La novela es bastante antigua para mí, pero las cuestiones que toca todavía están frescas, puesto que Camerún no ha cambiado políticamente. Era importante para mí, de hecho, decir cosas sin esconderme: usando sucesos históricos reales, figuras históricas verdaderas, lugares que existen realmente…
Vengo de una tradición literaria donde esas cosas mundanas no son comunes. Recuerdo, de hecho, que amigos escritores se sorprendieron porque escribí el nombre del presidente camerunés en una novela (ellos llegarían a esas banalidades más tarde, pero no importa). En cualquier caso, después de múltiples borradores de la novela [y a la hora de escribirla desde el punto de vista de un perro], consideré que sólo un animal podría tener ese nivel de autenticidad, puesto que un perro no tiene incentivos para mentir.
Así empezó todo. Los hechos narrados fueron los que se denominaron en Camerún “años de brasa”: los noventa. El lenguaje es parte de todo, puesto que la gente lo usaba para expresarse: libertad de prensa, etc. Las distorsiones no son mías en parte. Aquellos años fueron años de experimentos masivos con el lenguaje, ya que el uso del lenguaje se hizo público. Los lugares públicos que se utilizaron más para este tipo de demostraciones fueron los bares. Bares y taxis, pero los perros no conducen taxis.
En mi cabeza, quería escribir una novela que contara aquellos años en forma de una sinfonía. Empezando despacio y después cogiendo velocidad en el camino. La forma en que la gente habla, el que sean bastante teatrales, por lo menos en un principio, es una de las consecuencias. No he dejado de ver esos años como una forma de teatro gigante, sí, con actores específicos, “actores de la escena pública”, como se les llama en Camerún, pero ¿de dónde vienen antes de alcanzar tal relevancia política? El Cuervo es uno de ellos. Simplemente tomé algunos modelos de personajes que de hecho aparecieron en la escena pública de Camerún por aquel entonces y los convertí en personajes de mi novela. Pero también tomé personajes que ya estaban hechos en intercambios públicos, como Massa Yo, Mini Minor, etc.
Para abreviar la historia, me divertí escribiendo esa novela y reí y lloré mientras lo hacía. Soy feliz si todavía conmueve a la gente. Sobre todo porque muchos amigos me dijeron en el pasado que era tan específica con los detalles que no llegaría a gente de fuera de Camerún.
Gracias por leer Tiempo de perro y discutirla. De verdad, gracias.
Patrice Nganang es un escritor camerunés y un erudito de la literatura africana. Actualmente es profesor en la Universidad de Shippenburg (Pennsylvania, EEUU).
[box]Tiempo de perro fue elegido para retomar el Club de Lectura. El debate sobre el texto tuvo lugar el pasado jueves, 29 de noviembre, en Casa África. Tiempo de Perro forma parte de la Colección de Literatura de Casa África, editada en colaboración con Ediciones ElCobre-El Aleph. La Mediateca Casa África dispone de varios ejemplares en préstamo y desde Kuwamba puedes leer un fragmento de la obra. Si deseas adquirir el libro, puedes hacerlo online o en la mayoría de librerías y grandes establecimientos. [/box]
[google_plusone href=»https://www.esafrica.es» size=»tall» float=»left»] [twitter style=»vertical» related=»CasaAfrica» float=»left» lang=»es»] [fblike style=»box_count» showfaces=»false» width=»300″ verb=»like» font=»arial» float=»left»]