Son las diez en punto. Se escuchan voces. Han llegado a la Casa los alumnos de IES Vecindario, una más de las visitas guiadas a escolares y grupos a la exposición Géntu NDaw (Sueños de infancia), del fotógrafo Ángel Luis Aldai, y que estará en Casa África hasta el próximo 30 de abril.
Desde su llegada hasta que se acomodan en el auditorio, los estudiantes hablan entre sí, ajenos al cambio de concepción que les va a provocar esta cita.
Comienza la visita y aún se oyen voces. Se proyecta el vídeo sobre la Casa, tres minutos. El evento continúa y se exponen datos desconocidos para muchos de los alumnos sobre el continente africano. Disminuyen las voces. Parecen interesados en conocer una realidad distinta a la que los medios de comunicación ofrecen.
A medida que avanza el vídeo, los estudiantes están más atentos, incluso alguno llega a manifestar sus conocimientos: «África es un país». No, no es un país. Este es el primer mito que se derriba en la sala: África es un continente compuesto por 54 países caracterizados por ricas y diversas culturas y lenguas. Solo en un país como Camerún se hablan alrededor de 280 lenguas diferentes. Dos compañeros se miran, lo desconocían.
«¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando escuchan África?». Esta pregunta destapa el pensamiento mayoritario del auditorio: Pateras, pobreza y hambre son las respuestas de quienes participan en la conversación. Esta es la imagen que evoca el continente vecino para la clase, una idea que ellos mismos concluyen que ha sido reproducida por los medios de comunicación. Segundo mito que cae. Aprenden que África también cuenta con aspectos positivos: siete de los diez países del mundo con mayor crecimiento son africanos.
Se reproduce otro vídeo. En función de la edad de los escolares, el Área de Cultura y Educación de Casa África elige un corto o un documental diferente. En este caso, se trata la migración de los africanos de los pueblos hacia las ciudades por causas medioambientales.
A lo largo de la proyección se distinguen susurros. Llama la atención una estudiante que comenta una secuencia del documental: «¿Arroz?».
Antes de entrar a la primera sala de exposición, la clase comenta sus opiniones con la guía, Raquel. «Yo creía que eran pobres, pero muchos de ellos trabajan y se alimentan todos los días», declaraba sorprendida una alumna. Tercer mito.
Entran. Unos hablan, otros leen, algunos sacan fotos y el resto, simplemente observa las imágenes. Todos se dirigen hacia la fotografía que más llama su atención, la comentan. Es una imagen llena de alegría en la que unos niños africanos uniformados sonríen en el patio del colegio.
Prosiguen su andadura por la habitación y se detienen con otras representaciones. Capta su atención una niña de pelo blanco y tez clara inmortalizada junto a sus amigos, se trata de una niña negra que es albina. «¿Alguien conoce el trato que reciben los albinos en algunas zonas de África?», pregunta Raquel. Se resisten a contestar pero, finalmente, un chico levanta la mano y afirma que en algunos sitios los maltratan. Solo un joven conoce esta realidad.
Observan más fotografías. Se detienen en el retrato de una preciosa niña negra en clase que está sentada en su pupitre. Sin embargo, los estudiantes se fijan en otra cosa. «Hay una niña blanca», murmuran algunos. Raquel explica que en África también hay personas de raza blanca. De hecho, en Sudáfrica, una parte considerable de la población es blanca. «¿Y los marginan?». Cuarto mito desmontado. La visita del IES Vecindario a la Casa está siendo productiva.
Una vez terminan las reflexiones, se dirigen a la segunda sala de exposición y final de su aventura.
Entran, y leen los poemas de Tanella Boni impresos en la pared, escritos expresamente para cada una de las fotos seleccionadas por ella misma con Ángel Luis Aldai. Analizan la foto de un niño con una tabla de piedra inscrita en árabe y los más atrevidos revelan sus interpretaciones. «Creo que el fotógrafo quiso expresar que el niño está escribiendo su futuro».
Final de la visita. Los alumnos del IES Vecindario esperan en el emblemático baobab, el árbol africano que preside el patio, para inmortalizar su paso por la Casa.
«Yo creía que África era muy pobre, que vivía de lo que los países ricos y de lo que nosotros y las ONG les dábamos», declara una alumna. «Pensaba que era todo como decían en la tele, en el telediario, que solo había guerras y hambre», añade su compañero. Las respuestas son similares: la pobreza más absoluta y las guerras retratan el perfil más desafortunado del continente.
«Ahora ya sé que no todo es así, la gente trabaja, tiene coches, todo como aquí», señala un estudiante. «No todo es como lo que muestran los medios de comunicación, hay cosas malas pero también cosas buenas», sentencia otra chica.
Jóvenes como ellos, con ideas preconcebidas sobre África, los encontramos en Canarias y otras zonas de España. Jóvenes que se acomodan ante una realidad uniforme sobre el continente negro y que desconocen las numerosas oportunidades y valores que este ofrece a través de su riqueza cultural y económica.
A través de estas visitas guiadas, en las que se pretende acercar el contexto africano a los estudiantes, se avanza, paso a paso, en lograr derribar los estereotipos de África y ofrecer una visión más realista y sincera sobre nuestros vecinos.
Como pueden ver, queda aún mucho por hacer.
Un método específico que motiva la reflexión de los más jóvenes
Raquel Ponce es la guía de la visita. Está licenciada en Historia en la especialidad de Historia del Arte y, además, es artista. Tiene una amplia experiencia con proyectos expositivos que ha exhibido en el Gabinete Literario, Bienal de Arte de Dakar y el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, entre otros muchos.
La profesional utiliza el pensamiento visual como estrategia de aprendizaje en cada visita que realiza. Se trata de un método educativo que, aplicado a los niños, les ayuda a analizar individualmente lo que están viendo. De esta forma, los jóvenes construyen sus propias reflexiones sobre la obra artística que observan, a la vez que se acostumbran a analizar dichas piezas.
Además, Raquel enfatiza sobre la importancia de que los niños acudan a este tipo de eventos: «Es fundamental que asistan para que se acostumbren a analizar el arte además de romper con los estereotipos sobre África». Reivindica la relevancia que tienen estas visitas culturales en cada niño, ya que les acerca al mundo del arte y a un contexto más honesto sobre África.
Artículo redactado por Paula Socorro, alumna en prácticas de la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Laguna en el Área de Medios de Comunicación de Casa África.
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Un comentario
Hola,
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Victor