Por José Segura. La crisis del coronavirus ha conllevado un cambio que permanecerá cuando todo pase: la apuesta por las nuevas tecnologías para llegar más lejos y a más gente, para acercarnos más y mejor a África.
Desde que comenzara esta crisis del COVID-19, muchos de nuestros correos electrónicos y mensajes de whatsApp o texto terminaban con una frase: un abrazo virtual. Esta frase encierra todo el peso y el sentimiento de la situación que estamos pasando.
La imposibilidad de la proximidad, del encuentro físico, supuso que la transformación digital, en la que muchos ya estábamos inmersos, tomara una velocidad más acelerada aún. Ciudadanos, empresas, entidades, todos hemos forzado nuestra presencia en la red para no quedar rezagados, para acomodarnos a las mejores herramientas que nos permitieran seguir comunicados y comunicando. Digo todos y lo repito: desde abuelos que por primera vez se han lanzado a las videollamadas de Whatsapp para ver a sus nietos a las empresas que han volcado su propia existencia en redes sociales y entre las que se incluye la misma Casa África, una entidad que está programando todas sus actividades online y con la que me he embarcado yo mismo, en la experiencia de las videoconferencias a varias bandas.
El coronavirus nos ha puesto a todos contra la pared en un tiempo récord. Somos conscientes de que todo cambiará, se transformará. Nos resultarán cada vez más familiares términos como computación cuántica, blockchain, activos digitales, Inteligencia Artificial o machine learning, igual que en la década pasada nos fascinaron los bigdata y las impresiones 3D. Se pronostica que pasaremos de la era de los datos y del comercio digital a la industria 4.0, donde perderán fuerza los grandes portales tecnológicos como Facebook, Google o Amazon.
Curiosamente y por causa de la pandemia, la globalización ha devenido un concepto controvertido. Hemos sido conscientes de la importancia de que cada país tenga unas bases sólidas y proteja los recursos necesarios para sobrevivir y parece difícil cultivar la solidaridad. Además, la apertura al mundo, los aeropuertos y los viajes, se han convertido en la vía elegida por la enfermedad para aterrizar entre nosotros.
Sin embargo, también es cierto que, en un contexto tan adverso a la apertura, la globalización digital es un hecho. Ya no existe otra barrera ante ella que no sea la brecha digital, la capacidad de todos los ciudadanos de acceder a la información y de comunicarse, de entrar en esa aldea global virtual. A nivel económico, las empresas tienen que replantearse su propia naturaleza en este nuevo contexto. Donde se cierran puertas, se abren ventanas como la innovación, la internacionalización y la atracción de inversión, que nos hacen otear otros países y otras realidades.
Entre los desafíos, que se pueden convertir en oportunidades, están el trabajo en red, el replanteamiento de servicios, una nueva formación del capital humano o incluso los costes, que pueden ser elevados al principio pero demostrarse rentables con el tiempo. En este sentido y ante este nuevo panorama, hay que destacar que un 26% de los empresarios españoles ya han manifestado su intención de adquirir nueva tecnología, nuevas capacidades de producción o fomentar la innovación.
Entre las amenazas, hay que reseñar la cibercriminalidad o la deshumanización. Las nuevas tendencias en lo que se refiere al comportamiento del ciudadano pasan por decantarse por el pago sin contacto, por la realización de gestiones a distancia, por el menor uso del transporte público a favor del vehículo privado o por el aumento del teletrabajo, que ha venido para quedarse.
Todo evoluciona y lo hace velozmente, así que parece que sólo falta saber si el abrazo virtual del que les hablaba al principio nos abrazará o nos abrasará. Ante dicha tesitura, si se me pregunta por mi opinión, creo que ya he advertido en varias ocasiones que soy optimista.
Nuestra misión en Casa África es contribuir a la creación de un mundo más informado, cooperativo y mejor. En concreto, un mundo en el que africanos y españoles nos sintamos más próximos, nos conozcamos mejor y trabajemos juntos, y para ello, desde luego, el ámbito digital es una oportunidad extraordinaria.
Parte de nuestro trabajo son una serie de jornadas sobre sociedad digital que hemos organizado desde hace doce años y que intentan comprender el futuro que ya es presente. En la última de esas jornadas aprendimos que, al contrario de lo que pueda parecer, la persona está en el centro de la transformación digital. Supimos que la usabilidad y accesibilidad son fundamentales para evitar la brecha digital, porque no se puede dejar a nadie en la cuneta de este nuevo mundo. La transformación digital es una oportunidad, como digo, para acercarnos y trabajar en red con las sociedades civiles africanas y la española, incluyendo, no podría ser de otra manera, a la diáspora africana y a las asociaciones de migrantes en nuestro país.
Los centros de pensamiento, los think tanks, españoles, europeos y africanos, son también actores fundamentales con los que colaborar en esta transformación social, sobre la que debemos reflexionar para avanzar todos juntos hacia algo mejor y amortiguar el impacto disruptivo de esta revolución. Por ello, recalco, la transformación digital no debe nunca separarse del adjetivo ‘social’ y debe impulsarnos a ser más inclusivos e interculturales. Con estas acciones pretendemos alcanzar a los ciudadanos que se interesan por el continente o son africanos o viven en África, pero también queremos extender nuestro “abrazo virtual” a nuevos públicos para que descubran las potencialidades y la riqueza cultural del continente africano.
Nuestro aterrizaje en esta nueva era digital ha sido algo natural. Desde nuestros orígenes, nos hemos apoyado en la tecnología para trascender la barrera geográfica presente cuando se es una institución de ámbito nacional y con vocación africana que se sitúa en Canarias.
Nuestra mediateca online se empeña en ofrecer toda nuestra actividad a quien se interese por ella a través de nuestros canales online y que queden como recursos de información a futuro. Y pretendemos favorecer la conexión y el diálogo entre las sociedades civiles africanas y española en nuestras redes sociales. Nuestro blog se abre a españoles y africanos que quieren contribuir a ese diálogo desde el respeto, la colaboración, el rigor y el conocimiento. Nuestra web nació en cuatro idiomas, igual que nuestros concursos, que son todos virtuales desde sus orígenes. La digital es nuestra segunda naturaleza y deviene primera una vez no es posible estrechar la mano y mirarse a los ojos, como exige la mínima cortesía con el mundo africano.
Vivimos un momento crucial, en el que los Estados deben elegir si seguir amarrados a lógicas antiguas, a la carrera armamentística y el recelo, o decantarse a favor de una innovación digital sostenible para todos, del progreso sanitario y educativo, de la mejora de la participación ciudadana, de la lucha conjunta contra el cambio climático, de la colaboración entre Estados y entidades y del trabajo en una gran comunidad humana que trascienda fronteras y que, basada en la confianza, se dedique a compartir información para mejorar el mundo.
Es evidente que este nuevo modelo permanecerá más allá del coronavirus, que ha venido para quedarse. Lo vemos cuando en nuestras actividades online nos sorprende el éxito de las transmisiones en directo, y nos saludan decenas de personas del continente americano, felices de poder participar en eventos de los que aprender y acercarse a África en nuestro idioma, o cuando vemos africanos que se conectan para mejorar su español mientras escuchan cuestiones que les son familiares.
Desde Casa África ya nos hemos decantado por este mundo y por apostar por estos nuevos abrazos virtuales, que nos consuelen ante la incertidumbre y nos recuerde lo fuertes que somos juntos y lo lejos que podemos llegar en compañía.
José Segura Clavell es director general de Casa África y doctor en Ciencias Químicas. Catedrático de Termodinámica en la Escuela Oficial de Náutica de Tenerife y fue profesor titular de Física Aplicada en la Universidad de La Laguna.
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