante, la vida debe protegerse de la vida. De aquí en adelante, debemos alejarnos los unos de los otros. Aislarnos. Llevar uno mismo su cruz, su virus. Si el virus triunfara sobre nosotros, nuestros seres allegados deberían desconfiar de nosotros. Les está prohibido agruparse para cuidar de nosotros, darnos su último adiós, otorgarnos una última sonrisa, un último recogimiento, todo ello vituallas de nuestro último viaje hacia los nuestros y nuestros dioses. De aquí en adelante, somos peligrosos, vivos o muertos. De aquí en adelante, es imposible formar una comunidad. De aquí en adelante, hay que vivir solo, morir solo, llorar solo.

De ese modo, al igual que el resto del mundo, rezumamos nuestros miedos, nuestras dudas, nuestro desaliento, nuestras incomprensiones, nuestro desconcierto, nuestra ira y nuestra decepción. ¿Qué hacer frente a esta nueva conminación? ¿Qué hacer con el teatro si hacer comunidad se convierte en algo ilegal? ¿Para qué servimos si ya no podemos encontrarnos para vivificar y celebrar la vida? ¿Debemos ceder a la noche? ¿Al pánico? ¿Al miedo y a la desconfianza del otro? ¿No es ya morir el hecho de replegarse sobre sí mismo? ¿No es ya morir encerrarse en el miedo del otro? ¿No es ya morir no estar ya más en contacto con los otros para fecundar el pensamiento y la imaginación, que son la savia de la vida? ¿No es ya morir que esté prohibido compartir su sonrisa, su pan, su inquietud, sus fantasías, sus caricias, su aliento, su corazón, la muerte con su padre, su hijo, su hermana, su madre, su vecino, su compañero, su amigo? ¿Acaso prohibir la toma de riesgos no deja sin aliento a la propia vida?

Queridas hermanas,

Queridos hermanos,

Queridos asistentes al festival,

Queridos artistas,

¿Qué podemos hacer?

¿Acaso nosotros, artistas, poetas, tenemos otros roles u otra vocación que no sea la de alzar a la humanidad a la cima de la esperanza? ¿Tenemos otra tarea que no sea la de sembrar, escardar o regar con nuestros cuidados, nuestra sangre, nuestra locura, nuestras imprudencias, nuestra obstinación, nuestros imaginarios fecundos, la convivencia? ¿Acaso tenemos otro deseo ardiente que no sea el de difundir en los corazones y en los espíritus la alegría de vivir? ¿Acaso tenemos otra sed inextinguible que no sea la de embellecer más intensamente los corazones y los rostros? ¿Tenemos otra obsesión que no sea recuperar la sonrisa abatida de nuestras madres, de nuestros padres, de nuestras hermanas y de nuestros hermanos? ¿Acaso tenemos otras responsabilidades que no sean plantarle cara al asalvajamiento del mundo?

Queridas hermanas,

Queridos hermanos,

Queridos asistentes al festival,

Frente a todas las interrogaciones que nos asaltan, nos hemos tomado el tiempo de reflexionar y de preguntar a los habitantes de este barrio quienes, sin conocernos, nos han ofrecido con toda confianza su generosidad y su hospitalidad. Hemos cambiado impresiones con nuestros compañeros poetas, directores de escena, escenógrafos, técnicos, actores e intelectuales.

De esos intercambios, hemos salido convencidos de que debíamos mantenernos lúcidos y afirmar ante el resto del mundo que nos negamos a abandonar la vida justo en el momento en que tiene una sed desgarradora de nuestros cuidados, de nuestra atención, de nuestro cariño, de nuestras manos, de nuestras palabras. Por eso, nos dijimos que debemos resistir.

Creer en nosotros. Creer en nuestra capacidad de trascender nuestros límites y nuestros miedos frente a la bulimia de la muerte. Erijámonos y mantengámonos firmes. Sí, eso es lo que hay que hacer: resistir. Resistir. Mantenernos unidos. Mantener el disfrute. Mantener el canto. Mantener la danza. Mantener el teatro. Mantener el cine. Mantener la belleza. Mantener el ensamble de coraje para que nuestros poros trasieguen la noche y nuestras almas ingurgiten la belleza. Erigirnos y mantenernos. Erigirnos y hacer frente a las sombras y a los virus de toda índole, el de la covid-19 o el del racismo que destruye cada día, desde hace siglos, los cuerpos, el alma y el espíritu de los Negros, o el virus de la explotación vil e inhumana de los pueblos. El virus de las madres y de los niños que se traga el paludismo, la rubeola o el hambre. El virus de las niñas y mujeres excluidas, violadas o cosificadas. El virus de la avaricia de una cierta élite que hunde a millones de jóvenes en la miseria y en la desesperación. El virus de la exclusión. El virus del repliegue identitario. El virus de las masacres. La lista de virus más virulentos que la covid-19 dista mucho de ser exhaustiva.

Por eso, queridas hermanas,

Queridos hermanos,

Queridos asistentes al festival,

Leguemos nuestros miedos a la noche, confiemos nuestros cabellos al viento y a la dulzura de la lluvia y erijámonos. Erijámonos como un majestuoso baobab de nuestras tierras color antracita y dirijamos nuestros rostros hacia el sol como lo ha recomendado Felwine Sarr, padrino de esta 11ª edición. Erijámonos y riámonos a carcajadas de los que predican las noches espesas e infinitas. Erijámonos y exijámonos a nosotros mismos la lucidez y la luz.

Erijámonos y exijamos a nuestros dioses y a nosotros mismos que permanezcan siempre incandescentes los hogares donde se despliegan los relatos de nuestros soles y nuestras noches. Erijámonos y exijamos a nuestros dioses y a nosotros mismos que permanezcan siempre incandescentes nuestras utopías. Erijámonos y exijamos a nuestros dioses y a nosotros mismos que permanezcan siempre incandescentes los hogares donde fecundamos nuestros imaginarios. Erijámonos y exijamos a nuestros dioses y a nosotros mismos que permanezcan siempre incandescentes los hogares de nuestra concepción incondicional.

Queridas hermanas,

Queridos hermanos,

Queridos asistentes al festival, bienvenidos.

Tres veces bienvenidos a este hogar incandescente desde donde, juntos, vamos a erigirnos hacia horizontes luminosos.

Os deseo a todas y a todos una 11ª edición bella y fraternal.

Erigirnos para siempre.

Editorial de Odile Sankara, presidenta de Récréâtrales

¡Erigirnos!

En 2020, el proyecto de los Récréâtrales cobraba vida con Etienne Minoungou, su fundador, que ya no necesita presentación. Él sembró el campo de acción de los Récréâtrales con su inteligencia, abnegación, energía, fe, relaciones y humanidad.

En 2016, confió la dirección artística a Aristide Tarnagda, que actúa bien, como se dice en nuestra jerga. Reconozco que, cuando en 2019 me eligieron como presidenta de los Récréâtrales, acepté con gran entusiasmo, pero también con cierta aprensión. Mi corazón latía a toda velocidad al tomar el testigo de este evento mundial, pero rápidamente me calmé porque se trata de una herencia sólidamente articulada por la reflexión.

Los Récréâtrales se forjan en Bougsemtenga con sus habitantes, que se han apropiado del proyecto cuyo principio es hacer arte con ellos y en su entorno. Crear un vínculo social, democratizar el arte inscribiéndolo en el corazón de la ciudad.

Más allá del barrio de Bougsemtenga, la ciudad de Uaga se reúne en torno a la Plateforme. África no lo cuentan otros. Numerosas personas quieren venir a los Récréâtrales a Uagadugú, el país de los hombres íntegros.

A lo largo de los años, los Récréâtrales han conseguido formar verdaderos equipos: el equipo técnico, el equipo administrativo, el Colegio escenográfico y el Comité de barrio. Son equipos que dan sentido, estética, talento, pensamiento, locura, alegría, pasión, solidaridad, fraternidad, sueños y poesía.

Los Récréâtrales tienen también como objetivo trabajar para que artistas de todas partes se encuentren. Es así como consiguen agrupar a los creadores en torno a su proyecto. Es así como consiguen, ser un modelo de ingenio y de creatividad. Es así como consiguen y ser una herramienta formidable de formación, de producción y de promoción. Un proyecto así debe preservarse, al igual que nuestros espacios de creación y de promoción en el resto del continente.

En cada una de sus ediciones, a los Récréâtrales les resulta difícil mantenerse. Ponemos mucha energía para conservar incluso lo que parece adquirido. Lo tenemos claro: la cultura es el fundamento de la vida, la cultura es un impulso para el desarrollo. Pero la realidad cambia cuando hay que trabajar para estructurar nuestros espacios y llevar a cabo nuestras actividades culturales. Sin embargo, no debemos permitir que nuestro patrimonio cultural, aquel que fundamenta nuestro ser y que constituye nuestra principal riqueza, caiga en el olvido.

Por eso aún quedan muchos desafíos. Tras una 10ª edición impresionante, ¿cómo llevar a cabo esta 11ª edición de Récréâtrales en un contexto de crisis securitaria, sanitaria, económica, política, en pocas palabras, humanitaria? Pese a todo, la llevamos a cabo, precisamente por causa de esta crisis humanitaria. Hay que organizar esta edición por la herencia que se debe perpetuar. Debe celebrarse por compromiso y frente a nuestro deber de existir.

Así es como hemos renovado el Labo ELAN con 18 artistas procedentes de 9 países, las Residencias de creación con 107 artistas procedentes de 13 países, además de la Plateforme Festival, la Velada de intercambios y las lecturas Lenguas de África. Un total de 135 para aportar aliento, sueños, risas, belleza y poesía, porque se trata de eso. A este mundo le hace mucha falta la poesía para despertar nuestra sensibilidad y nuestra humanidad.

La crisis securitaria y sanitaria ha fragilizado aún más el sector de la cultura y ha creado un bache donde la obra artística se reduce a su expresión virtual más simple. Debemos erigirnos más que nunca. Esta edición pone a prueba nuestra capacidad de resistir y de existir. Hay que crear sentido y producir emoción, como dice el Dr. Rassablga Seydou Ouédraogo, profesor de universidad y director del Instituto Free Afrik.

Esa es exactamente la finalidad del arte: curar nuestra humanidad herida, atemorizada, pisoteada, y preocupada. Hacer lo necesario para hacer advenir la catarsis.

Reitero mis agradecimientos a los habitantes de Bousemtenga, a todos los equipos, a los artistas y a los invitados que han aceptado trascender la situación angustiosa que prevalece en este momento para compartir estos valiosos momentos. Doy las gracias a toda la prensa pública y privada, al igual que a las instituciones públicas y privadas y a las personas anónimas que nos han acompañado.

Erigirnos

Erigirnos todos juntos

Erigir nuestra humanidad

De la manera más honesta y más elegante posible

Erigirnos con fuerza y convicción

Erigirnos irguiendo la cabeza con dignidad

Erigirnos con los músculos tensos

Erigirnos con nuestras entrañas ardientes

Erigirnos con nuestras narices echando fuego

Erigirnos con toda la sangre que corre por nuestras venas

Erigirnos al amanecer en sudor

Erigirnos con el crepúsculo resplandeciente a coro con las estrellas

Erigirnos para no hundirnos

Erigirnos y permanecer de pie

Editorial de Felwine Sarr, padrino de la 11ª edición de Récréâtrales

Palabra erigida

Aquí, en el barrio de Bougsemtenga, la palabra es la primera en levantarse. Amanecer infatigable.

Desde hace ya algunos años, visita los patios de las casas y los surcos de la gran avenida de laterita. Encaramada a sus brillantes zancos, recita la vida, su leve furor y su constante empuje.

Para aparecer, se pone en escena, habita los cuerpos, se hace teatro, devora las sombras y las regurgita como semillas.

Aquí, el teatro es una escena que libera una materia silenciosa y volcánica.

Los actores casi no hablan, la palabra los mueve, revela y manifiesta lo que es, lo que nace incesantemente.

Este año, la palabra ha decidido levantarse.

Fuera de las ciénagas de renuncias y lasitud.

Fuera de los senderos estrechos y de las guaridas oscuras.

La palabra se lanza hacia el exterior y hacia las orillas iodadas.

Se erige contra el avasallamiento de los cuerpos y los espíritus.

Aquí, en Bousemtenga, en el corazón del Faso íntegro, infatigable, ella retoma la misión que se ha fijado:

Despertar la parte sensible y luminosa de la consciencia humana.

 

Editoriales escritas por Aristide Tarnagda, Odile Sankara y Felwine Sarr y publicadas en la nota de prensa de Récréâtrales. Textos traducidos por Inmaculada Ortiz, traductora y correctora especializada en literatura africana. Aquí puede leer la primera parte.


Fuentes:

Página web de Récréâtrales

Página Facebook de Récréâtrales

http://recreatrales.org/wp-content/uploads/2020/10/DOSSIER-DE-PRESSE-11e-%C3%A9dition-des-R%C3%A9cr%C3%A9%C3%A2trales.pdf

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