La proporción del comercio entre países africanos sigue siendo baja, tal y como reflejan las estadísticas oficiales, a pesar de los múltiples acuerdos regionales que han dado como resultado la eliminación de aranceles dentro de los bloques comerciales. Al menos, eso parece.
Se observan numerosos defectos que limitan el comercio: las barreras no arancelarias, la burocracia y las infraestructuras insuficientes.
Las barreras arancelarias se mantienen en pie fuera de las zonas incluidas en los acuerdos. Potenciar la integración comercial entre los países africanos podría producir grandes beneficios económicos. Esta idea motivó la iniciativa más reciente por la integración: el Área Continental Africana de Libre Comercio.
Sin embargo, gran parte del comercio transfronterizo se da de manera informal. O esquiva completamente las aduanas, o pasa por los puestos oficiales, pero sin registro alguno. Es difícil medir el comercio informal. La mayoría de los estudios se han basado en estimaciones a partir de encuestas parciales o ejercicios de contabilidad, y concluyen que una fracción significativa del comercio regional africano es de naturaleza informal: del 30 al 40%.
El comercio informal es generalizado en el caso de los productos agrícolas, al igual que muchos bienes industriales. Algunos comerciantes solo desarrollan su negocio de manera informal; otros son empresas registradas, pero, de igual modo, eluden las normativas y los impuestos.
Esta laguna respecto de la medición del comercio real supone un problema al que debe hacer frente la política comercial. ¿Por qué se ha extendido tanto y cómo deberían actuar los Gobiernos?
Nuestro estudio, de publicación reciente, nos permite solventar dicha laguna al analizar la magnitud, composición y factores que determinan el comercio informal en Benín.
Nuestros hallazgos
En 2011, las estadísticas nacionales de Benín identificaron 171 puntos fronterizos no oficiales para realizar una encuesta acerca del comercio informal, que, como sucede en muchos países africanos, se ha generalizado en Benín. Se desarrolla abiertamente, y las autoridades, por lo general, lo toleran. La encuesta se llevó a cabo en cada puesto fronterizo durante un periodo de diez días, y a todo comerciante que cruzaba la frontera (en cualquier dirección) se le presentaba un pequeño cuestionario sobre los productos y las cantidades con que comerciaba, así como sobre los precios, el origen y el destino de dichos productos.
El índice de respuesta a la encuesta fue alto, lo que significa que, por primera vez, contamos con una muestra representativa que abarca todo el comercio informal en la frontera de un país y que se puede comparar con los datos oficiales de comercio, por ejemplo, los de aduanas.
A partir de estos datos, nuestro estudio confirma que el comercio informal es, en efecto, un componente fundamental del sistema comercial. Por ejemplo, el comercio informal constituye la mayor parte de la venta de productos nacionales entre Benín y Nigeria. Las estadísticas oficiales subestiman el comercio total en un 50% para las importaciones, y casi en un 85% para las exportaciones.
Estas cifras son armónicas en términos generales con las estimaciones previas para los países subsaharianos, lo que confirma que las estadísticas presentan un grave punto ciego.
Asimismo, nuestra investigación indica que el comercio formal y el informal se diferencian según el tipo de producto. El comercio informal no se limita al ganado y a unos pocos bienes agrícolas. La diversidad de productos y de sectores es significativa. Por ejemplo, los productos industriales, como los textiles, los bienes agroalimentarios y los equipos de transporte, recurren de manera generalizada a las vías informales.
Otra característica destacable es el mínimo solapamiento de productos entre los canales formal e informal: la mayor parte de los bienes se intercambian exclusivamente de un modo o de otro. Esto señala que las estadísticas oficiales también infravaloran enormemente la diversidad de productos en el comercio regional.
Así pues, ¿por qué algunos productos se comercian formalmente, mientras que otros recurren exclusivamente a la vía informal?
Motivos del comercio informal
Estimamos que los productos que se enfrentan a altos aranceles tienen más probabilidades de pasar por la vía informal. Las barreras no arancelarias –como las normativas sanitarias y fitosanitarias–, y los obstáculos técnicos al comercio –por ejemplo, los requisitos de etiquetado y las normas de calidad–, también propician el comercio informal.
Cumplir con dicha normativa representaría un gasto para los comerciantes. En consecuencia, estos evitan las regulaciones al saltarse los controles aduaneros.
Esta situación plantea serias dudas acerca de la calidad de los productos. No cabe duda de que, para proteger al consumidor, se necesita controlar la calidad de los bienes y garantizar el cumplimiento de los reglamentos. Los frecuentes casos de intoxicación alimentaria en Nigeria y su relación con el comercio informal ilustran lo serio que es el problema.
El desafío radica en distinguir entre el cumplimiento de la ley y el exceso de normativa. Por ejemplo, nuestra investigación apunta que muchos productos perecederos se comercializan de manera exclusiva en el canal informal: los comerciantes no evitan las vías formales porque quieran traficar con productos que no cumplen los estándares de salud y seguridad, sino que, simplemente, desean vender artículos que, de otra manera, se estropearían si se conservaran durante demasiado tiempo.
Cómo abordar el comercio informal
Las pruebas revelan que en el África subsahariana los costes comerciales son altos debido a unas infraestructuras insuficientes, exceso de normativa y requisitos en las aduanas, el acoso y los sobornos. El comercio informal generalizado es solo un síntoma.
Reducir los aranceles debería ayudar a formalizar parte de dicho comercio, pero resulta difícil predecir en qué medida. Puede que muchos comerciantes consideren más incentivador permanecer en el canal informal, incluso ante la perspectiva de un tratado de Libre Comercio, sobre todo sí resulta costoso o difícil obtener trato preferente.
Algunos autores recomiendan prestar ayudas específicas a los comerciantes informales, por ejemplo, brindándoles acceso a regímenes comerciales simplificados. La justificación es que existen demasiados obstáculos, tanto procedimentales como estructurales, que impiden a dichos vendedores desarrollar su actividad dentro del marco oficial.
Efectivamente, el comercio informal es una parte muy destacada del sistema comercial del continente africano que mejora la seguridad alimentaria y proporciona una fuente de ingresos a gran parte de la población. Reducir los costes comerciales para un porcentaje sustancial de comerciantes y simplificar los procedimientos podrían crear valiosas oportunidades para disminuir la pobreza.
Artículo firmado por Joachim Jarreau, Cristina Mitaritonna y Sami Bensassi. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation África y fue traducido con la colaboración de Casa África. Traducción: Ramsés Cabrera.
Un comentario
El principal problema reside en los controles aduaneros inexistentes o con altas dosis de corrupcion. Froneras porosas y fragiles que permiten un alto grado de comercio ilegal.
Las estadisticas o no existen o las que hay son irreales en muchos casos. Este es uno de los muchos problemas que tiene el sub-continente subsahariano. Habria que establecer programas de supervision de importaciones y exportaciones llevando a cabo inspecciones de pre-embraque en origen y en destino con las obligada certificacion de calidad cantidad y precio de los productos importados y exportados. Ello beneficiaria el control y supervision del comercio el registro del mismo,la aplicacion de los correctos aranceles y asi evitar ademas la sub-facturacion y la sobre-facturacion y daria un mejor servicio de supervision en las aduanas de los paises involucrados.
Son programas que tiene un coste pero a la larga dan una mejor reputacion y beneficios fiscales a los paises que los aplican.
Rafael Gomez-Jordana