Ha caído el último gran baobab del cine africano: homenaje a Souleymane Cissé

Ha caído el último gran baobab del cine africano: homenaje a Souleymane Cissé
Imagen de Souleymane Cisse acompañado de su familia durante El New York African Film Festival (mayo 2023). Cortesia de Moussa Sène Absa.
Imagen de Souleymane Cisse acompañado de su familia durante El New York African Film Festival (mayo 2023). Cortesia de Moussa Sène Absa.
Saiba Bayo

Saiba Bayo

Politólogo

El cineasta maliense ha fallecido el pasado 19 de febrero a los 84 años

Souleymane Cissé (1940-2025) habría cumplido 85 años el 21 de abril. Formaba parte de la generación de jóvenes africanos que recibieron formación cinematográfica en la antigua URSS, en el marco del programa de cooperación para capacitar a las élites de los países en un contexto de guerra fría. La influencia soviética se percibe claramente en la obra de Cissé, reconocido como un cineasta engagé hasta el final de sus días. Dedicó su obra a abordar las problemáticas sociales desde un enfoque especial en la juventud, compromiso que atraviesa toda su filmografía.

Su legado es impresionante no solo por la cantidad —dirigió once películas—, sino también por la profundidad de sus mensajes, la innovación estilística y formal de su cine, y la riqueza temática de su obra. Es recordado por cuatro de sus películas: Den Muso (1975), Baara (1978) Finye (1982) y Yeelen (1987), centradas principalmente en las vivencias, desafíos y esperanzas de la juventud africana maliense. En sus últimas declaraciones públicas antes de fallecer, reafirmó este compromiso al exhortar a los gobiernos africanos a escuchar y atender las inquietudes y aspiraciones de las nuevas generaciones, recordando que el futuro del continente depende de su juventud.

Cissé era una figura clave del Festival Panafricano de Cine de Ouagadougou (FESPACO) que, de hecho, se inauguró hace un par de días. El reconocimiento internacional de Cissé se refleja en los galardones que recibió: el premio a la Mejor Película en el FESPACO por Yeelen en 1987; el premio de la crítica internacional en el Festival de Cannes en 1987, también por Yeelen; el premio al mejor guion en el FESPACO en 1992 por su película FinyéEl premio Ousmane Sembène en 2013, por la calidad de su compromiso social y político y el premio Carrosse d’Or en el Festival de Cannes en 2023, por su contribución al cine mundial. A pesar de su reconocimiento a nivel internacional, Souleymane Cissé ha persistido en denunciar la limitada distribución de películas africanas en las salas europeas, fenómeno que atribuye a una voluntad deliberada de evitar la equiparación de la imagen de África con la de Occidente, en un contexto aún marcado por perspectivas heredadas del pasado.

Por otra parte, aunque el reconocimiento de su trabajo merece ser destacado, debemos decir que tiende a eclipsar los sacrificios humanos y materiales que Cissé asumió en un contexto en el que hacer cine en África implicaba lidiar con innumerables obstáculos y limitaciones, agravados por la independencia meramente nominal de muchos países del continente. La censura, la falta de financiación y la carencia de infraestructuras no disuadieron a Cissé, cuya tenacidad fue clave para que el cine africano pudiera emerger y consolidarse en el panorama internacional. Sin la perseverancia de artistas como él, es probable que el cine africano apenas se mencionara hoy en día. Décadas después, poco ha cambiado: las dificultades persisten, pero también lo hace la determinación de cineastas que, al igual que Cissé, siguen creando contra viento y marea.

Yeleen y el milagro del cine africano

En una época en la que hacer cine en África parecía un verdadero milagro, la realización de Yeleen (1987) se erige como un emblema del esfuerzo, la resiliencia y la determinación de los cineastas africanos por contar sus propias historias y representar su cultura en la pantalla. Souleymane Cissé creó Yeleen impulsado por el deseo de conectar el pasado con el presente: “Quería mostrar aspectos desconocidos de nuestra cultura a las nuevas generaciones y, al mismo tiempo, disfrutar creando una historia fantástica.” Aunque profundamente arraigado en la tradición maliense, concretamente en la herencia bambara, el filme trasciende lo estrictamente etnográfico al incorporar elementos de ficción. Este equilibrio entre lo ancestral y lo imaginado permite que Yeleen no solo conserve la memoria cultural, sino que también explore dimensiones simbólicas y universales, lo que la convierte en una obra clave del cine africano.

En una entrevista con Jean-François Senga en 1987, descubrimos como Cissé tuvo que armarse de valor, perseverancia y determinación para realizar ese sueño. El primer golpe de timón se dio en 1984, dos meses después del inicio del rodaje. El equipo se encontraba en el Sahel y una tormenta de arena obligó a interrumpir el rodaje y a repatriar el material y el personal técnico a París. Posteriormente, la muerte del actor Ismaël Sarr, quien interpretaba a uno de los personajes principales, Soma, empeoró aún más la situación.

Ante este contratiempo, Cissé se vio obligado a reescribir el guion y buscar en todo Malí un actor que se asemejara a Sarr. En sus palabras: «Me dediqué a buscar en todo el país a un anciano que pudiera parecerse a él; al cabo de siete meses de búsqueda, finalmente encontré a Soma. Para lograr que se asemejara más al personaje, fue necesario esperar dos meses más a que le crecieran el cabello y la barba, ya que estaba rapado.» Finalmente, en noviembre de 1985 gracias a los gobiernos de Francia, Malí y Burkina Faso, que aceptaron ampliar el presupuesto. Sin embargo, un retraso de dos meses en la entrega del material almacenado en Francia, mientras todo el equipo ya estaba en Mali, generó nuevas tensiones presupuestarias.

Seis semanas después del comenzar el segundo rodaje, el director de fotografía tuvo que ser repatriado a París debido a un forúnculo, lo que obligó a Cissé a suspender nuevamente la producción por dos meses. Ante la falta de fondos, Cissé viajó a París para mostrar a los socios lo que se había logrado rodar, ofrecer sus disculpas y tratar de convencer a nuevos inversores, pero no tuvo éxito. Finalmente se vio obligado a recurrir al gobierno maliense, incluido el jefe de Estado, quien otorgó una garantía soberana para que los bancos malienses le concedieran un préstamo. Gracias a este apoyo, pudo concluir la película a finales de 1986 y presentarla en el Festival de Cannes de 1987, por invitación del Comité de selección.

Cine como herramienta política

Imagen del Homenaje en FESPACO 2025. Cortesía de Marta Lima

El trabajo de Souleymane Cissé ha sido objeto de un análisis exhaustivo en el ámbito de la crítica cinematográfica y las ciencias sociales. En su artículo The Politics of Representation and Audience Reception: Alternative Visions of Africa, Florence Ayisi y Catalin Brylla destacan la dimensión política de su cine, situándolo dentro de un discurso más amplio sobre el cine africano liderado por Sembene Ousmane. Este discurso tenía como objetivo restaurar la dignidad y reafirmar la humanidad de los africanos, profundamente vulneradas por la dominación colonial y las narrativas eurocéntricas sobre África. Ayisi y Brylla subrayan la crítica mordaz de Cissé a las representaciones europeas de los africanos en el cine: “Vinieron a mostrarnos a sus audiencias como si fuéramos animales… La cámara blanca muestra a los africanos como si no pertenecieran a la comunidad humana. Filman a los animales salvajes con más respeto”. Esta denuncia no solo pone de manifiesto el racismo implícito en las imágenes coloniales, sino también la urgencia de construir contranarrativas cinematográficas que permitan a los africanos reapropiarse de su representación y afirmar su propia voz en el ámbito audiovisual global.

La objetivación del africano que denuncia Cissé en estas afirmaciones revive el célebre enfrentamiento de1965 entre Sembene Ousmane y el cineasta francés Jean Rouch. En esa ocasión, Sembene criticó con dureza el enfoque experimental del cinéma vérité de Rouch: «Dices ver. Pero en el cine, no basta con ver, hay que analizar. Me interesa lo que está antes y después de lo que vemos… Fijas la realidad sin mostrar su evolución. Lo que te reprocho a ti y a los africanistas es que nos miráis como si fuéramos insectos.« Recordar la figura de Sembene resulta fundamental por dos razones. En primer lugar, Souleymane Cissé y Sembene Ousmane habían forjado una relación profesional sólida, basada en el respeto mutuo y una visión compartida del papel del cine africano. En segundo lugar, su admiración trascendía el ámbito cinematográfico: ambos compartían una firme ideología anticolonialista y un profundo compromiso con la representación digna de África y su gente. Este vínculo dio lugar en un cine que no solo buscaba narrar historias africanas desde una perspectiva interna, sino también desmontar las visiones coloniales que habían distorsionado esas realidades durante décadas.

Este profundo afecto se refleja en el filme O Sembene que Cissé realizó durante la ceremonia funeraria de Sembene, el hombre que lo inspiró y lo acogió como a un sobrino. Además, el acceso que tuve a la correspondencia entre Sembene y Cissé, conservada en los archivos de Ousmane Sembene en la universidad de Indiana, me permite afirmar que Souleymane veía a Ousmane como un verdadero tío, en el sentido más genuino y afectivo que esta figura representa en las culturas de África Occidental. Esta relación trascendía lo profesional, anclándose en vínculos familiares simbólicos profundamente arraigados en las tradiciones culturales de la región.

Es fundamental destacar que la perspectiva de Souleymane Cissé, tanto militante como artística, pone énfasis en la importancia de establecer la subjetividad y la identificación dentro de la narrativa, buscando transformar la representación de los personajes. En su análisis agudo, Thiaroye or Yeelen? The Two Ways of African Cinemas, Férid Boughedir destaca la emergencia de una multiplicidad de formas en el cine africano a partir del estreno de Yéleen. Para este pionero en la crítica del cine africano desde la «Oppositional Theory» (una aproximación al cine que presenta el cine africano en contraste con el cine europeo por un lado, y el cine militante frente al cine de entretenimiento por el otro), subraya que mientras que el cine africano era reconocido por su fuerte compromiso político y activismo social, Cissé introduce un enfoque cultural y estético que se centra en la identidad cultural africana. Para Boughedir, esta transición refleja una evolución más amplia en el cine africano, donde los cineastas más jóvenes, inspirados por Yéleen, comenzaron a desplazar su atención de las narrativas políticas hacia temas culturales, marcando un cambio generacional en la forma de narrar y representar el continente.

 En el panteón del cine africano: El legado de un gigante

La influencia de Souleymane Cissé se percibe en la nueva generación de cineastas africanos como el senegalés Moussa Sene Absa, con quien mantuve una extensa conversación tras la triste noticia del fallecimiento de quién él define como un baobab. Mousa me repitió casi textualmente el mismo discurso sobre Cissé que me compartió cuando lo entrevisté en Barcelona en mayo de 2023. “Tengo recuerdos maravillosos de Souleymane Cissé, para mí era como un hermano mayor. Sus películas me inspiraron enormemente y tenía una visión noble de su sociedad. Amaba a las personas que filmaba. A través de una mirada desde dentro de su cultura, planteaba unos interrogantes fundamentales. Eso ha sido una gran inspiración para mí. Pasé una semana en Nueva York, en el New York African Film Festival, con Souleymane, y tuvimos mucho más tiempo para hablar. Me bombardeó con ideas y recursos para hacer un cine diferente en África. A pesar de ver sus películas, fue allí cuando descubrí a alguien a quien realmente no conocía, y que tenía una sensibilidad extraordinaria.” En nuestra entrevista de hace algo menos de dos años, Moussa me había dicho que toda la narrativa de Cissé está anclada en su tierra. “Es un hombre fundamental. Y cuando digo fundamental, me refiero a que sus raíces están profundamente enraizadas allí. Él está presente. Es como un baobab. No puedes empujarlo para que caiga. Es inmenso.”

La crítica es unánime al señalar que Souleymane Cissé fue un cineasta original, cuya obra era tan rica en contenido que podía ser comprendida por muchas personas, incluso aquellas que no pertenecen necesariamente al mismo universo cultural y civilizacional que el africano. En una conversación telefónica con Maguey Kassé, miembro fundador de la asociación de críticos de cine africano y profesor emérito en la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, destacó que las películas de Cissé, reconocidas internacionalmente, son obras maestras de carácter universal, pues abordan cuestiones que conciernen a toda la humanidad. Al mismo tiempo, ofrecen una visión profunda de las dinámicas sociopolíticas en juego. «Incluso sus obras, que nos sumergen en un universo místico maliense o bambara, pueden ser comprendidas parcialmente por cualquier persona que no pertenezca a ese universo», afirmó el profesor Kassé.

Es altamente simbólico que a solo dos días de la vigésima novena edición del FESPACO, Souleymane Cissé iniciara su descanso eterno en el panteón del cine junto a figuras como Sembene Ousmane, Paulin Soumanou Viyera, Med Hondo, Lionel Ngakane. Ironía del destino o acaso pura casualidad, Souleymane emprende su tránsito hacia las luces de la eternidad a los 84 años, la misma edad que su mentor (y tío) Sembene. Deja encendidas otras luces, las cuales intentó capturar con su cámara en su obra maestra Yeleen. Cissé, Sembene y los padres del cine africano se han reunido al otro lado, unidos con sus ancestros, reforzando la fuerza vital que nutre a las generaciones futuras.

 Cissé logró fundir su arte y su existencia en su vida diaria, dando color a su cotidianidad y fusionando la magia de su cine con la realidad de su entorno. Así, resulta imposible rendir un homenaje que haga justicia a la magnitud de la vida de este gigante. Porque Souleymane Cissé supo habitar el mundo en toda su esencia, asumiendo el peso de la sociedad y el legado de las tradiciones ancestrales africanas, dejándose influir tanto por las corrientes religiosas islámicas como por las enseñanzas revolucionarias que marcaron su evolución como ser humano. Esto queda reflejado en el documental dirigido por su hija Fatou Cissé, Homenaje de una hija a su padre (2022). Una obra íntima y profunda que explora la dimensión humana, la resiliencia y el arraigo cultural de un hombre que ha marcado la historia del cine africano, manteniéndose siempre fiel a sus raíces malienses.

Souleymane y sus nietos, junto a Moussa Sène Absa durante El New York African Film Festival (Mayo 2023). Cortesia de Moussa Sène Absa.

A través de archivos raros, entrevistas conmovedoras y relatos personales, Fatou Cissé revela el recorrido de un padre cuyo compromiso artístico y político desafió en múltiples ocasiones las normas establecidas. El documental destaca como que Souleymane Cissé tuvo que enfrentarse a la censura, las presiones políticas y los desafíos económicos, sin jamás renunciar a su empeño por un cine libre y comprometido. Su resiliencia no solo se muestra en su capacidad para superar estos obstáculos, sino también en su firme voluntad de narrar las historias de su pueblo con autenticidad y profundidad. El componente humano de la película se refleja en la mirada filial de Fatou, quien teje un retrato tierno y sincero de su padre, despojando a la figura icónica para revelar al hombre, al padre y al militante. El documental también explora cómo Souleymane Cissé supo nutrirse de las tradiciones orales y los relatos culturales malienses para enriquecer sus obras cinematográficas, creando así un puente entre la herencia ancestral y el cine moderno. Al celebrar la vida y obra de su padre, Fatou Cissé rinde homenaje no solo al último Baobab del cine africano, sino también al espíritu de resiliencia y al profundo arraigo cultural que caracterizan su trayectoria. Homenaje de una hija a su padre se convierte, por tanto, en una reflexión sobre la transmisión intergeneracional, la memoria y el poder del relato en la construcción de una identidad cultural y artística sólida.

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