Esta noche, como cada noche, se exhibirá el talento creativo de África a lo largo del continente. En Ciudad del Cabo, las voces de las estrellas sudafricanas de ópera Ansidwa Kedama y Pauline Malefane cautivarán a la audiencia representando U-Carmen eKhayelitsha, una adaptación de la famosa ópera de Bizet llevada a cabo en xhosa. En Agadir, el guitarrista y compositor aclamado internacionalmente Bombino, apodado el nuevo Jimi Hendrix, hipnotizará a la audiencia con su música y letras que hablan a favor de un cambio. En Accra, más de 30.000 personas bailarán durante toda la noche en un concierto del famoso dúo nigeriano de hip-hop P-Square. En Luanda tendrá lugar un entusiasmo similar ya que Big Nelo y C4 Pedro suben al escenario. En Dar as Salam, la diseñadora de moda de 28 años Anisa Mpungwe mostrará sus creaciones y probablemente también lo haga próximamente en Nueva York. En Kinshasa, el público podrá reunirse para apreciar los cuadros y esculturas creados por el galardonado artista Rhode Bath-Schéba Makoumbou. Familias de todo el continente, al igual que los africanos en la diáspora, estarán pegados a sus televisores viendo películas de Nollywood o Egipto.
Las personalidades africanas están rompiendo los límites estereotípicos y geográficos para dejar su marca. Desde Lupita Nyong’o, keniata ganadora de un Óscar, a la congoleña Rachel Mwanza de 17 años, que siendo niña vivió en la calle y es hoy la primera africana en recibir el Premio a la Mejor Actriz del Festival de Cine de Berlín, pasando por la cantante sudafricana Lira que ha ganado el Multi-Platinum Award, o toda una variedad de jóvenes africanos que triunfan en la literatura como Ondjaki, Chimamanda Ngozi Adichie o NoViolet Bulawayo. Los artistas contemporáneos africanos también están causando revuelo. Tan solo el año pasado, la Tate Modern Gallery de Londres expuso los trabajos del beninés Meschac Gaba y del sudanés Ibrahim el-Salahi y, por primera vez, el León de Oro en la Bienal de Venecia al mejor pabellón nacional fue para un país africano: Angola.
Estos ejemplos solo rayan la superficie de la inmensidad y variedad del talento creativo que África tiene para ofrecer. El sector informal africano se compone de decenas de miles de individuos y comunidades que viven diariamente de la creatividad. La contribución de este sector permanece desconocida por la falta de datos fiables, pero es significativo.
Todo este talento es un ingrediente fundamental de la economía creativa, un término que incluye las artes visuales, artesanías, festivales culturales, pintura, escultura, fotografía, publicaciones, música, danza, cine, radio, moda, videojuegos y hasta arquitectura. No es solo el hecho de producir entretenimiento, sino que también comprende la autoexpresión, innovación y educación para mejorar vidas y construir una cohesión social. Es un asunto serio, uno de los sectores que más rápido está creciendo de manera global. En 2012, solamente las industrias de medios y entretenimiento inyectaron unos 2,2 billones de dólares en la economía global, mientras que el comercio mundial de bienes y servicios creativos generó 624 mil millones de dólares en ingresos. En el Reino Unido, Suecia, los Países Bajos y Australia, las industrias creativas representan entre el 5 y el 8% del total de ingresos y empleo, o desde el 2 al 4% del PIB en países como Argentina, China, Colombia, Malasia, Polonia, Rumanía, Singapur y Sudáfrica. La reciente actualización de las cuentas de Nigeria muestran que los sectores de las películas, las grabaciones y las producciones musicales conforman el 1,42% de su PIB.
Recogiendo los beneficios
Mientras que es evidente que no escasea el talento en el continente, África ha sido relativamente pobre a la hora de beneficiarse de ello. En 2010, la contribución africana a la exportación mundial de bienes culturales fue declarada como marginal, suponiendo menos del 1%. Mucho ha acontecido desde entonces, pero la cifra habla de la necesidad de transformar esas oportunidades. La presencia de África en los mercados globales de bienes y servicios creativos se ha estancado tanto por su limitada capacidad de suministro, la falta de conocimiento acerca de la propiedad intelectual, las políticas y regulaciones obsoletas, como por la inversión insuficiente en la industria, particularmente en infraestructuras. Por ejemplo, en EE. UU. existen 40.000 cines; India tiene 20.000, y China ,13.000. Pero en toda África hay menos de 1.000, lo que supone un cine por cada millón de personas. Tremendas diferencias significan un potencial sin explotar para su desarrollo. La creatividad es el nuevo negocio y es hora de que África coseche sus beneficios.
[quote]¿Qué favorece a África? Ya es reconocida por su música, cine, artes escénicas y artesanía, y existe demanda de su talento creativo. Es necesario entender cómo funcionan esas cadenas de valor, cómo se comercializa el arte y cómo se aplican los incentivos. [/quote]
Se pueden aprender lecciones de las economías creativas que lideran el mundo, como la de EE. UU., donde se estima que el sector creativo supone al menos el 6% del PIB: el resultado de una estrategia agresiva y deliberada. Éste es el momento de África por varias razones.
Con unas cifras de entre 7 y 10 millones de jóvenes que buscan trabajo cada día, todas las oportunidades deberían aprovecharse. La economía creativa de África puede desencadenar una cadena de valor entre artistas, empresarios, distribuidores y servicios auxiliares de múltiples sectores para producir empleos modernos. Cabo Verde, de la que se dice que tiene el mayor número de músicos por kilómetro cuadrado, es un buen ejemplo de cómo un país puede hacer uso de semejantes recursos para situar la economía creativa como piedra angular de su estrategia de desarrollo. Con unos pocos recursos exportables, Cabo Verde está permitiendo que sus riquezas culturales sean una contribución significativa para su economía. El esfuerzo ha hecho más fácil que los artistas y productores de bienes creativos puedan producir tanto localmente como para la exportación. Por ejemplo, en 2012 comenzó un servicio de microcrédito conocido como Culture Bank para facilitar el acceso a capital inicial para pequeños empresarios y artistas en las islas. Para promover aún más el impulso creativo se crearon redes de artesanía, arte, museos, lugares y festivales de manera que la cultura y las artes estimulen la economía. La reciente Atlantic Music Expo que tuvo lugar a principios de este año en la capital, Praia, fue también un paso significante que reunió una gran variedad de profesionales de la industria de todo el mundo, conectando así a músicos locales, empresarios y distribuidores para impulsar la cadena de valor.
Hay una nueva clase creciente de consumidores asociados con la rápida urbanización y aumento de ingresos que han ocasionado un incremento del consumo doméstico y una demanda de productos y servicios estrechamente vinculados a su estilo de vida. Esto significa impulsar el gasto público y la inversión privada en la cultura. Lagos tiene un mercado de consumo más grande que Bombay y el gasto en los hogares del continente excede a lo que se produce en India y Rusia.
La tecnología y la revolución digital han abierto puertas para que el continente sea un pionero de la innovación frugal. Por ejemplo, la cinematografía digital dio lugar a Nollywood, haciéndolo crecer hasta convertirse en la tercera industria cinematográfica más grande en el mundo por su valor, después de Hollywood y Bollywood. Genera entre 500 y 800 millones de dólares anualmente y es uno de los mayores creadores nigerianos de empleo por sector, aventajado únicamente por la agricultura. Como promedio, más de 2.000 largometrajes se llevan a cabo cada año. Una película vende una media de 50.000 copias por unos 2 dólares cada DVD, ofreciendo a los africanos una opción de entretenimiento asequible. El modelo de producción rápida y de consumo doméstico de Nollywood está siendo exportado a todo el continente, a países como Camerún, Ghana, Kenia y Mali, que han adoptado este modelo en lugar de las películas tradicionales americanas o europeas.
En este momento la industria creativa de África necesita transformarse en «digital». Un estudio sugiere que el mayor crecimiento en la industria digital se da en las industrias centradas en la tecnología como la programación de software y los videojuegos, y el menor, en música y cine. Mientras que la animación y el desarrollo de juegos están ganando terreno en algunos países africanos, hay ámbitos y oportunidades suficientes para llevarlos más lejos.
Existe un reconocimiento político apremiante gracias al cual las industrias creativas pueden impulsar su crecimiento y numerosas cumbres internacionales y publicaciones lo confirman. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo ha estado publicando Creative Economy Reports y dos tercios de los países africanos han firmado la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. Esta convención hace un llamamiento a una mayor inversión en las industrias creativas y culturales y para lograr que los productos creativos del sur tengan un acceso preferente en los mercados del norte. En el ámbito continental, hay numerosa normativa que apoya el desarrollo y crecimiento de las industrias creativas: el Plan de Acción en Industrias Culturales de 2008 en Nairobi, la Declaración y Carta por el Renacimiento Cultural Africano de 2010 en Abuya, y el más reciente es la Declaración en Praia que se centra en el potencial de los jóvenes africanos en la economía creativa.
El futuro
En el futuro, los gobiernos tendrán un papel clave en el diseño, la implantación y la supervisión de políticas institucionales y reguladoras consistentes que comercialicen y apoyen las potencias creativas. La habilitación de una infraestructura reguladora acompañada de protecciones legales es esencial. La piratería, por ejemplo, continúa siendo un gran obstáculo debido a copias y débiles derechos de la propiedad intelectual, al igual que a una capacidad policial mediocre. Sudáfrica estima que pierde un 44% de ingresos de DVD y un 15% de lo que se encuentra en la red. Es indispensable para el crecimiento de la economía creativa que se trabaje con un sistema de derechos de la propiedad intelectual que funcione. Esto no solo regulará la propiedad, dando a los artistas o autores control sobre el uso de su trabajo, sino que también facilitará el comercio y estimulará inversiones serias en el sector.
Una colaboración reforzada con el sector privado y la sociedad civil ayudarían mucho a asegurar inversiones en todos los elementos de la cadena de valor, desde la construcción de capital humano hasta el refuerzo de las capacidades de abastecimiento doméstico. En el pasado, África ha perdido muchos artistas que intentaban ganarse la vida y eran forzados a aceptar que su trabajo fuera legal o ilegalmente robado. Esta es una de las razones por la cual muchos artistas se han ido a vivir en el extranjero. África no puede permitirse por más tiempo una fuga continua de talentos. En su lugar, se debería hacer hincapié en fortalecer y producir una educación y formación especializadas que incluyan: habilidades y servicios empresariales, apoyo al desarrollo artístico, modernización de la producción, refuerzo de las redes de distribución y promoción del consumo y el branding.
Dado que la mayoría de empresas de las industrias creativas son pequeñas, es fundamental asociarse y facilitar el acceso a las finanzas en forma de créditos, subvenciones y préstamos. La Kwani Trust, una red literaria situada en Kenia, ha logrado publicar y distribuir escritos africanos contemporáneos, ofrecer oportunidades de formación, organizar eventos literarios y mantener redes literarias globales. Bozza, una plataforma móvil y digital panafricana para músicos, poetas, fotógrafos y directores de cine africanos que promueve y vende sus productos digitales. Arterial Network, una red de profesionales creativos y emprendedores especializada en talentos desconocidos que los ayuda a lograr ingresos e influencia global. El exitoso Fondo de Desarrollo para África Occidental de Ecobank es el primero de la industria banquera.
No hay duda de que la creatividad es el nuevo negocio. En muchas áreas, como la de la industrialización, África puede que sea un rezagado. En creatividad, no lo es. Sin embargo, necesita hacer lo necesario para beneficiarse de ello.
Carlos Lopes es secretario ejecutivo de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas.
[box]Puedes consultar aquí la versión original en inglés publicada en el blog de Carlos Lopes.[/box]