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¿Tienen los jóvenes de África razones para ser optimistas?

¿Tienen los jóvenes de África razones para ser optimistas?
El potencial más valioso del continente africano es su juventud y serán el motor de su transformación.
El potencial más valioso del continente africano es su juventud y serán el motor de su transformación.

Chema Caballero

Bloguero y cooperante
El potencial más valioso del continente africano es su juventud y serán el motor de su transformación.
El potencial más valioso del continente africano es su juventud y serán el motor de su transformación.

Pues parece que sí porque creen que pueden resolver sus problemas colaborando unos con otros y tienen la esperanza de combatir la corrupción, lograr la paz y mejorar sus condiciones personales. Este afro-optimismo vendría impulsado por un fuerte sentido de responsabilidad individual, una mentalidad poscolonial, un espíritu empresarial y la confianza en la identidad africana compartida. Todo esto y más es lo que concluye el African Youth Survey 2020 realizado por la Ichikowitz Family Foundation, con sede en Sudáfrica.

Aquí surge la pregunta de hasta qué punto estas conclusiones resumen la opinión del conjunto de los jóvenes africanos o son parciales y, por tanto, poco representativas. De ser ciertas, supondrían un marcado contraste con los estereotipos y las narraciones que muestran a África como un continente sin esperanza.

Es interesante ver los puntos que los jóvenes entrevistados destacan:

  • No solo son optimistas sobre su futuro, sino que también piensan que el siglo XXI será el siglo de África, aunque no especifican muy bien en qué se basan para ello. Es posiblemente que solo sea un deseo o sueño.
  • Siguen considerando el estado nación como fuerte fuente de identidad colectiva, pero la mayoría está de acuerdo con la existencia de una identidad africana compartida, creada por una cultura y valores comunes a todo el continente.
  • Son muchos los que piden una mayor unidad continental.
  • Los valores democráticos de participación, tolerancia y libertad son ampliamente aceptados.
  • La inmensa mayoría quiere emprender y tener su propio negocio.
  • Son personas bien conectadas y conocedoras de las nuevas tecnologías y siguen las noticias para estar al corriente de los asuntos globales, pero no se muestran especialmente preocupadas por las fake news. Es de señalar que ocho de cada diez entrevistados creen que el acceso a conexión Wi-Fi es un derecho fundamental.
  • La mayoría de los jóvenes afirma estar profundamente arraigada en sus comunidades locales que son descritas como ejemplo de coexistencia y variedad étnica, religiosa y económica.
  • Muchos desconfían de las nuevas formas de colonialismo y por eso recelan de la influencia extranjera, pero al mismo tiempo ven muy positiva la que ejercen algunas naciones. Francia es el país que peor sale parado, mientras que China, Estados Unidos o la Unión Europea reciben mejores críticas. Sin embargo, enfatizan el deseo de que África sea independiente.
  • Aunque el cambio climático no parece ser una preocupación prioritaria, sí que lo es el crecimiento de las energías renovables y el que se proporcionen mejores infraestructuras para el reciclaje.
  • Una amplia mayoría muestran inquietud por el aumento de las enfermedades infecciosas y el terrorismo en los últimos cinco años, pero su verdadero foco de atención se centra en las oportunidades laborales y la lucha contra la corrupción.

Son también bastante sugestivas las respuestas que los jóvenes ofrecen a la pregunta de qué harían que beneficiase a toda África si fueran presidentes de sus países por un día:

  • La mayoría opta por la creación de empleo para los jóvenes.
  • También son bastantes los que se asegurarían de que todo el mundo tuviera acceso al agua corriente o la electricidad.
  • La lucha contra la corrupción vuele a surgir en este punto. Además, es claro lo que muchos harían con el dinero recuperado: construir hospitales y colegios.
  • Otorgar más derechos a las mujeres y reforzar su papel en los ámbitos de toma de decisiones para conseguir mejores políticas y el empoderamiento de las jóvenes, es igualmente uno de los deseos que muchos harían realidad.

Esta radiografía de la juventud africana supone, entre otras cosas, una seria advertencia a los gobiernos africanos. Aunque, en su mayoría, son bastante bien tratados, no pueden sentirse complacientes si no logran crear los puestos de trabajo que tanto demandan los entrevistados. Para los jóvenes este parece ser el punto más importante. De este estudio se puede deducir que no piden tanto la creación de industrias, por ejemplo, sino que lo que solicitan son oportunidades y ayudas para crear sus propias empresas, a partir del sector informal -donde muchos de ellos encuentran hoy un medio de subsistencia-, para convertirse en empresarios y dueños de su propio negocio.

La duda que surge, tras su lectura, es cuán representativas de la realidad de los 453 millones de africanos que constituyen el segmento de edad de los 15 a los 35 años, según la Unión Africana, pueden ser las 4.200 entrevistas con las que se ha elaborado el African Youth Survey 2020, por mucho detalle y cuidado con el que se hayan realizado.

Los países elegidos para el estudio son 14, de los 55 que componen el continente: Etiopía, Gabón, Ghana, Kenia, Malaui, Malí, Nigeria, República del Congo, Ruanda, Senegal, Sudáfrica, Togo, Zambia y Zimbabue. Si las encuestas se hubieran llevado a cabo en países como Eritrea, República Centroafricana, Somalia, Sudán del Sur, en la región norte de Malí o en tantas otras partes donde los conflictos, el cambio climático o la falta de oportunidades, por citar solo algunos elementos, hacen que los jóvenes no vean un futuro claro delante de ellos, ¿se hubieran obtenido resultados muy diferentes?

Las generalizaciones reflejadas en este informe vienen de una entidad africana y están avaladas por expertos del continente o que lo conocen muy bien. Puede que esto constituya una fuerte garantía de su veracidad. Sea como sea, es cierto que no se puede despreciar este estudio. Da una ligera idea de lo que piensan algunos jóvenes de algunos países que están en el continente africano y puede ser un punto de partida para posteriores profundizaciones.

Chema Caballero es  coordinador de la ONG DYES, bloguero y cooperante. (Castuera, Badajoz, 1961). Licenciado en Derecho, por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Derechos humanos y resolución de conflictos, por la Long Island University de Nueva York.

 

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